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Así viven los ultrarricos en Camboya que se construyeron un mini París
En el corazón de la ciudad, una réplica del Arco de Triunfo se alza frente a un brazo del río Mekong. El barrio se llama el “Elíseo”.
Un nuevo barrio de inspiración parisina refleja la fiebre de desarrollo que se apoderó de Nom Pen, la capital de Camboya, uno de los países más pobres de Asia, donde el lujo para los ultrarricos prospera en medio de la miseria. “¡Es tan hermoso! Un orgullo para Camboya”, afirma Heng Sokharith, de 49 años, propietario de un bloque de varios pisos, que alberga la sede de su empresa de muebles en la planta baja.
Con sus paseos, cafés y su elegancia reivindicada, el “mini París” se vende como un enclave chic destinado a los ricos, lejos de los atascos de tráfico y de las molestias sonoras. En el corazón de la ciudad, una réplica del Arco de Triunfo se alza frente a un brazo del río Mekong. El barrio, llamado “Elíseo”, se encuentra en Koh Pich, una isla que se convirtió en el símbolo del renacimiento de Nom Pen después de décadas de guerra civil hasta los años 1990.
Este antiguo pantano, que alberga rascacielos, una escuela internacional y un hospital, pretende ser el escaparate de una Camboya abierta a la globalización.
El país registró una de las tasas de crecimiento más altas del mundo en las últimas dos décadas, pero a costa de la desigualdad persistente y de los peligros ambientales, según el Banco Mundial. Las riquezas siguen concentradas en las manos de una élite cercana al ex primer ministro Hun Sen, que dirigió el país durante casi cuarenta años antes de ceder su lugar, el verano pasado, a su hijo Hun Manet.
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En el barrio Elíseo, un metro cuadrado puede costar unos 1.300 dólares para las superficies grandes, explica Thierry Tea vicepresidente del promotor del proyecto OCIC, es decir una cantidad ligeramente inferior al PIB per cápita anual. A pesar de un precio prohibitivo para una gran mayoría de camboyanos, más del 80 % de las 229 unidades fueron vendidas, asegura, reconociendo que no todas están habitadas.
Rejuvenecimiento de las élites
Con sus pocos peatones, el barrio, lanzado en 2015, donde las obras por un costo total de 400 millones de dólares están casi finalizadas, parece mucho menos animado que el resto de Nom Pen. El país trata de atraer inversores extranjeros, con precios considerados competitivos en la región.
“El cliente es bienvenido ya sea que quiera comprar, alquilar u obtener un retorno de la inversión”, dice Tea. Bajo Hun Sen, Camboya extendió la alfombra roja a los fondos chinos gracias al boom de la construcción, pero también a la proliferación de casinos y otras actividades poco transparentes, a veces asociadas al blanqueo de dinero.
Pero en Nom Pen, las empresas alaban el potencial de un reino joven que Hun Manet quiere transformar en una economía de altos ingresos para 2050. Cerca de Koh Pich, un centro comercial con capacidad para 75 tiendas de lujo abrirá sus puertas en los próximos meses. Camboya “es la nueva atracción”, afirma Pierre Balsan, director de BlueBell en Camboya, responsable de la obra.
El desarrollo de las clases “media y media alta” impulsará la demanda, estima. “El principal reto era cambiar la imagen de Camboya para las marcas de lujo. La llegada de un primer ministro más joven fue crucial”, destaca.
Graduado de universidades estadounidense e inglesa, Hun Manet, de 46 años, encarna la renovación de las élites estos últimos años. Pero mantiene el control de un sistema de corrupción heredado de su padre, que sigue reprimiendo toda forma de oposición.
Asistimos a la “captación de la renta inmobiliaria por personas que ganan un máximo de dinero” gracias a sus conexiones políticas, detalla Gabriel Fauveaud, profesor adjunto de la universidad de Montreal.
Varios camboyanos involucrados en la industria del lujo se negaron a ser interrogados por la AFP justificando razones de discreción. Pero para el propietario Heng Sokharith, es un buen momento para invertir. “El barrio se volverá cada vez más atractivo”, asegura.
*Con información de la AFP.