ANÁLISIS

El ataque en Siria: ¿una “carambola a tres bandas”?

El ex canciller Julio Londoño Paredes explica el significado de la ofensiva de Donald Trump contra bases militares en el régimen de Bashar al-Assad.

7 de abril de 2017
| Foto: Fotomontaje SEMANA / Fotos: AFP y AP

Después de la utilización de armas químicas contra la población de Khan Sheikhoun, por parte de la aviación siria, donde murieron más de 80 personas entre ellos muchos niños, Donald Trump decidió hacer un ataque directo contra unidades militares del régimen sirio. Específicamente contra la base aérea de Shayrat en donde despegaron los aviones que hicieron el ataque contra Khan Sheikhoun.

La reacción del presidente Bashar al-Assad no pasó de calificar el ataque norteamericano de “imprudente”, mientras que las reacciones más fuertes han venido de Irán y naturalmente de Rusia que afirma que el ataque se hizo sin información previa a ellos y que por lo tanto suspenden la coordinación que se venía haciendo con los norteamericanos sobre las acciones en Siria. Se dice ahora, que el presidente Obama habría en su momento considerado la posibilidad de una acción directa contra Siria, pero que algunos de sus asesores se habían opuesto frontalmente.

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Aunque Trump ha justificado el ataque afirmando que, es un asunto de interés vital para la seguridad de los Estados Unidos prevenir y detener el uso de armas químicas letales, algunos temen que la acción puede encender las tensiones en la región.

El Pentágono anunció que los rusos fueron notificados previamente del ataque y que se había tenido el cuidado de que en la base de Shayrat no hubiera aviones ni personal ruso y que se había buscado minimizar los efectos sobre el personal sirio destacado en la base.

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La decisión puede ser el primer paso de Trump hacia una acción más directa de en determinados escenarios internacionales. Precisamente después que el “líder supremo” de Corea del Norte Kim Jong-un, en un abierto desafío contra los Estados Unidos, ha lanzado cada tercer día cohetes al mar del Japón, uno de ellos precisamente antes de que el presidente de China viajara a la Florida.

Hace algunos días el comandante de flota norteamericana en Asia, después de una entrevista con el ministro de Defensa de Corea del Sur, advirtió que una guerra con Corea del Norte, sería altamente costosa para los Estados Unidos. Agregó sin embargo que, al final “triunfarían”. Lo que quiere decir que una acción similar al ataque contra la base siria, difícilmente se podría hacer ahora contra el gobierno del Kim Jong-un, sin precipitar un conflicto en gran escala, a pesar de que las amenazas del “líder supremo” son al menos tan peligrosas para los Estados Unidos, como el uso de las armas químicas en Siria.

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Al mismo tiempo en Washington, Hillary Clinton afirmó que los hackers utilizados por Rusia habían tenido un gran efecto en su derrota electoral y funcionarios del gobierno de Obama señalaron que la CIA había informado, varias semanas antes de las elecciones, a influyentes senadores que tenían evidencias de que los rusos estaban actuado para favorecer en triunfo de Trump.

Algunos podrían afirmar que el ataque a la base siria es una “carambola a tres bandas” del presidente norteamericano. Ante todo, muestra ante la opinión pública norteamericana y ante el mundo que sus manifestaciones son ciertas, que no va presenciar pasivamente ciertos hechos y que va a encaminar a los Estados Unidos como el indisputado árbitro mundial. Escogió un ataque con armas químicas -parecidas a la usada por el “gran líder” en el asesinato de su hermanastro en Malasia- contra la población civil, incluyendo niños, que fue profusamente divulgado y que ha generado un sentimiento de repugnancia e impotencia frente a la crisis del régimen sirio protegido por Rusia, que tiene intereses geopolíticos evidentes en la región.

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Además, se “desmarca” de Putin, no solamente después de la intervención de Moscú en el proceso electoral, sino que envía el mensaje de que no está dispuesto a resignarse a que Rusia, se constituya en el gran líder universal como algunos lo han afirmado.

Habrá que ver hasta dónde llegan las cosas…