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Así se falsean los índices de contaminación en ciudades europeas
Algunos países de la UE declaran mucha menos contaminación atmosférica de la que realmente existe. Las mediciones son deliberadamente incorrectas.
Desde las cumbres de los montes Vitosha hay una hermosa vista de Sofía, la capital de Bulgaria, que se extiende en una amplia llanura al pie de las montañas. Al menos en teoría. En realidad, Sofía desaparece a menudo bajo una espesa bruma, debida principalmente a los miles de viejos vehículos diésel que emiten enormes cantidades de gases tóxicos. En invierno, está además el humo de las estufas de calefacción, en las que se quema carbón y a veces basura.
Todo ello hace de Sofía una de las ciudades europeas con peores índices de contaminación atmosférica. Sin embargo, oficialmente, el problema no existe. Los valores oficiales medidos de óxidos de nitrógeno tóxicos (NO₂) están en su mayoría por debajo del valor límite de la UE de un máximo de 40 microgramos por metro cúbico de aire. Esto significa que, sobre el papel, la contaminación atmosférica en Sofía es relativamente baja.
Ahora, un informe de la organización ecologista búlgara Za Zemiata demuestra que las autoridades ocultan deliberadamente el alcance de la contaminación atmosférica. ¿Cómo es posible? Porque la calidad del aire se mide en lugares donde no se registra el verdadero alcance de la contaminación.
Una estación de medición oficial, por ejemplo, está situada en un parque detrás de unos árboles, a 65 metros de una carretera principal. “Estas estaciones de medición llevan años proporcionando datos para garantizar que Sofía cumpla supuestamente los límites legales de óxidos de nitrógeno”, afirma Ivaylo Hlebarov, de Za Zemiata.
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Las mediciones realizadas por la organización en carreteras y cruces muy transitados de la ciudad arrojaron valores casi dos veces superiores a los declarados oficialmente. Según Za Zemiata, la ocultación de la contaminación atmosférica por parte de las autoridades “roza el delito contra la salud pública”.
No es el único caso
Sofía no es un caso aislado. La magnitud de la contaminación atmosférica se oculta sistemáticamente en numerosos países europeos, como Bulgaria, Hungría, la República Checa, Eslovaquia, Kosovo y Rumania. Así lo confirman los resultados de las mediciones realizadas por siete organizaciones medioambientales en 64 lugares entre 2022 y 2024.
Las pruebas revelaron niveles de NO₂ significativamente superiores a los declarados por las autoridades. En Pristina (Kosovo), por ejemplo, los valores medidos oficialmente no llegaban ni a la mitad de los de las organizaciones ecologistas. En Sofía (Bulgaria) eran un 47 por ciento más bajos. En Budapest (Hungría), un 43 por ciento. En Bratislava (Eslovaquia), un 27 por ciento. Y en Bucarest (Rumania), un 24 por ciento más bajo que los resultados de las mediciones de las organizaciones ecologistas.
Niveles especialmente elevados en Europa central y sudoriental
Las emisiones de óxidos de nitrógeno proceden principalmente de los coches diésel con una depuración inadecuada de los gases de escape. Los fabricantes de automóviles estuvieron haciendo trampas a gran escala durante años. Esto salió a la luz en 2015 como resultado del escándalo del diésel, inicialmente en VW y más tarde en otros fabricantes de automóviles.
De hecho, los vehículos diésel vendidos como coches nuevos hasta 2020 no cumplen los límites prescritos en las carreteras europeas y no han sido adaptados por los fabricantes. De media, los coches diésel más antiguos emiten unas cinco veces más óxidos de nitrógeno que los límites fijados por la UE. Esto afecta especialmente a los ciudadanos de Europa Central y Sudoriental, donde circulan muchos vehículos diésel antiguos.
Estados, obligados a proteger la salud de sus ciudadanos
El óxido de nitrógeno es un gas tóxico irritante. Puede dañar las células pulmonares y otros órganos, desencadenar procesos inflamatorios en el organismo y diabetes, así como aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Según estimaciones de la Agencia Europea de Medio Ambiente, unas 140.000 personas mueren cada año en la UE como consecuencia de la contaminación atmosférica causada por el óxido de nitrógeno.
Por ese motivo, hay fijados valores límite de óxido de nitrógeno en el aire para proteger a la población. La Organización Mundial de la Salud recomienda, desde 2021, un límite de diez microgramos de NO₂ por metro cúbico de aire. Anteriormente, el límite de la OMS era de 40 microgramos de NO₂ por metro cúbico de aire, y este es el actual límite obligatorio en la UE desde 2010.
Todos los países de la UE deben vigilar el cumplimiento de la calidad del aire en los lugares donde la contaminación es especialmente elevada y comunicar estos datos a las autoridades de la UE. Si se supera el valor límite de 40 microgramos de NO₂, los países también están obligados a tomar medidas para reducir las emisiones y proteger a sus ciudadanos. Tras una decisión del Parlamento Europeo, el valor límite se reducirá a 20 microgramos de NO₂ por metro cúbico de aire en la UE a partir de 2030.
“Las autoridades creen que siempre tienen razón”
Consultada por DW, la oficina de prensa de la Comisión Europea explica ser consciente de que las organizaciones ecologistas han encontrado en el aire de algunos países concentraciones de NO₂ superiores a las comunicadas oficialmente. Además, asegura que la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio Ambiente están trabajando, “en diálogo con las autoridades nacionales”, en la instalación obligatoria de dispositivos oficiales de medición en los lugares con las “mayores concentraciones de contaminantes atmosféricos”, y también en aclarar las “razones de las discrepancias”.
En Bulgaria, según Ivaylo Hlebarov, de Za Zemiata, las autoridades aún no han reaccionado públicamente a las revelaciones de su organización. “En algunos casos en los que les hemos confrontado con nuestras mediciones, han dicho que no son adecuadas como valores de referencia”, afirma Hlebarov. “Las autoridades parecen pensar que siempre tienen razón. Pero, a menudo, no es así. Tienen que ser más abiertas. Pero si no hay voluntad política para ello, lo único que podemos hacer es aumentar la presión”.
De la DW