Haití
Atención: cuerpos de colombianos muertos en Haití fueron movidos irregularmente, asegura CNN
En una investigación exclusiva, la cadena internacional asegura que hay serias dudas en la investigación tras la muerte del presidente Jovenel Moïse. Agrega que tampoco es clara la forma en que fallecieron.
La cadena CNN reveló este martes pruebas de la serie de irregularidades que existen en el manejo de la investigación tras el asesinato del presidente de Haití. Una de estas tendría que ver estrechamente con el papel que cumplieron los colombianos en ese magnicidio y las dudas que despiertan los cuerpos de quienes fueron encontrados muertos en el techo de una casa vecina.
Según CNN, fuentes cercanas a la investigación le aseguraron a la cadena que “tienen dudas sobre si se ha seguido el protocolo correcto en el procesamiento de pruebas y manejo de escenas del crimen”. Según el medio, los documentos del Ministerio de Justicia con fecha del 8 de julio muestran que se convocó a funcionarios judiciales para documentar los cadáveres de dos sospechosos frente a una comisaría de policía en el exclusivo barrio montañoso de Petion-Ville, donde también se encuentra la residencia del presidente.
Esos dos cadáveres eran los de los dos colombianos, hasta ahora señalados de tener una mayor responsabilidad en el homicidio: Mauricio Javier Romero y Giraldo Duberney Capador. Este último, según ha reportado SEMANA, participó en la reunión en un hotel en República Dominicana donde las autoridades señalan que se acordó el operativo. En abril, la empresa CTU Security lo contactó para reunir a un grupo de excomandos para “proteger a gente importante en Haití”.
CNN asegura que “varios sospechosos fueron asesinados en una tienda vacía a la vuelta de la esquina, durante la persecución policial después del asesinato. También se prendió fuego a varios vehículos de la zona que se cree pertenecían a los atacantes, un acto de destrucción que las autoridades atribuyen a los enojados residentes locales”.
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Hasta ahora, CNN es el primer medio internacional en denunciar públicamente que el manejo que se les dio a los cuerpos de ambos colombianos constituye una seria irregularidad en el proceso. “Mover cadáveres y permitir que se destruyan posibles tesoros de evidencia son una señal de alerta para la posible manipulación de la escena del crimen, dicen los expertos y personas con información privilegiada”, sostiene el medio.
“Hay muchas cosas que no tienen sentido en el manejo de la escena del crimen. Se quemaron autos... Ese es el tipo de cosas que parecen inconsistentes con tratar de descubrir la verdad exacta... Los investigadores deben interrogar a quienes estén involucrados en el cambio de la escena del crimen para establecer si tenían una buena razón para hacer esos cambios”, le dijo una fuente a CNN.
No solamente es el manejo del cadáver tras el fallecimiento lo que deja dudas, a juicio de CNN, sobre lo que sucedió ese día. “Las heridas encontradas en el cuerpo de Romero también plantean preguntas sobre cómo fue asesinado: los investigadores encontraron una herida de bala en la parte posterior de su cabeza, según el informe”, sostiene el medio.
CNN también reveló los testimonios de los dos estadounidenses capturados. “Me entregué a la Policía porque solo soy un traductor. Solo sabía que hay una orden contra el presidente, estaba allí para traducir. La misión era llevarlo y llevarlo al palacio nacional, mi papel era quedarme en el auto”, les dijo uno de ellos, quien aseguró ser la persona que decía en inglés que eran agentes de la DEA.
Hasta ahora, lo que se sabía de ellos dos tras esa trágica noche tenía que ver con los relatos que entregaron los mismos colombianos en Haití. Las confesiones de tres de los exmilitares colombianos capturados dieron pistas más claras de lo que pudo ocurrir y del papel que habría desempeñado cada uno de ellos.
SEMANA conoció en exclusiva que el teniente coronel del Ejército Carlos Giovany Guerrero Torres aseguró ante los investigadores, desde su sitio de reclusión en Puerto Príncipe, que los únicos que entraron a la habitación del primer mandatario, y por ende habrían disparado contra el primer mandatario, fueron los exmilitares Mario Palacios Palacios (prófugo), Mauricio Javier Romero (muerto) y Duberney Capador Giraldo (muerto). El exoficial indicó que él sí ingresó a la casa del presidente, pero que solo llegó hasta la cocina.
Por su parte, el capitán Germán Rivera García confesó que siempre estuvo en la parte exterior de la casa “porque él era el que controlaba y dirigía el personal externo”. Sin embargo, sostuvo que un grupo de seis de sus compañeros retirados fue designado para entrar a la residencia presidencial y llevar a cabo la misión. Dicho grupo habría estado compuesto por:
El sargento viceprimero (r) Duberney Capador Giraldo, el sargento primero (r) Mauricio Javier Romero Medina y los soldados (r) Juan Carlos Yepes Clavijo, Víctor Albeiro Pineda Cardona, Mario Palacios Palacios Soldado y Naiser Franco Castañeda.
Hay otro exmilitar colombiano que aparece ingresando a la casa, según las investigaciones, y es el sargento Ángel Mario Yarce, quien según la confesión del soldado retirado Juan Carlos Yepes, también capturado, 28 minutos después de que el primer comando de mercenarios ingresó y cuando cesaron los disparos, se escuchó la voz de Mauricio Romero ordenando que entrara el encargado de las cámaras. Entonces, le habría entregado a Yarce el DVR (Digital Video Récord) con todas las imágenes del circuito cerrado de televisión de la residencia y una maleta pesada que le habría pedido subir a un vehículo blanco. Los videos fueron recuperados por la Policía de Haití y se convirtieron en una prueba irrefutable.
En todo caso, lo que ocurrió en la habitación donde dormía el presidente Moïse con su esposa fue aterrador. La primera dama haitiana, Martine Moïse, quien ya regresó a la isla, les dijo a los agentes del FBI en EE. UU. que los asesinos ingresaron hablando solo español y que nunca colgaron una llamada en el celular. Por el contrario, tras ingresar y ubicarlos debajo de la cama, un hombre al otro lado del teléfono dio la orden de ejecutar al presidente.
A ella también le dispararon, se le pararon encima y le alumbraron los ojos para verificar que estaba sin vida. Ella se hizo la muerta. Solo cuando la mujer escuchó que los asesinos salieron de la casa y hablaban en el jardín se levantó como pudo, alcanzó un teléfono y llamó al servicio secreto para pedir auxilio.
De los tres exmilitares señalados por sus propios compañeros de dispararle al presidente de Haití hasta asesinarlo y de dejar herida a la primera dama, dos están muertos: Romero y Capador. Con la investigación de CNN, crecen las dudas sobre cuál fue realmente su papel.
SEMANA habló con la esposa de Romero. “Mauricio, al momento de abordar su vuelo en el aeropuerto, le tomó una foto a su tiquete que decía que se iba para Santo Domingo y hasta ahí estaba la información que nosotros conocimos, nosotros no teníamos conocimiento de que él estuviera en otro país, siempre creímos en las comunicaciones; él no daba detalle de en dónde estaba”, sostuvo Giovanna Arelis Romero.
La mujer reveló los detalles inéditos que rodearon el viaje de su esposo. “La situación del viaje la conocimos un día cuando lo llamó un compañero de trabajo que lastimosamente también fue uno de los abatidos, Duberney Capador. Él le dijo que había un proyecto de trabajo por fuera, que era muy bueno, que era dentro de los nardos legales, decía que no se lo iba a llevar a tener problemas ni a pelear”, relató.
Agregó: “Le preguntó a mi esposo que si estaba interesado, que él lo esperaba el día jueves a medianoche en el aeropuerto El Dorado, que no se preocupara sino por tener el pasaporte al día, que el proyecto contaba con los gastos de los tiquetes de ida. Lo único que Mauricio me dijo fue: ‘¿qué dice, negra?, y yo le dije a él que la decisión la debía tomar era él, pero que contaba con mi respaldo. Nosotros llevamos 20 años de casados”.
De esas tres personas que tendrían la verdad de lo que sucedió en el asesinato, dos están muertas y las autoridades buscan a Mario Antonio Palacio. “Aviso de búsqueda”, dice el cartel con la foto de su cara, en la que además aparece vestido como militar, cuando era activo, y en otra imagen se ve con otro de los colombianos retirados y que fueron capturados por el magnicidio.
Al lado se leen varios teléfonos para que la gente dé información. El testimonio de Palacios será clave para tratar de encontrar la verdad del entramado criminal que acabó con la vida del presidente Jovenel Moïse.