HISTORIA
Archivos desclasificados: el plan de Nixon para derrocar a Salvador Allende
47 años después del golpe de Pinochet, se conocen documentos que detallan cómo se tejió el plan de Estados Unidos para "socavar la democracia en Chile ".
El 11 de septiembre de 1973 el general Augusto Pinochet derrocó a Salvador Allende, el primer marxista electo presidente de Chile, en 1970. Cercado por los golpistas, el mandatario se suicidó en su despacho del palacio presidencial de La Moneda en Santiago.
Tras el golpe, Pinochet condujo con mano de hierro el país austral durante 17 años, hasta que su proyecto político fue derrotado en un plebiscito en 1988, por lo que tuvo que ceder el poder en 1990 a Patricio Aylwin, electo democráticamente, manteniendo el mando de las fuerzas armadas hasta 1998.
El militar murió en 2006 sin haber sido juzgado por graves violaciones a los derechos humanos y malversación de dinero público durante su régimen, que dejó más de 3.200 muertos y 38.000 torturados.
Pero además del régimen de Pinochet, otro gobierno habría actuado como cómplice en la génesis de esos violentos hechos. Se trata de la administración del entonces presidente estadounidense Richard Nixon, quien según documentos desclasificados tuvo un papel fundamental para derrocar a Allende.
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Según documentos publicados por la ONG National Security Archive, el 15 de septiembre de 1970, durante una reunión de 20 minutos, el presidente Nixon dio la orden de impedir que Allende asumiera el poder.
Si esto no funcionaba, la “opción extrema es derrocar a Allende”, según titula el conjunto de informes desclasificados, que son el anexo de un estudio de seguridad nacional que analizaba los supuestos, las ventajas y las desventajas de un golpe militar en Chile.
Esa hoja de ruta, que terminó con el golpe de estado de Pinochet en septiembre de 1973, fue completada a mediados de agosto de 1970, es decir, antes del triunfo electoral de Allende.
El expediente incluye memorandos de los funcionarios involucrados. “Sin importar (los) riesgos que implique”, anotó tras reunirse con Nixon el 15 de septiembre el entonces director de la CIA, Richard Helms. Y también apuntó: “Trabajo a tiempo completo, con los mejores hombres que tenemos” y “hacer gritar a la economía” de Chile.
“El críptico memorándum de Helms sobre la conversación con Nixon sigue siendo el único registro de que un presidente estadounidense ordenara un golpe encubierto para derrotar a un líder electo”, dijo ese centro de investigación con sede en Washington
Los documentos fueron seleccionados previos a la reunión con Nixon y trazan la “génesis de esta directiva presidencial”.
Estos documentos registran el propósito deliberado de los funcionarios estadounidenses de socavar la capacidad de gobernar de Allende y derribarlo para que no pudiera establecer un modelo exitoso y atractivo de cambio estructural que otros países podrían emular", dijo al diario El País de España Peter Kornbluh, analista encargado de la documentación de Chile en la ONG Archivo de Seguridad Nacional, con sede en Washington.
La organización ha analizado los documentos desclasificados por Estados Unidos tras la detención de Augusto Pinochet en Londres, en 1998.
El investigador indicó que la reunión del 15 de septiembre en el Despacho Oval marca “el primer paso mayor para socavar la democracia en Chile y apoyar el advenimiento de una dictadura militar”.
Las “opciones” de EE. UU.
Tras la elección de Allende, el 4 de septiembre de 1970, Estados Unidos se debatió entre dos escenarios.
Uno era llamado “la fórmula Frei”, que contaba con que el expresidente de Chile, Eduardo Frei, “manejara el golpe”. Sin embargo, el plan fue desechado ya que la embajada y la CIA concluyeron que no podían contar con Frei.
La alternativa era la “fórmula del caos” para crear un “clima de golpe” y dar al ejército el pretexto para tomarse el poder, según National Security Archives.
“Una cantidad significativa de agentes de la CIA, personal de la embajada y del Departamento de Estado” se opusieron a los planes, destacó esa ONG en un completo informe.
Los funcionarios catalogaron el plan como “poco realista, propenso al fracaso y peligroso desde el punto de vista diplomático y señalaron que los riesgos de exposición superaban las potenciales ganancias para los intereses de Estados Unidos”.
La división para América Latina del Departamento de Estado se opuso formalmente a derrocar a Allende afirmando que la “exposición a un golpe infructuoso implicaría un costo prohibitivamente alto para las relaciones con Chile, con el hemisferio y el resto del mundo”.
Incluso los propios asesores del consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Henry Kissinger, le expresaron reticencia.
El embajador en Santiago, Edward Korry, advirtió que estaba “convencido” de que podían provocar un golpe y que no se debía correr el riesgo de tener “otra Bahía de Cochinos”, en relación a la fallida invasión a Cuba en abril de 1961.
“Lo que proponemos es una violación patente de nuestros propios principios”, señaló el adjunto de Kissinger, Viron Vaky.
En una entrevista con la agencia AFP, Kornbluh indicó que “estos documentos proporcionan un rastro de papel acumulativo que expone una de las operaciones más vergonzosas y desacreditadas de los anales de la política exterior estadounidense, la promoción de un golpe de estado preventivo en Chile”.
“Estos documentos son un claro y doloroso recordatorio de que intentar un cambio de régimen es un objetivo ilegítimo, costoso y contraproductivo”, concluyó el experto.
Con información de NS Archive y la agencia de prensa AFP.