Afganistán
Aseguran que los talibanes persiguen a los afganos con el uso de datos biométricos de EE. UU.
Los talibanes estarían utilizando equipos de alta tecnología que dejaron los estadounidenses, en medio de su retirada de Afganistán, para identificar a cualquier persona que trabajó para ellos o les proporcionó ayuda.
Tras tomar el poder en Afganistán, los talibanes decidieron movilizar una unidad especial, llamada Al Isha, para perseguir a los afganos que ayudaron en los últimos años a las fuerzas estadounidenses y aliadas. Para ello están utilizando equipos de alta tecnología, que fueron fabricados en Estados Unidos, según informó este viernes The New York Post.
Uno de los comandantes de una brigada de la unidad Al Isha, Nawazuddin Haqqani, afirmó en entrevista con un medio local que están utilizando los escáneres fabricados en la nación norteamericana, que les permiten acceder a una enorme base de datos biométrica y así identificar a cualquier persona que haya brindado ayuda a los aliados.
“Ahora que tomamos Kabul, nos hemos centrado en la contrainteligencia. El grupo Al Isha es ahora la agencia principal que maneja este proyecto de datos [biométricos]”, dijo en la entrevista Haqqani, según New York Post.
Agregó: “Tenemos el control del Ministerio del Interior y tenemos la base de datos biométrica. Ahora tenemos los datos de todos, incluidos los periodistas. No hemos matado a un solo periodista extranjero. Tampoco vamos a arrestar a las familias de estas personas (que se encuentren en la base)“.
Sin embargo, dijo a continuación que “los títeres de los estadounidenses” no se podrán escapar. “Siempre estarán vigilados por Al Isha. Aquellos que se ufanaban acerca de tener dólares estadounidenses en sus bolsillos, hasta hace unos días, no se salvarán. No pueden ser perdonados”.
Haqqani afirmó que la unidad de Al Isha se duplicó en su tamaño, de 500 pasó casi a 1.100 durante el último mes. Así mismo, se extendió a la mayor parte de 34 provincias de Afganistán. “La unidad observa si alguien ha trabajado para Estados Unidos o la Dirección Nacional de Seguridad [la agencia de inteligencia del antiguo gobierno afgano]”, dijo. “La base de datos también se utiliza para encontrar a cualquier persona que haya trabajado con los servicios de inteligencia británicos, europeos o indios”, sostuvo.
New York Post también informó que el gobierno estadounidense proporcionó por separado a los talibanes una lista de sus ciudadanos y de los afganos que quieren evacuar el país. Un funcionario del Departamento de Defensa criticó la medida al señalar que ponía a los afganos en riesgo de ser asesinados.
No obstante, de acuerdo con la publicación, “el poder y el alcance” de la base de datos biométrica es “mucho mayor”. “Prácticamente a todos los que trabajaron con el gobierno afgano o el Ejército de Estados Unidos, incluidos intérpretes, conductores, enfermeras y secretarias, se les tomaron las huellas dactilares que quedaron registradas en la base de datos biométrica durante los últimos 12 años”, indicó.
Hasta la fecha, funcionarios del gobierno estadounidense no han confirmado cuántos de los 7.000 escáneres portátiles se quedaron en Afganistán o han explicado si la base de datos biométrica se puede eliminar de “forma remota”.
Según la publicación, la base de datos se encontraba en un edificio del Ministerio del Interior en Kabul. “La pieza central del programa es el Sistema de Identificación Biométrica Automatizado de Afganistán, administrado por unos 50 afganos en el Ministerio del Interior en Kabul”, según un comunicado de prensa del FBI de 2011.
Estados Unidos comenzó recopilando los datos de unos 300.000 afganos en 2009, principalmente prisioneros y soldados. Luego, el sistema biométrico se inauguró en noviembre de 2010. Con él, los estadounidenses tomaron como objetivo recopilar información de hasta 25 millones de afganos, aproximadamente el 80 por ciento de la población, según contó The Post.
“Al principio, Estados Unidos esperaba utilizar la base de datos biométrica para detectar a los infiltrados talibanes o atrapar a los fabricantes de bombas en las carreteras, que cobraron la vida de cientos de fuentes estadounidenses y aliadas desde 2001. Más tarde, se convirtió en una forma de identificar prácticamente a todos los afganos que tuvieron contacto con estadounidenses”, subrayó.