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Informe Especial: amor, traición y poder, la crisis de la casa real jordana
La rivalidad de dos de los hijos del Rey Hussein divide a la casa real jordana. Los príncipes, que se consideran ambos herederos legítimos del trono, protagonizan una historia de traición y poder, mientras la Reina Noor pide justicia. La que comenzó como una historia de amor entre una joven estadounidense y un rey viudo, hoy no parece tener un final feliz.
Cuando Elizabeth Najeeb Halaby conoció al rey Hussein de Jordania, su vida ya era como de realeza, pero al estilo estadounidense.
La mujer, que hoy el mundo reconoce como la Reina Noor al-Hussein, nació en Washington en 1951 y se puede decir que hizo todos sus sueños en realidad, menos uno: ver a su hijo mayor convertido en rey. Esta semana, la reina fue noticia al ser detenido su primogénito Hamza Bin Hussein por presuntamente tratar de derrocar el gobierno de su medio hermano, el rey Abdalá.
La reina salió en defensa de su hijo, pidió justicia para las que llamó “víctimas inocentes de esta calumnia malvada” y de paso dejó en evidencia la ruptura al interior de una de las casas reales más discretas y sólidas del mundo.
La reina Noor nació en el seno de una familia poderosa y adinerada. Su padre, Najeeb Elias Halaby Jr., fue director de la Aerolínea Pan American y tuvo vínculos con Colombia, ya que su tío Camile Halaby se estableció en Medellín hace muchos años, donde trabajó en la industria minera. Se casó y hoy tiene más de veinte descendientes. A Lisa, como llamaban de soltera a la reina, la educaron en los mejores colegios en Washington, Nueva York y Boston antes de iniciar sus estudios superiores en la Universidad Princeton, en Nueva Jersey.
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La joven se graduó de la primera promoción de arquitectura y urbanismo que incluyó mujeres, y rápidamente comenzó a ejercer su carrera. Halaby trabajó en varios proyectos alrededor del mundo hasta que llegó de la mano de su padre a Jordania. A su papá lo había contratado el rey para construir la aerolínea que llevaría el nombre de su tercera esposa, quien acababa de morir. Lisa fue contratada para asesorar a su padre en asuntos de diseño y fue así como conoció al rey.
Según contó en alguna entrevista, las primeras semanas de cortejo la llevaba a pasear en moto, pues era la única manera de estar solos. El 5 de junio de 1978 la estadounidense se casó con el rey, se cambió el nombre a Noor al-Hussein que significa “Luz de Hussein” y se convirtió al islam. La soberana fue la cuarta y última esposa del rey Hussein y tras más de veinte años de matrimonio, que terminaron al fallecer él víctima de cáncer linfático en 1999, hay quienes creen que fue a la mujer que más amo.
De la unión de la Reina Noor y el rey Hussein nacieron cuatro hijos. El mayor de ellos Hamza, quien nació en 1980, fue descrito por su padre como “la luz de sus ojos” y tanto él como la Reina querían que fuera Rey. El deseo de la estadounidense lo han compartido otras de sus compatriotas, que soñaron con ser parte de la realeza en naciones donde existe la monarquía.
Noor seguía así los pasos de otras como Wallis Simpson que se casó con el rey británico Eduardo VIII, quien dejó por ella la corona al no permitírsele estar casado con una mujer divorciada. La actriz Rita Hayworth estuvo brevemente casada con el príncipe Ali Khan de Pakistán y tuvo con él una hija que hoy es princesa. Otra Actriz, Grace Kelly, se casó con Rainero III y fue princesa de Mónaco. Kelly logró lo que no pudo Noor, su hijo mayor Alberto II es el soberano de Mónaco. Y por supuesto está Meghan Markle, esposa del príncipe Harry, duque de Sussex, con quien tiene un hijo y esperan una niña.
Pero el sueño de la Reina Noor de ver a su hijo convertido en rey se vio truncado por otro de los doce hijos del monarca. Abdalá II bin Al Hussein es el hijo hombre mayor del Rey Hussein con su segunda esposa, la británica Muna Al-Huséin. Poco antes de morir el monarca, tuvo la intención de dejar como su sucesor a Hamza, pero en sus últimas horas cambió de opinión y nombró a Abdalá por ser el hijo de Noor muy joven, con tan solo 19 años.
Sin embargo, la instrucción y el deseo final del patriarca eran que Hamza fuera el príncipe heredero y algún día rey. El joven compartía un parecido físico y carisma con su padre, fue educado en Reino Unido y Estados Unidos como él, y es militar y paracaidista.
Cinco años después de la muerte de su papá, Abdalá traicionó su deseo. En 2004 nombró a su hijo Hussein como sucesor, le quitó el título a Hamza con la excusa de que eso lo liberaría para mejor servir al reino y le rompió el corazón a la reina Noor.
Desde entonces es evidente la rivalidad entre los hermanos. Durante la primavera árabe, en 2011, fue aún mayor su distanciamiento cuando en las calles los inconformes con el rey pedían que fuera reemplazado por su hermano Hamza. Esta semana, de nuevo el expríncipe heredero fue noticia al ser detenido junto con más de una decena de opositores por presunta sedición.
Al príncipe se le señaló de reunirse con líderes tribales y quejarse por la corrupción en su nación, en especial tras la crisis sanitaria que ha dejado la pandemia, con 650.000 contagios y una crítica situación económica con casi un 15 % de desempleo. El gobierno encerró a Hamza en su palacio y le pidieron guardar silencio.
“La gente empezó a hablar demasiado. Por lo tanto, pido a Su Alteza (Hamza) que se comprometa, a partir de hoy, a no participar en eventos, a no tuitear más y a limitar sus visitas a la familia hachemita”, según un oficial superior.
Por medio de un video publicado en las redes sociales, el príncipe se defendió: “La mala administración en este país nos destruirá a todos y destruirá la herencia de mis padres y abuelos. Yo no soy responsable de ello y usted sabe quién es responsable”.
En un acto de supuesta reconciliación, el rey Abdalá le pidió a su tío que hablara con el príncipe rebelde y logró que firmara un documento jurando lealtad y obediencia al rey. Hamza lo firmó a regañadientes, pues nadie cree que el jordano de 41 años se silencie para siempre.
Su hermano mayor quiso a finales de semana dar por terminado el asunto al comunicarle a su país que “la sedición que supuestamente habría liderado su hermanastro el príncipe Hamza ha concluido y que este se encuentra bajo su protección en el palacio real”.
Con Hamza aislado y silenciado, es imposible saber si la declaración de su medio hermano, su gran rival, es cierta o si es solo cuestión de tiempo hasta que se vuelva hacer oír.