El café que Putin y Trump podrían tomarse en la Casa Blanca

La llamada telefónica que Donald Trump le hizo a Vladimir Putin por su reelección terminó siendo uno de los sucesos más determinantes dela relación entre ambos líderes mundiales. El presidente de Estados Unidos no se limitó a hacer una felicitación procotolaria, sino que -en medio de la enorme controversia por la participación del Kremlin en las elecciones de su país- lo invitó a Washington.

La conversación telefónica tuvo lugar el 20 de marzo, apenas dos días después de la reelección del presidente ruso. Con ese gesto, Trump reafirmó la admiración que alguna vez dijo tener por Putin de quien se había referido en la campaña presidencial como “un líder que al menos está dirigiendo su país, a diferencia del que tenemos”, en clara referencia a Barack Obama.

Mientras el líder del mundo libre recibía con entusiasmo su reelección, buena parte de la opinión internacional registraba con desconfianza ese triunfo electoral anunciado. Putin se hizo así al poder en Rusia hasta 2024 y para muchos, como la BBC de Londres, de consolidaba como "el nuevo zar de Rusia"."Es un hombre que ha explotado la vulnerabilidad de dirigentes occidentales y que ha inventado nuevos tipos de guerra", comentó William Hague, exministro de Relaciones Exteriores de Reino Unido, para un documental de esa cadena. 

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La posible visita de Putin se convirtió rapidamente en la noticia de la semana. Yuri Ushakov, asesor de Putin, aseguró a la prensa que cuando ambos presidentes hablaron “Trump propuso reunirse por vez primera en la Casa Blanca". Aunque la invitación se hizo antes de la crisis diplomática de la última semana, no se descarta que se concrete.

Además, la declaración terminó siendo un arma para el Kremlin, donde sabían que al hacer pública esa invitación, iban a poner en duda el criterio de un presidente que ve en Putin un modelo a seguir, mientras que sus asesores y el clima político lo tratan de llevar en contra de ese sentir.  

El caso del ataque químico al exespía Serguei Skripal le mostró al mundo que los viejos protagonistas de la Guerra Fría atravesaban ahora nuevas tensiones que parecían marcar diferencia entre las posturas de Trump y su homólogo ruso.

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Con la revelación del contenido de la llamada queda claro que aunque las diferencias se mantienen, estas radican en la postura diplomática que representan la Casa Blanca y el Kremlin, mientras que las de Trump y Putin permanecen tal cual como cuando el actual presidente estadounidense visitaba Moscú en medio de invitaciones a reinados de belleza.

Varios analistas sostienen que la relación entre ambos es cordial porque el Kremlin cuenta con varios ases bajo la manga. Uno de ellos serían los supuestos videos de Trump con prostitutas en un hotel. Aunque no existen pruebas de esas conjeturas, Trump pudo haber tenido estancias ‘non sanctas’ en Moscú, de las cuales Putin o el Kremlin pueden echar mano en cualquier momento si la intención es enlodar al presidente estadounidense.

Después de confirmar el contenido de la llamada, el Kremlin apuntó a que confía en que Washington no retire la propuesta planteada en la conversación, “reconsidere su postura e inicie un diálogo constructivo", de acuerdo con Ushakov.

Resultó curioso el hecho de que durante la llamada, Trump no planteó la influencia rusa en las elecciones estadounidenses ni la sospecha de que Rusia estuviera involucrada en el envenenamiento de Skripal y su hija en Reino Unido. Teniendo en cuenta que tan solo tres días después, los aliados de la Unión Europea estaban cocinando la ofensiva diplomática que llamaría la atención del mundo.

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Sobre la llamada, la Casa Blanca señaló que los presidentes acordaron un “encuentro bilateral en un futuro no demasiado lejano" en el que discutieron sobre algunos lugares, sin precisar uno en específico.

Trump no se guarda nada a la hora de elogiar a Putin. Sin embargo, la Casa Blanca y el círculo más cercano del presidente estadounidense, se han cansado de pedirle que se guarde ese tipo de comentarios y sea más cauto a la hora de hablar o referirse a él.

Esas contradicciones han dado pie a que ahora se recuerden con facilidad las palabras de John Brennan, director de la CIA durante la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos. Cuando en ese momento Putin calificó a Trump como un hombre valiente y talentoso, Brennan, dijo que “por alguna razón Trump es temeroso de lo que Putin podría hacer. Los términos en los que él le hace cara a cara a los rusos indican ingenuidad, ignorancia o miedo".