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Ante estruendosa derrota en La Haya, presidente Daniel Ortega guarda silencio, tras acusar a Colombia de expansionista y narcoestado
El litigio con Colombia ha sido el caballito de batalla del mandatario nicaragüense, acusado de ejercer una brutal dictadura en el país centroamericano y hoy con altos índices de desaprobación por parte de sus compatriotas.
Mientras que la prensa y la oposición de su país no tardaron en reaccionar al fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que este jueves 13 de julio le negó al país centroamericano su demanda contra Colombia, llama la atención el silencio hermético del presidente Ortega.
Se trata de una actitud que contrasta con el aguerrido tono con que ha tratado al país, durante los 26 años que el exrrevolucionario ha ejercido el poder en Nicaragua en dos periodos.
Colombia ha sido una especie de plataforma para proyectar a su país y distraer de paso el creciente descontento con sus políticas represivas y el atraso que hace de Nicaragua una de las últimas naciones de la región en varios aspectos.
En tiempos del presidente Iván Duque, llamó a Colombia “narcoestado”, por lo cual el entonces mandatario ordenó el retiro de su embajador en Managua y pidió explicaciones.
Incluso, Ortega llegó a relatar que el expresidente Belisario Betancur (fallecido en 2018) le reconoció, durante una visita que le hizo en los años ochenta, que “el narcotráfico inyecta dinero” en el país.
Pero ha sido, definitivamente, el asunto del diferendo limítrofe un potente caballito de batalla para congraciarse con sus compatriotas, con la promesa de que más territorio marino mejoraría no solo su orgullo patrio, sino sus posibilidades económicas, gracias a las riquezas en petróleo y gas de esa zona del Caribe occidental.
“Colombia, que no tiene la fortaleza del imperio norteamericano, español o británico, ha tenido una política expansionista sobre el mar Caribe, queriendo afectar los derechos históricos de nuestros territorios marítimos en esa zona”, dijo hace unos años.
Así mismo, el controvertido mandatario ha querido ligar el tema de las aguas en el Caribe con la relación de Colombia con Estados Unidos.
En 2009, afirmó que el objetivo de las bases de ese país en Colombia era detener procesos sociales, políticos y democráticos en Latinoamérica.
“Colombia ya tenía bases militares norteamericanas, pero ahora proyecta tener más y llegar hasta diez bases”, afirmó en ese momento, antes de agregar que, así, el país “puede liberar más fuerzas y combinar incluso operaciones dirigidas a acabar procesos sociales, populares y democráticos como los que avanzan en Venezuela, Bolivia y Ecuador”.
A propósito del fallo de este jueves, Ortega aseguró, en ese mismo discurso, que con la amenaza de estas bases, Colombia buscaba desconocer fallos de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en alusión a una sentencia sobre delimitación de fronteras marítimas entre Nicaragua, Honduras y Colombia en el Caribe.
Con el presidente Álvaro Uribe, Ortega también tuvo varios “encontronazos”. En 2008, lo acusó de mandar a asesinar a dos presuntas guerrilleras que estaban bajo su custodia.
“Le he advertido y le continuaré advirtiendo al presidente Uribe que no mande a sus matones a Nicaragua a asesinar a las muchachas, porque ellos lo hacen tranquilamente (y) después dicen que fueron paramilitares, que no son más que el mismo ejército disfrazado de paramilitares”, declaró durante un acto público en Managua.
En 2012, cuando el presidente Juan Manuel Santos puso en tela de juicio el fallo de la misma Corte Internacional de la Haya y en el cual el país perdió más de 70.000 kilómetros de territorio en el Caribe frente a Nicaragua, el presidente tampoco se ahorró diatribas contra Colombia.
En un mensaje a su país, afirmó: “Es un acto que muestra irrespeto total al derecho internacional, a la Corte, al pueblo colombiano, al mismo Estado colombiano, y se está irrespetando el mismo presidente, porque él había comprometido la palabra a su propio pueblo. Palabra que se compromete, palabra que se cumple. Esto nos preocupa”.
“¿A dónde va a recurrir? Solo que recurra a la Corte Celestial. Entonces, para qué fueron a la Corte, para qué admitieron a la Corte, si no se puede cumplir con lo que manda la Corte porque las leyes internas no lo permiten. La Corte obliga en todo caso a que las leyes internas se ajusten a lo inmediato para que den plena potestad al mandato de la Corte”, explicó el mandatario.
Incluso, tuvo la temeridad de decirles a los sanandresanos que su país los seguía considerando nicaragüenses y le dio la bienvenida a Santos, cuando llegó a San Andrés para pasar la noche allí.
Como se recuerda, en el fallo de 2012, la Corte de La Haya ratificó la posesión de Colombia sobre el archipiélago de San Andrés Providencia y Santa Catalina, lo que al parecer el mandatario no termina de aceptar.
La nueva decisión de La Haya surge justo un día después de que una encuesta realizada por Gallup arrojara cifras poco favorables para el régimen de Ortega, quien comparte el poder con su esposa, Rosario Murillo, quien ejerce como vicepresidenta.
El 61 por ciento de los 823 encuestados dijo estar descontento con el mandato conjunto de la pareja, mientras que el 70 por ciento afirmó que “el país va por el rumbo equivocado”.
En un esperado veredicto y tras dos décadas de litigios, la Corte Internacional de La Haya, Holanda, le negó a Nicaragua sus pretensiones de extender su plataforma continental sobre el mar de San Andrés. El organismo también negó que esa isla tiene una plataforma limitada, como lo pretendía Nicaragua.
Los jueces también le dijeron ‘no’ a la ambición de esa nación de negar que los cayos de Serranía, Bajo Nuevo y Serrana, que pertenecen al territorio colombiano, generan derechos territoriales.