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Asesinados, encarcelados o exiliados: así ha sido el destino de los enemigos de Vladimir Putin en Rusia
Tras la misteriosa muerte de Alexéi Navalni, aumentó la lista de los rivales del mandatario que han desaparecido del mapa político.
Desde el año 1999, Vladímir Putin ha manejado Rusia a sus anchas sin básicamente ninguna oposición, logrando consolidar a su país como una potencia militar e industrial. A pesar de haberse convertido en el patriarca de su nación, la mayoría de sus enemigos han terminado muy lejos de ser opositores convencionales o rivales a vencer tradicionalmente.
En 2004, se registró una acción militar, cuando una bomba destrozó el auto del presidente de los rebeldes chechenos en el exilio, Zelimján Yandarbiyev, a su regreso a casa tras visitar su mezquita en Qatar. Años después, varios agentes del Departamento Central de Inteligencia ruso fueron condenados por el asesinato, aunque nunca se esclareció si Putin había tenido injerencia en el atentado.
Luego, a finales de 2006, el exagente del Servicio Federal de Seguridad ruso y en aquel momento confidente del Kremlin y desertor del régimen, Alexander Litvinenko, sufrió un grave cuadro de una extraña enfermedad después de haberse reunido con dos exagentes rusos.
Durante más de 20 días padeció una agonía indescriptible, al ser envenenado con polonio-210, que finalmente le causó la muerte. En 2016, una investigación británica dictaminó el hecho como un asesinato del régimen ruso y acusó a Putin y al Servicio Federal de Seguridad de ser los autores de este hecho.
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La semana pasada, otro nombre se sumó a la lista de los fallecidos, el polémico activista opositor Alexéi Navalni, quien estaba encarcelado desde el 2021 por el régimen de Vladimir Putin. El Kremlin lo había encerrado en una prisión en el Ártico por su sus actividades contra la administración del autoritario mandatario ruso.
Según lo dicho por Moscú, el activista había tenido una decaída después de dar una caminata y perdió el conocimiento casi de inmediato. A pesar de las explicaciones del régimen, abundan las dudas, más teniendo en cuenta que Navalni fue envenenado en 2020 con veneno que usaba la extinta KGB soviética. Además de la familia ha pedido el cuerpo por días, lo cual se le ha negado por las autoridades rusas.
En 2004, se registró una acción militar, cuando una bomba destrozó el auto del presidente de los rebeldes chechenos en el exilio, Zelimján Yandarbiyev, a su regreso a casa tras visitar su mezquita en Qatar. Años después, varios agentes del Departamento Central de Inteligencia ruso fueron condenados por el asesinato, aunque nunca se esclareció si Putin había tenido injerencia en el atentado.
Luego, a finales de 2006, el exagente del Servicio Federal de Seguridad ruso y en aquel momento confidente del Kremlin y desertor del régimen, Alexander Litvinenko, sufrió un grave cuadro de una extraña enfermedad después de haberse reunido con dos exagentes rusos. Durante más de 20 días padeció una agonía indescriptible, al ser envenenado con polonio-210, que finalmente le causó la muerte. En 2016, una investigación británica dictaminó el hecho como un asesinato del régimen ruso y acusó a Putin y al Servicio Federal de Seguridad de ser los autores de este hecho.
Hay varios más de los rivales de Putin que han muerto durante su mandato. Por ejemplo, la periodista Anna Politkovskaya murió a disparos en su apartamento en 2006 después de sus denuncias contra el régimen por abusos y afectación en los derechos humanos. En 2009, también fueron ultimados la activista Anastasia Baburova y el periodista Stanislav Markelov. Meses después, Natalya Estemirova, que acusaba al gobierno de varios crímenes, fue secuestrada y luego se confirmó su homicidio.
Pero activistas y periodistas no han sido el blanco exclusivo contra el que Putin y sus allegados habrían atentado o, al menos, los únicos que han sido hallados muertos en extrañas circunstancias. Durante su mandato, una decena de oligarcas opositores han fallecido por suicidios extraños, como ahorcamientos cuyas autopsias no han sido claras, accidentes con venenos, hombres que matan a sus familias y luego se quitan la vida e, incluso, que caen por ventanas de pisos altos de manera fortuita.
La muerte no es el único destino que tienen los enemigos de Putin, ya que también pueden ser encarcelados, como el caso de Vladimir Kara-Murza. Yevgueni Roizman, otro opositor, también está en prisión, acusado de propagar información falsa del ejército.
El año pasado se hizo conocido el caso de Yevgueni Prigozhin, líder de la milicia privada Wagner, quien lideró una rebelión contra Putin, se sumó al último grupo, al de los asesinados. El mercenario terminó desterrado en Bielorrusia, después de pactar con Rusia el fin de su cruzada armada, pero meses después murió en la explosión de un avión, que según el Kremlin, no tuvo nada que ver, reportando que hubo uso de granadas de mano dentro de la aeronave.