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Arranca el Ramadán 2024: ¿qué es, dónde se practica y por qué es tan importante?
Tiene lugar en La Meca, en Arabia Saudita, es la ciudad más sagrada del islam, ya que es el lugar de nacimiento del profeta Mahoma. Quienes lo practican suelen no desayunar durante este tiempo.
El lunes 11 de marzo dio inicio el Ramadán, el periodo sagrado para los musulmanes, durante el que se realiza un ayuno diario. Mohammad Hassan Khalil, director del Programa de Estudios Musulmanes de la Universidad Estatal de Míchigan, responde a seis preguntas sobre el significado de estas fechas tan señaladas en el calendario musulmán.
1. ¿Por qué se llama Ramadán?
El Ramadán es el noveno mes del calendario lunar islámico y dura 29 o 30 días, dependiendo de cuándo sea, o deba ser, visible la luna creciente.
El término árabe Ramadán connota calor intenso. Al parecer, en la Arabia preislámica, Ramadán era el nombre de un mes de verano de calor abrasador. Sin embargo, en el calendario islámico, la fecha del Ramadán varía de un año a otro. En 2024 el Ramadán ha comenzado al atardecer del 11 de marzo, más o menos un día dependiendo de cuándo se vea la luna nueva. Un año islámico es aproximadamente 11 días más corto que un año gregoriano.
2. ¿Qué significa el Ramadán?
El Ramadán es un periodo de ayuno y crecimiento espiritual, y constituye uno de los cinco “pilares del Islam”: la declaración de fe, la oración diaria, la limosna y la peregrinación a La Meca.
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Los musulmanes deben abstenerse de comer, beber y mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta del sol todos los días del mes. Muchos musulmanes practicantes también realizan oraciones adicionales, especialmente por la noche, e intentan recitar todo el Corán. La creencia predominante entre los musulmanes es que fue en las 10 últimas noches del Ramadán cuando el Corán fue revelado por primera vez al profeta Mahoma.
3. ¿Cuál es la conexión entre ayuno y empatía?
El Corán afirma que el ayuno se prescribió a los creyentes para que fueran conscientes de Dios. Al abstenerse de cosas que la gente tiende a dar por sentadas (como el agua), se cree que uno puede verse impulsado a reflexionar sobre el propósito de la vida y acercarse más al creador y sustentador de toda existencia. De este modo, la práctica del mal socava el ayuno. Muchos musulmanes también sostienen que el ayuno les permite tener una sensación de pobreza y esto puede fomentar sentimientos de empatía.
4. ¿Pueden los musulmanes saltarse el ayuno?
Todos aquellos que estén físicamente limitados (por ejemplo, a causa de una enfermedad o de la vejez) están exentos de la obligación de ayunar; lo mismo ocurre con quien esté de viaje. Aquellos que puedan hacerlo deberán recuperar los días perdidos más adelante. Uno podría recuperar todos los días perdidos en el mes inmediatamente posterior al Ramadán, el mes de Shawwal. De aquellos que no puedan ayunar en absoluto, si son económicamente capaces, se espera que proporcionen comidas a los necesitados como medida alternativa.
5. ¿Qué significan 29 o 30 días de ayuno?
Al ayunar durante un periodo prolongado, los musulmanes practicantes pretenden fomentar ciertas actitudes y valores que podrían cultivar a lo largo de todo un año. El Ramadán suele compararse con un campo de entrenamiento espiritual.
Además de sentir hambre y sed, los creyentes a menudo tienen que lidiar con la fatiga debido a las oraciones nocturnas y las comidas antes del amanecer. Esto es especialmente cierto durante las 10 últimas noches del mes. Además de ser el periodo en el que según la creencia el Corán fue revelado por primera vez, es un momento en el que se cree que se multiplican las recompensas divinas. Muchos musulmanes ofrecerán oraciones adicionales durante este periodo.
6. ¿Los musulmanes celebran la finalización del Ramadán?
El final del Ramadán marca el comienzo de una de las dos principales fiestas islámicas Eid al-Fitr, la “fiesta de la ruptura del ayuno”. En este día, muchos musulmanes asisten a un servicio religioso, visitan a familiares y amigos e intercambian regalos.
Por: Mohammad Hassan Khalil
Professor of Religious Studies and Director of the Muslim Studies Program, Michigan State University
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Conversation