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Así era el plan para asesinar al exjuez que encarceló a Lula da Silva en Brasil
Además de Moro, había policías entre las potenciales víctimas del “plan de homicidios”.
La Policía brasileña realizó una operación en cinco estados para desmantelar una presunta organización criminal que pretendía, según la fuerza, atacar y asesinar a autoridades, entre ellas al senador y exjuez de la megaoperación anticorrupción Lava Jato, Sergio Moro.
“El objetivo (de la operación) es desarticular una organización que pretendía efectuar ataques contra funcionarios públicos y autoridades, incluyendo homicidios y extorsión mediante secuestro”, explicó la Policía en una nota.
Cabe destacar que Moro, exjuez, exministro de Justicia y actual senador, era uno de los principales blancos de los criminales, ligados al Primeiro Comando da Capital (PCC), informaron a la AFP fuentes de la Policía Federal.
En ese mismo sentido, el ministro de Justicia del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, Flávio Dino, dijo que además de Moro, había policías entre las potenciales víctimas del “plan de homicidios”.
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“El trabajo serio de la Policía Federal salvó la vida, gracias a Dios, del senador Sergio Moro”, dijo.
En su memento y desde la tribuna del Senado, Moro asoció el plan de ataques del cual sería víctima a una “represalia” del PCC, una de las organizaciones delictivas más poderosas de Latinoamérica que domina el tráfico de drogas y armas en el Brasil.
El grupo criminal que estaría detrás de estas amenazas es conocido como Primer Comando de la Capital (PCC). De acuerdo con la investigación, el secuestro de Moro, quien había sido informado del peligro, sería una represalia por su orden de trasladar a sus líderes a cárceles de máxima seguridad y una forma de negociar la liberación Marcos Herbas Camacho, alias Marcola, mayor narcotraficante de Brasil.
Es importante recordar que en 2019, cuando era ministro de Justicia del expresidente Jair Bolsonaro, Moro autorizó el traslado de Marcos Willian Herbas alias “Marcola”, jefe del PCC, y otros 21 miembros de la organización a presidios de máxima seguridad.
“Fuimos duros contra el crimen organizado”, afirmó el senador.
En un comunicado publicado en la mañana, la Policía dijo que cumplió nueve de 11 órdenes de arresto, mientras que se realizaban 24 allanamientos en la capital, Brasilia, y los estados de São Paulo (sureste), Mato Grosso do Sul (centro-oeste), Rondonia (norte) y Paraná (sur), de donde es oriundo Moro.
Agregó en la nota que “los ataques podrían suceder de forma simultánea, y los principales investigados estaban en São Paulo y Paraná”.
Investigación y plan para asesinar a Moro
Esta organización actuaba tanto dentro como fuera de las cárceles brasileñas. El secuestro y el posible homicidio de Moro sería en represalia a su decisión de trasladar a los jefes de esta banda, entre ellos Marcos Herbas Camacho, alias Marcola, de cárceles estatales a otras federales de máxima seguridad.
A lo largo de su paso por el gobierno de Bolsonaro, Moro defendió este tipo de acciones para aislar a estos presos de sus organizaciones. En total, fueron 113 los criminales que hizo trasladar de centros penitenciarios de Pará, Sao Paulo, Ceará y Amazonas a cárceles de máximas seguridad en Distrito Federal.
Además de Moro, la investigación ha señalado que otro de los objetivos sería el fiscal de São Paulo, Lincoln Gayika, quien actúa para un grupo especial contra el crimen organizado de la Fiscalía, informa O Globo.
La investigación sospecha que los atentados, que vendrían siendo planeados desde el año pasado, se sucederían de forma simultánea en represalia por las últimas medidas contra el crimen organizado y una restricción al régimen de visitas a los presidios federales impuesta por la anterior administración.
El presunto secuestro de Moro, con escaño en el Senado por Unión Brasil, habría servido como forma de presión para lograr la liberación de alias Marcola, uno de los mayores narcotraficantes de Latinoamérica y condenado a más de 230 años de prisión por diversos delitos, entre ellos asesinato, tráfico de drogas y terrorismo.
Asimismo, las investigaciones revelan que lo siguieron a él y a su familia. Además, los criminales habrían empleado varios códigos para referirse a sus objetivos en medio de sus comunicaciones, con el fin de evitar la inteligencia de la Policía local.
De acuerdo con esto, al exjuez Moro se referían como ‘Tokio’ y en vez de utilizar la palabra secuestro empleaban ‘Flamengo’, pero cuando se referían a ‘Fluminense’ estaban hablando de tomar la acción.
Según las investigaciones, el secuestro estaba planeado para la segunda vuelta electoral del año pasado, el 30 de octubre, cuando Lula salió vencedor por sobre Bolsonaro.
Estos delincuentes llegaron a saber cuál era el puesto de votación de Moro en la ciudad de Curitiba, con el fin de entender por dónde haría su llegada y su salida, para poder hacer la inteligencia y entender una ruta de secuestro.
La banda de maleantes arrendó viviendas cercanas a la casa de Sergio Moro y a varios lugares que este visitaba en compañía de su familia. Tenían un sistema de turnos para poder vigilarlo todo el tiempo.
Acción política
La operación policial fue pronto objeto de comentarios políticos bajo el clima de polarización acentuado en Brasil desde las elecciones presidenciales de octubre pasado.
El exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, derrotado en esos comicios por Lula, vinculó el plan contra Moro a la “izquierda”, sin presentar pruebas.
“En 2018 Jair Bolsonaro y ahora Sergio Moro. No puede ser solo coincidencia”, tuiteó haciendo referencia a la cuchillada en el estómago que sufrió durante su primera campaña presidencial.
“El poder absoluto a cualquier precio siempre fue el objetivo de la izquierda”, añadió el expresidente, quien se encuentra en Estados Unidos.
Los críticos de Lula señalaban también unas declaraciones dadas el martes por el mandatario.
En entrevista al sitio Brasil247, Lula contó que cuando estaba en la cárcel por la operación Lava Jato decía que quería “joder” a Moro, el juez que lo condenó por corrupción en 2017 en el marco de ese caso sobre sobornos pagados por constructoras a políticos para obtener contratos en la estatal Petrobras.
“Es repugnante la acción política de esta extrema derecha descontrolada y demente”, reaccionó Dino, y criticó a las “personas irresponsables que intentan llevar el debate político brasileño a nivel del lodo”.
*Con información de la AFP y Europa Press.