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El día en que arrestaron al general Noriega con Heavy Metal

Cuando el dictador se vio asediado por las tropas estadounidenses en 1989 se refugió en la embajada del Vaticano en Panamá. El ejército instaló varios parlantes alrededor del edificio y durante tres días lo atormentaron con canciones.

31 de mayo de 2017
| Foto: SEMANA

Todo el mundo tiene al menos una canción que lo saca de quicio. La mayoría de las veces, son fáciles de evitar. Pero ¿qué pasaría si es imposible cambiar el canal de televisión, apagar la radio o simplemente alejarse?
 
Peor aún. ¿Qué pasa si alguien lo reproduce sin parar durante una hora. Un día. Una semana. ¿Incluso más tiempo?
 
A esto se le ha denominado "tortura musical" y mientras que algunos de sus practicantes dicen que no debe contar como un castigo, no hay duda de que funciona.

Una de sus primeras víctimas fue el fallecido exdictador panameño, Manuel Antonio Noriega.  El 20 de diciembre de 1989, en la llamada "Operación Causa Justa", tropas estadounidenses invadieron Panamá para capturar al militar, en la que ha sido la última operación de este tipo ejecutada por Washington en América Latina.
 
Sin embargo, no fueron ni las balas ni la presión militar las que finalmente doblegaron a Noriega. Canciones de bandas de rock como Van Halen, Guns and Roses y The Clash fueron las que finalmente provocaron que el todopoderoso general se rindiera.

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Para el año de 1989, Noriega había pasado de ser un cercano colaborador de Estados Unidos a un enemigo incómodo de la Casa Blanca. Clave durante los años de las insurrecciones sandinistas en Centro América, el apoyo de los gringos se fue desvaneciendo cuando se revelaron los vínculos de Noriega con el narcotráfico.
 
El hombre fuerte panameño respondió aumentando la represión y adoptando un discurso y posiciones cada vez más antiestadounidenses, que terminaron con la muerte de un infante de marina en Ciudad de Panamá en diciembre de 1989.
 
Y así, el 20 de ese mismo mes, 24.000 soldados de EE.UU. invadieron Panamá para "proteger las vidas de los ciudadanos estadounidenses presentes en el país, defender la democracia y los derechos humanos, combatir el narcotráfico y asegurar la futura neutralidad del canal". Y capturar a Noriega.

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Cuatro días después de que los estadounidenses desembarcaron en Panamá, Noriega, en un desesperado intento, buscó refugio en la embajada del Vaticano. La edificación fue rodeada por soldados estadounidenses, pero el dictador se rehusó a rendirse.

Al ver que no podían entrar por la fuerza en la oficina diplomática de la Santa Sede, el ejército norteamericano optó por un arma hasta entonces poco convencional: un ataque con rock.
 
Un perímetro de parlantes gigantes fue construido en un esfuerzo de atormentar al dictador panameño, enclaustrado en la embajada vaticana. Los estadounidenses, conectaron los altavoces a la transmisión del Southern Command Network, la emisora militar estadounidense en Centroamérica.
 
Inicialmente la estación no fue consciente de la naturaleza de la operación y durante los primeros dos días reprodujeron una lista de canciones navideñas, tal como estaba programado. Sin embargo, el 27 de diciembre de 1989 un comando del ejército gringo llamó a la emisora y le explicaron el plan.

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Y casi de inmediato, las voces de Frank Sinatra, Ella Fitzgerald y Tony Bennett fueron reemplazadas por los riffs de guitarra de Eddie Van Halen y Slash, los alaridos de Axl Rose y Jim Morrison y los gritos de The Clash y Black Sabbath.
 
La lista de canciones fue cuidadosamente construida no solo por su estridencia, sino también por su valor irónico. Pistas como “I Fought The Law” (Yo peleé contra la ley) de The Clash, “All I Want Is You” (Todo lo que quiero es a ti) de U2, “If I had a Rocket Launcher” (Si tuviera un lanzacohetes) de Bruce Cockburn y “Panamá” de la banda de hard rock Van Halen, retumbaron día y noche a través de las ventanas de la embajada vaticana.
 
Inevitablemente, la Santa Sede se quejó directamente con el presidente Bush, y la guerra musical se detuvo después de tres días de puro rock. Finalmente, el 3 de enero de 1990, el general aceptó rendirse. Cabe recordar que el general Noriega era un reconocido amante de la música ópera.

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Y aunque es difícil afirmar que los culpables de la rendición de Noriega fueron Slash y Axl Rose, entre otros, lo cierto es que la operación le dio la vuelta al mundo por su particularidad. Desde ese entonces, la “tortura musical” es una de las prácticas más frecuentes del ejército estadounidense para doblegar a sus enemigos y prisioneros.  
 
Por su parte, la lista de canciones completa se ha guardado para la posteridad en el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, mientras que partes de ella están disponibles en internet, denominada la “Noriega Song List”.

Aquí puede escuchar la lista de canciones:

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