HAITÍ
“Aves de rapiña mataron a mi esposo”: viuda del presidente de Haití
Martine Moise dijo que su difunto esposo Jovenel Moise fue “abandonado y traicionado”.
Durante la ceremonia en honor al asesinado presidente de Haití, Jovenel Moise, su esposa, Martine Moise, dijo que el difunto mandatario “amaba a su país” y que “defendía a los más débiles frente a la codicia de otros”.
“Fuiste abandonado y traicionado. Tu asesinato expuso la fealdad y cobardía”, dijo la viuda en los actos fúnebres de Moise llevados a cabo en Cap-Haitien, al norte de Haití.
Añadió que el presidente había pedido ayuda antes de ser asesinado, y que los responsables de su muerte aún están libres.
“Fuiste brutalmente asesinado. Se ha conspirado contra ti. Te odiaban, te lanzaron veneno. Las aves de rapiña que mataron al presidente siguen corriendo por las calles. Ni siquiera se esconden. Están ahí observándonos y escuchándonos”, dijo Martine.
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La viuda dijo que no quiere venganza ni un derramamiento de sangre innecesario, sino que lo que busca es justicia por la muerte del mandatario.
“No queremos venganza, ni violencia. No cederemos al miedo. Los miraremos (a los asesinos) directamente a los ojos. Les diremos que ya es suficiente”, agregó Martine.
Es de mencionar que Martine Moise fue herida con una bala en el acto terrorista en el que asesinaron a su marido.
Martine y Jovenel Moise sostuvieron una relación de 25 años y la viuda se mostró extrañada por el asesinato de su esposo.
“No entiendo cómo la envidia de poder y la vulnerabilidad podían llevar a tal malicia contra mi marido. Es un adiós pero no una despedida. No pensé que este cambio que querías hacer podría llevar a tu asesinato. Los oligarcas han ganado una batalla. Hemos perdido una batalla, pero la guerra aún no ha terminado”, dijo.
Disturbios en el funeral
Haití rindió el viernes un último homenaje al asesinado presidente Jovenel Moise, con una custodiada ceremonia funeraria en una ciudad donde se desataron actos violentos que ilustran la inestabilidad del país.
Los actos solemnes se desarrollaban en la ciudad de Cabo Haitiano, en el extremo norte de Haití. Moïse, asesinado el 7 de julio a sus 53 años por un comando armado en su domicilio de la capital, Puerto Príncipe, era originario de la región vecina a la de su lugar de entierro, también en el norte.
Sin embargo, aunque agentes de policía estaban desplegados en todas las calles, pero no impidieron, como la víspera, un estallido de episodios violentos. Incluso desde dentro del recinto donde se llevaba a cabo el funeral se escucharon disparos, que forzaron la salida apresurada de algunos participantes en medio de una nube de gases lacrimógenos lanzados por la policía.
El ataúd, cubierto por la bandera nacional y la banda presidencial, estaba expuesto en una explanada adornada de flores. Los restos eran custodiados por soldados de las Fuerzas Armadas de Haití.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, envió una delegación de alto nivel al funeral, incluida su embajadora ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield, y su nuevo enviado especial para Haití, Daniel Foote. No se quedaron mucho tiempo.
“La delegación presidencial está a salvo y completa después del tiroteo reportado durante el funeral. Están todos de regreso a Estados Unidos”, dijo Jen Psaki, la portavoz de la Casa Blanca.
A su regreso a Nueva York, la embajadora Thomas-Greenfield declaró que “el pueblo de Haití merece la paz, la seguridad y un futuro mejor”. Además, un batallón rindió honores militares al jefe de Estado. Mientras que la ceremonia religiosa fue dirigida por cinco sacerdotes.
Hasta ahora, el asesinato ha sumido al país aún más en la incertidumbre y ha hecho resurgir tensiones históricas.
Más de 20 personas -la mayoría colombianas- fueron arrestadas por su implicación en el complot, que según la policía fue organizado por haitianos con ambiciones políticas y vínculos fuera del país.
Presente en Cabo Haitiano, el director general de la policía nacional, Leon Charles, fue abucheado el jueves cuando supervisaba el operativo de seguridad de los funerales.
Los haitianos le reprochan que no haya sido capaz de proteger al presidente Moise, cuya muerte reavivó las tensiones históricas entre el norte de Haití y el oeste, donde está la capital, Puerto Príncipe.