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Bombas fueron plantadas en Washington la noche antes del ataque al capitolio
Dar con el terrorista que habría dejado dos artefactos explosivos en la capital estadounidense se convirtió en la prioridad del FBI. Hoy elevaron la recompensa a 100.000 dólares para quien dé información sobre su paradero.
A medida que avanza la investigación entorno al ataque al Capitolio en Washington el 6 de enero, se logró establecer que los actos violentos que dejaron cinco muertos fueron planeados con anticipación. Hoy el FBI determinó que dos bombas de aparente fabricación casera fueron dejadas la noche anterior en las sedes de los partidos republicano y demócrata en la capital estadounidense. Las autoridades elevaron además de 75.000 a 100.000 dólares la recompensa para quien les ayude a dar con el paradero de un hombre que, según creen, estaría detrás de ese presunto intento de terrorismo doméstico.
Dar con el sospechoso se ha convertido en uno de los grandes retos del FBI, pues creen que los llevaría a desenmascarar un complot mayor que probablemente confirme la participación de grupos de ultraderecha incitados por Donald Trump.
El FBI publicó en las últimas horas un afiche con información sobre las bombas dejadas en ambos edificios e imágenes del presunto terrorista. Entre los datos que revelaron esta que los artefactos explosivos fueron dejados entre las 7:30 y las 8:30 de la noche del 5 de enero, es decir la noche antes de la insurrección. Los investigadores creen que fueron dejadas ahí para detonarlas mientras una turba pro-trumpista se tomaba el capitolio donde la Cámara de Representantes se disponía a certificar a Joe Biden como presidente.
De las bombas se sabe que median veinte centímetros de largo, que estaban hechas de acero galvanizado, contenían polvo con explosivos y les habían instalado temporizadores para cocinar. Una mujer de 36 años fue quien descubrió la primera de las dos bombas en la sede del partido republicano. Las autoridades descubrieron la segunda en el edificio del partido demócrata. Las dos sedes están a pocas cuadras la una de la otra y son vecinas del capitolio. Los explosivos fueron detonados de manera controlada por robots de la Policía. Aun no se sabe porqué no explotaron antes de ser descubiertas, una posibilidad es que los detonadores hubiesen estado mal instalados o que se quedaron sin batería.
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Más de 150 personas fueron acusadas por crímenes federales tras el asalto al Capitolio el 6 de enero de parte de seguidores del expresidente Donald Trump, dijo el departamento de Justicia de Estados Unidos. Los investigadores abrieron pesquisas a más de 400 personas, dijo Michael Sherwin, fiscal federal interino de Washington. Asistido por copioso material de video y registros en las redes sociales, al igual que gran cantidad de denuncias del público, el departamento de Justicia espera que el número de casos siga en aumento.
Mientras tanto el Departamento de Seguridad Interior de Estados Unidos publicó este miércoles por primera vez una alerta antiterrorista consagrado a las amenazas provenientes de “extremistas violentos” opuestos al Gobierno del demócrata Joe Biden.
Las autoridades judiciales anunciaron al mismo tiempo la inculpación de un partidario de Donald Trump luego de que en su empresa se hallaran cinco bombas artesanales que, según el acta de acusación, iban a ser empleadas para atacar a demócratas.
Trump, por su parte, enfrentará desde el 9 de febrero un juicio político en el Senado, acusado por la Cámara de Representantes de incitación a la insurrección por presuntamente impulsar a sus seguidores a atacar la sede legislativa.