POLÍTICA
EE.UU.: ¿Beto O` Rourke dará la sorpresa?
El demócrata texano entró con fuerza a la carrera presidencial. Tendrá que competir contra pesos pesados de su partido como Bernie Sanders o Elizabeth Warren, pero ha demostrado gran habilidad para recaudar millones de dólares y comunicar sus ideas por redes sociales.
Afalta de un año y diez meses para las elecciones en Estados Unidos, la campaña presidencial está caliente. Los republicanos arriesgan todo por Donald Trump, que se encuentra convencido del triunfo, mientras que los demócratas tienen ya 17 precandidatos y podrían llegar a más de 25. Pero en medio de ese gentío sobresale uno que se lanzó en la última semana y que ha puesto a hablar al país: Beto O’Rourke.
O’Rourke competirá por la candidatura demócrata con pesos pesados. Entre los 17 precandidatos actuales se destacan Elizabeth Warren, el exvicepresidente Joe Biden (quien no ha formalizado su postulación), Kamala Harris y Bernie Sanders.
Se trata de un personaje relativamente desconocido en medio de nombres célebres como el de Bernie Sanders, senador por Vermont, que en la campaña pasada fue la sensación entre los jóvenes y casi acaba con Hillary Clinton; o como el de Elizabeth Warren, combativa senadora por Massachusetts. ¿Por qué O’Rourke?
La respuesta es simple: porque es un tipo cool, lleno de carisma. Parte de ello se debe a su figura. De 46 años, 1,96 metros de estatura, su rostro y su sonrisa recuerdan a Robert Kennedy. Pero O’Rourke también llama la atención porque en las elecciones de noviembre de 2018 estuvo a punto de lograr una proeza: derrotar al senador republicano Ted Cruz en un estado tan conservador como Texas, bastión político de los Bush. No lo consiguió porque al final, después de un escrutinio de varios días, perdió por 65.000 votos, 0,8 por ciento del total.
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Lejos de arrugarse por el resultado, se jugó íntegro por convertirse en una figura nacional. Pensó que un camino era internet, y en diciembre, pocas semanas después, grabó un video de 50 segundos para rebatir la idea de Trump de construir un muro en la frontera con México. Fue un éxito: lo vieron 5 millones de veces en 72 horas, cantidad que supera la mayor parte de los videos del presidente. También se ha grabado en su casa mientras prepara algo en la cocina y explica la receta por Instagram. Por todo eso, la revista Newsweek escribió: “Beto O’Rourke es un serio rival de Trump en las redes sociales”. Y eso que el presidente es el rey en Twitter, pues cuenta con 59,2 millones de seguidores.
Su verdadero nombre es Robert Francis O’Rourke. Nacido el 26 de septiembre de 1972 en El Paso, creció en esa ciudad a orillas del río Grande, en la frontera con México, justo al frente de Ciudad Juárez, y habla español bastante bien. Su madre tenía un almacén de muebles y su padre había sido juez del condado. Decidieron decirle Beto porque es un sobrenombre castellano de Roberto, y para diferenciarlo de su abuelo.
Años después, se dedicó a la música como bajista de Foss, un grupo de música punk. Se graduó en un colegio privado de Virginia y se mudó luego a Nueva York, donde se matriculó en la Universidad de Columbia para estudiar Literatura Inglesa. Tras un breve paréntesis regresó a El Paso, donde fundó el Stanton Street Technology Group, una empresa de software que le ha representado una fortuna, calculada en 10 millones de dólares. Esa cantidad podrá verse incrementada en el núcleo familiar, dado que su esposa, Amy Sanders, es hija de William Sanders, quien manejó un portafolio de inversiones inmobiliarias de más de 15.000 millones de dólares y que ha sido llamado “el Warren Buffett de la finca raíz”.
Incursionó en la política en 2005, como concejal de El Paso, escaño que mantuvo hasta 2011. Dio el salto a Washington D. C. al ganar una curul de representante a la Cámara, lo que le dio cierta notoriedad nacional. Su papel, si bien no puede catalogarse de brillante, le sirvió: ganó en dos ocasiones más y eso lo motivó a dar el salto al Senado, en el que no pudo vencer a Ted Cruz. La derrota no lo amilanó. En vez de refugiarse en Texas, viajó por varios estados y, a juzgar por la reacción ante el anuncio de su candidatura presidencial mediante un video en que aparece con su esposa, parece que cayó parado.
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Se produjo entonces una betomanía, que, según Thomas B. Edsall en su columna de The New York Times, se explica “por el dinero recaudado, la cobertura mediática y las búsquedas en Google”. En términos de plata, O’Rourke ha batido los récords.
En solo 24 horas, le hicieron donaciones por 6,1 millones de dólares, lo que supera incluso las que recaudó Bernie Sanders, que no llegaron a los 6 millones.
En cuanto a cubrimiento, la prensa le dedicó más tiempo y espacio que a los demás. CNN no tuvo inconveniente para perseguirlo en un carrito de golf, mientras él corría 5.000 metros en North Liberty, Iowa; igualmente, una periodista búlgara se le arrimó cerca de allí, en Dubuque, para que les enviara un mensaje a los de esa nacionalidad. Y en cuanto a búsquedas en Google, The Wall Street Journal afirmó que estuvieron por las nubes.
La pregunta ahora es si la betomanía es un movimiento sólido, y si O’Rourke será capaz de doblegar en los próximos meses a Bernie Sanders, a Kamala Harris y, posiblemente, al exvicepresidente Joe Biden (si decide tirarse a la piscina).
El texano comenzó su gira política por Iowa, un estado clave en las pasadas elecciones: allí, Donald Trump le sacó 16 puntos de ventaja a Hillary Clinton. Tiene un estilo descomplicado y juvenil, que recuerda a Robert Kennedy.
No es fácil. Para ello, deberá convencer a un amplio sector de los demócratas, como explicó a SEMANA Juan Carlos Hidalgo, analista del Cato Institute, uno de los think tanks más conocidos de Washington: “Su gran reto es su centrismo político. Él se describe como un capitalista, tuvo uno de los récords más conservadores en la Cámara y es un abanderado del tratado de libre comercio de Norteamérica. Todo eso va a ser un inconveniente porque estamos ante un Partido Demócrata que se ha movido a la izquierda y cuyas bases dicen ver favorablemente el socialismo”.
Hidalgo puede estar en lo cierto. El programa de O’Rourke dice que él quiere salud pública para todos, que apoya el Green New Deal planteado por Alexandria Ocasio-Cortez para combatir el cambio climático, que está a favor de descriminalizar la marihuana, que está contra el muro, que impondría más controles para quien compre un arma y que pretende aumentar el salario mínimo a 15 dólares la hora. Pero él se encuentra entre el 20 por ciento de los demócratas que más se han distanciado del partido cuando han votado en el Congreso, como al respaldar la tesis de que debe haber menos controles para las entidades financieras, una posición que tiende a la derecha.
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Y si prospera su candidatura y gana las primarias, ¿podría vencer a Trump? Falta mucho tiempo para saber la respuesta, pero el camino es cuesta arriba. Primero, O’Rourke deberá superar las críticas que se le hacen, porque cuando era estudiante, huyó en un automóvil después de un estrellón. Y además porque, según el promedio de los últimos sondeos elaborado por Real Clear Politics, la aprobación a la tarea de Trump está en el 42,3 por ciento, con lo cual, si el magnate logra un 10 por ciento más, estaría elegido.
No es descartable, pues, que Trump repita. Pero tampoco que quien lo enfrente a principios de noviembre de 2020 sea un texano de antepasados irlandeses, joven, enérgico y hábil para popularizar videos en streaming, llamado, curiosamente, Beto O’Rourke.