Brasil

Así ha sido el cuestionable papel de Lula da Silva como líder de paz de la región

Luiz Inácio Lula da Silva tomó posesión como presidente de Brasil el primero de enero de este año. Prometió logros como los que obtuvo en sus primeros mandatos y se ha postulado como líder de la paz en la región y en el mundo. Pero no le ha salido bien.

10 de junio de 2023
El presidente brasileño pasa por un complejo momento de su gobierno y la imagen internacional que cosechó en el pasado hoy no lo acompaña.
El presidente brasileño pasa por un complejo momento de su gobierno y la imagen internacional que cosechó en el pasado hoy no lo acompaña. | Foto: getty images

Cerca de cumplir seis meses desde su entrada al poder, Luiz Inácio Lula da Silva ha sido objeto de críticas internacionales como consecuencia de su afinidad con mandatarios altamente cuestionados. Concretamente, su apoyo público al régimen de Nicolás Maduro y los acercamientos a Vladímir Putin lo han puesto en el ojo del huracán. Por ello, uno de los principales interrogantes es si Brasil logrará ser un actor de la paz mundial mientras mantenga estrechas relaciones con estos polémicos líderes.

Los dos primeros mandatos presidenciales de Lula estuvieron marcados por el boom de las materias primas, que le permitieron financiar sus proyectos contra el hambre y la pobreza. Pero en la actualidad, con una economía en pleno ajuste y expectativas de crecimiento menores a los años anteriores, no podrá usar los mecanismos que le funcionaron en el pasado.

El director de campañas Camilo Rojas considera que, “en su momento, Brasil fue emblemática”, pero cuestiona que esta segunda etapa tenga el mismo éxito.

Uno de los retos que enfrenta Lula será mantener el control del Congreso, dado que únicamente cuenta con el apoyo de una cuarta parte de los legisladores.

Eduardo Gamarra, profesor de la FIU y analista, opina que actualmente es muy difícil controlar los Congresos en Latinoamérica, lo que crea dificultades en la gobernabilidad para los mandatarios y “apenas a Lula le empiece a ir mal, tendrá el mismo problema”.

Durante el corto tiempo de Lula en el poder, los brasileños han mostrado un descontento general. Según la encuestadora Morning Consult, el primero de enero contaba con un 35 por ciento de desaprobación, pero en abril la cifra había ascendido a 43 por ciento.

El rechazo hacia Lula da Silva se ubica en un 43 por ciento, según la firma Morning Consult.
El rechazo hacia Lula da Silva se ubica en un 43 por ciento, según la firma Morning Consult. | Foto: getty images

El pasado 30 de mayo se llevó a cabo una cumbre en Brasilia, donde participaron 12 altos mandatarios latinoamericanos. En principio, se buscaba la reestructuración de la Unasur y mostrar el fortalecimiento de las relaciones en la región. Pero el encuentro se vio marcado por polémicas y fuertes diferencias.

Antes de comenzar la cumbre, el mandatario brasileño mostró su apoyo al régimen de Maduro en Venezuela. Aseguró que “existe una narrativa construida en el mundo de que en Venezuela no hay democracia y de que Maduro cometió errores”, pues lo que se vive en ese país es “tranquilidad”.

Lula afirmó que es absurdo pensar que Maduro es un líder ilegítimo porque fue “elegido por el pueblo”. Ello, en contravía de 60 países, como Estados Unidos, España y Suiza, que se oponen al régimen venezolano por considerar que hay falta de garantías claras para la oposición.

AP
Líderes de Sudamérica posan para la foto en la Cumbre Sudamericana en Brasilia. (AP Foto/Andre Penner) | Foto: AP

Venezuela volvió a ser partícipe de este tipo de cumbres de la mano de Lula, quien aseguró que el país liderado por Maduro no había sido invitado a este tipo de encuentros debido a “la narrativa que se construyó contra Venezuela, de la antidemocracia, del autoritarismo”. En fin, Lula considera que el país es víctima del imperialismo estadounidense.

La paradoja es que Brasil sufre las consecuencias de la política vecina al ser receptor de 400.000 venezolanos. Ello ha disparado el desempleo en el norte del país. Como es de suponer, esta estadística no beneficia la imagen de Lula.

La férrea defensa del presidente brasileño hacia su homólogo Maduro no fue bien recibida por algunos mandatarios presentes en el encuentro, quienes mostraron su descontento con el Gobierno de Maduro y la situación de derechos humanos del territorio venezolano.

A pesar de ser de izquierda al igual que su homólogo brasileño, el presidente de Chile, Gabriel Boric, fue uno de los que se opuso a las declaraciones de Lula. Boric apoyó la reintegración de Venezuela a la Unasur, pero manifestó su desacuerdo con la violación de derechos humanos que se ha vivido en ese país.

Boric recalcó que está de acuerdo y se alegra por el retorno de Venezuela a las instancias multilaterales para resolver los problemas de la región a través del diálogo. Además, pidió al Gobierno estadounidense retirar las sanciones impuestas.

Sin embargo, el presidente chileno no escondió su desacuerdo con las políticas de Maduro y pidió no “hacer la vista gorda sobre temas que para nosotros son de principios importantes”. Ante la idea de la “narrativa” de Lula acerca de la realidad que vive Venezuela, Boric discrepó con el mandatario y afirmó que “no es una construcción narrativa, es una realidad seria”.

Gabriel Boric
Gabriel Boric, presidente de Chile. | Foto: via REUTERS

También hizo alusión a los venezolanos que se encuentran en Chile en la actualidad y afirmó que ha visto de primera mano “el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy en día están en nuestra patria y que exigen también una posición firme y clara”.

El presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, se mostró sorprendido por las declaraciones del presidente Lula y negó categóricamente que la situación que se vive en Venezuela sea una “narrativa”.

Lacalle categorizó directamente a Maduro como un “dictador”. Aseguró que “si hay tantos grupos en el mundo que están tratando de mediar para que la democracia sea plena en Venezuela, para que se respeten los derechos humanos, que no haya presos políticos, lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo”.

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Presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou. | Foto: REUTERS

Para Felipe Agüero, profesor de la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, los gobiernos latinoamericanos son “muy disímiles entre sí y no necesariamente apuntan en la misma dirección en términos regionales, entre otras cosas, por razones de derechos humanos”.

En relación con la guerra entre Ucrania y Rusia, Lula ha manifestado que Volodímir Zelenski es “tan responsable como Putin”. Además, asegura que “Zelenski no puede tampoco quererlo todo” y, aunque piensa que Rusia “no puede quedarse con el territorio de Ucrania”, abre la posibilidad de que Ucrania deba renunciar a Crimea.

Lo curioso es que en marzo Celso Amorim, consejero de Lula, visitó Moscú y se reunió con Putin. Pero, a pesar de asegurar que tienen la intención de ser un aliado de la paz y no de Rusia, el consejero nunca visitó Ucrania. El contacto más cercano del presidente brasileño con Zelenski ha sido a través de telecomunicaciones, muy diferente a su relación con el mandatario ruso.

A pesar de que Lula da Silva mantiene entre sus planes una cooperación internacional entre Mercosur y la Unión Europea, puede verse afectado por la relación con estos políticos. Sin mencionar las comparaciones que ha hecho entre la dictadura de Nicaragua de Daniel Ortega y el mandato de Angela Merkel en Alemania. El nicaragüense, en el poder desde hace 20 años a través de polémicas elecciones no reconocidas, mientras que Merkel estuvo 16 años sin cuestionamientos y fue considerada como líder en su región.

Lo cierto es que los brasileños han mostrado su descontento con el Gobierno. La imagen que ha dejado Lula en el mundo no lo favorece y parecería que sus relaciones con Putin y Maduro dejan más dudas que aciertos. ¿Valdrá la pena mantener estas polémicas relaciones ante el riesgo de deteriorar su imagen global?

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