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La comparación entre Hitler y al-Assad que le salió mal a la Casa Blanca

Un portavoz de Estados Unidos causó polémica al lanzar fuertes pero imprecisas críticas al presidente de Siria.

11 de abril de 2017
| Foto: Fotomontaje SEMANA / Fotos: AFP y archivo Semana

El reciente uso de armas químicas en Siria, que supuestamente sería responsabilidad del presidente sirio Bashar al-Assad, ha suscitado una avalancha de críticas sobre todo de Estados Unidos que pasó de las palabras a la acción al atacar la base militar.

Esta vez fue el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, quien hizo una fuerte comparación cuando intentaba explicar por qué la alianza entre Siria y Rusia era cuestionable. Según el portavoz las actuaciones de Bashar al-Assad serían peores que las de Hitler, responsable de la muerte de millones de judios. Afirmó que "ni siquiera" el líder nazi "se rebajó a utilizar armas químicas" durante la II Guerra Mundial como supuestamente lo hizo el Gobierno de Bachar al-Assad.

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Pero hubo una frase que causó revuelo, sobre todo por su imprecisión. "Creo que cuando se trata de gas sarín, él (Hitler) no estaba utilizando gas entre su propia gente, del modo que lo hace Asad", afirmó Spicer en una rueda de prensa.

Spicer intentó explicar sin mucho éxito su símil entre el presidente sirio y el líder nazi, quien, si bien no utilizó armas químicas en el campo de batalla, empleó cámaras de gas para exterminar a millones de judíos y otras minorías. Sin embargo, Spicer se equivoca pues entre los judios que mató Hitler también había ciudadanos alemanes.

Según el portavoz de la Casa Blanca la diferencia es "el modo en que al Asad las usa (las armas químicas), al ir a pueblos y lanzarlas en medio de inocentes en esas localidades".

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Si bien es cierto que Hitler no uso armas químicas, especialmente sarín, que es la que se cree que se usó en Siria, son varias las hipótesis que giran en torno a las razones.

Según escribió René Pita en su libro Armas químicas: la ciencia en manos del mal, una de las teorías dice que tras haber sido intoxicado por iperita durante la Primera Guerra Mundial se había reusado. La otra teoría se basa en la versión de Otto Ambros ante el Tribunal de Nuremberg. Ambros asegura que en "mayo de 1943, tras la debacle de Stalingrado, Hitler empezó a recibir presiones de los nazis más radicales, como Martin Bormann, Josef Goebbels y Robert Ley, para que iniciase el ataque con tabún y sarín sobre el Ejército Rojo". En ese momento Hitler convocó a una reunión en el Cuartel General de Wolfsschanze para analizar la situación. En esa cita participó Ambros, Hitler y Albert Speer, ministro de Armamento. Al final concluyeron, más por estrategia que por moral, que no iban a usar las armas porque el enemigo tenía incluso más capacidad para producirlas. Hitler se fue de la reunión "visiblemente enfadado al saber que los agentes neurotóxicos de guerra podrían no ser un arma secreta de los alemanes".

En todo caso, y de acuerdo con el autor, Alemania no descartó el uso de armas químicas sino que fue una sucesión de eventos y la oposición de algunos lo que no lo permitió, pues "a pesar de la decepción de Hitler, la producción de agentes neurotóxicos continuó" y en la mente de los más radicales siempre estuvo la idea de usarlas.

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Así las cosas, Hitler, expuesto en la I Guerra Mundial a gas mostaza, nunca utilizó armas químicas en el campo de batalla de la II Guerra Mundial, pese a poseer un importante arsenal de agentes nerviosos.

No obstante, sí utilizó químicos para matar a millones de judíos en cámaras de gas en campos de concentración en un proyecto conocido como Solución Final para el exterminio de los judíos.

Con información de EFE