Medio Ambiente
Calentamiento global amenaza ecosistemas marinos en su salinidad
Las acciones de la humanidad repercuten irremediablemente en la naturaleza.
La salinidad en los océanos y las costas ha cambiado de manera crítica a causa del cambio climático, según lo reveló un estudio publicado en Global Change Biology.
Los cambios en la salinidad, o el contenido de sal, debido al cambio climático y al uso de la tierra, pueden tener impactos potencialmente devastadores en los ecosistemas costeros y estuarios vitales; sin embargo, esto rara vez se ha estudiado hasta ahora.
Esta nueva investigación proporciona información sobre las amenazas que plantean los cambios de salinidad antropogénicos en los ecosistemas marinos y costeros y describe las consecuencias para la salud y la economía de las comunidades locales en regiones a menudo densamente pobladas, informa en un comunicado la Universidad del Norte de Florida (UNF), que participó en el estudio.
Las variaciones en las precipitaciones relacionadas con el cambio climático, fueron analizadas por el equipo de investigación, al igual que los impactos locales provocados por el hombre, pueden provocar inundaciones y sequías extremas, lo que afecta la disponibilidad de agua dulce y la salinidad en ecosistemas sensibles.
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A medida que aumenta el nivel del mar, las entradas de agua salada en las zonas costeras y bajas también pueden causar efectos devastadores. Ciertos grupos, como los microorganismos, el plancton, los corales, los manglares, las marismas de marea, las macroalgas y los pastos marinos, corren mayor riesgo y pueden enfrentarse rápidamente al colapso del ecosistema.
Los investigadores advierten que se predice que los cambios de salinidad se intensificarán junto con el calentamiento de los océanos, y enfatizan la urgencia de abordar de inmediato estos desafíos de salinidad para salvaguardar la biodiversidad y los ecosistemas marinos y costeros.
Las montañas del hemisferio norte se convertirán en focos de precipitaciones extremas por el cambio climático
De igual manera, el cambio climático está transformando las nevadas en precipitaciones en las montañas del hemisferio norte. Ello fue descubierto por Investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley (Berkeley Lab), dependiente del Departamento de Energía de Estados Unidos.
Esas oleadas de agua líquida entrañan una serie de peligros, como inundaciones, corrimientos de tierras y erosión del suelo, según publican en la revista Nature.
“Una cuarta parte de la población mundial vive en regiones montañosas o aguas abajo de ellas. Van a verse directamente afectados por este riesgo”, afirma Mohammed Ombadi, primer autor del estudio.
El cambio climático aumentará el volumen de agua que cae durante los fenómenos extremos (que suelen tener lugar entre unas horas y un día), según prevén los científicos, pero es la primera vez que los investigadores analizan si esas precipitaciones extremas se producen en forma de lluvia o de nieve.
Asimismo, descubrieron que la fracción de agua caída en forma de nieve disminuía en las regiones montañosas y caía en forma de lluvia, esto hace que las montañas sean especialmente vulnerables a los riesgos de lluvia extrema. Incluso le pusieron una cifra: Por cada grado centígrado de aumento de la temperatura global, los investigadores esperan una media del 15 % más de lluvia en las zonas altas.
“Este aumento de las precipitaciones extremas no es solo algo que vaya a ocurrir de aquí a finales del siglo XXI: ya lo estamos viendo. Ese mismo ritmo también se puso de manifiesto en los datos de 1950 a 2019. Las precipitaciones extremas en las montañas ya han ido en aumento, y seguirán cambiando con ese ritmo del 15 %”, asegura Ombadi.
Si bien todas las cordilleras del hemisferio norte están viendo el cambio de nieve a lluvia, las que corren mayor riesgo de eventos de precipitación extrema son las cordilleras del Pacífico de América del Norte (las Cascadas, Sierra Nevada y las cordilleras costeras desde Canadá hasta el sur de California), el Himalaya y las regiones de alta latitud. Los investigadores siguen trabajando para entender por qué esas zonas corren más riesgo que otras cordilleras como las Rocosas o los Alpes.
“Creemos que las cordilleras del Pacífico norteamericano son más susceptibles al riesgo de precipitaciones extremas que otras cordilleras, porque una parte importante de las nevadas en esta región suele producirse a temperaturas, justo por debajo de los cero grados centígrados”, -explica Ombadi.
“El más mínimo cambio en la temperatura del aire transformará estas nevadas en precipitaciones. A diferencia de otras cordilleras, donde las nevadas pueden producirse a temperaturas muy bajas, por debajo de los cero grados”, concluye.
*Con información de Europa Press.