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Canadá dio un importante paso en busca de eliminar antecedentes de condenas por aborto e “indecencia”
Las penas por “indecencia” afectaban a mujeres y miembros de la comunidad LBGT´+.
Canadá avanzó este martes 7 de marzo hacia la eliminación de antecedentes de condenas por aborto e indecencia, leyes que ya no están vigentes y que tradicionalmente han perjudicado a mujeres y a miembros de la comunidad LGBT+.
El anuncio se basa en una ley de 2018 que buscaba corregir injusticias del pasado y abrir un camino para que los individuos limpien sus antecedentes criminales.
Un año antes, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, pidió perdón de manera oficial por las políticas y prácticas del gobierno que condujeron a la opresión y discriminación contra las lesbianas, las personas gay, bisexuales o transgénero.
El ministro de Seguridad Pública, Marco Mendicino, dijo el martes en conferencia de prensa que “las condenas bajo el Código Penal por prostitución o por delitos basados en la indecencia son ahora elegibles para ser eliminadas”. “Históricamente, Canadá ha criminalizado lugares considerados seguros para la comunidad LGBT+, como las casas de baño, discotecas o clubes de intercambio de parejas”, dijo.
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“Y como resultado, los dueños, empleados y administradores de estos sitios fueron condenados injustamente bajo el Código Penal”.
Mendicino también anunció que cualquier persona condenada por delitos relacionados con el aborto sería elegible para eliminarlos de su historial. Aplicar al trámite de eliminación de antecedentes es gratis y los familiares o allegados pueden aplicar en nombre de personas ya fallecidas.
Críticas al The New York Times por su cobertura transgénero
The New York Times enfrenta críticas por su cobertura de las personas transgénero, algo que el periódico estadounidense rechaza rotundamente. Más de un millar de colaboradores del periódico y activistas LGBTQ acusan al diario de dar demasiada cobertura a las preocupaciones sobre los tratamientos para adolescentes transgénero, alimentando el “pánico” sobre el tema.
La acusación puede sorprender a quienes consideran que este medio fue como baluarte de los derechos raciales y de género durante la presidencia de Donald Trump y del movimiento #MeToo contra la violencia sexual con su investigación sobre el productor cinematográfico Harvey Weinstein.
Las críticas también destacan los debates internos que a veces ocurren en una parte de las llamadas guerras culturales de Estados Unidos.
GLAAD, una organización defensora de los medios LGBTQ, acusa a The New York Times de llevar adelante una “cobertura irresponsable y sesgada de las personas transgénero” desde hace más de un año. El mes pasado colanzó una campaña, respaldada por más de 100 organizaciones, contra la cobertura del periódico.
Le acusan de escribir múltiples artículos que exageran los temores éticos y médicos sobre tratamientos como los bloqueadores de la pubertad, así como que ha dado demasiado crédito a las sugerencias de que la cantidad de adolescentes que se identifican con un género diferente al asignado al nacer (300.000 en Estados Unidos, según un estudio) obedece a una tendencia social o moda.
También alegan que el periódico se centra demasiado en la idea de que algunas personas lamentan la transición.
“Nuestra queja se refiere a la parcialidad editorial”, declaró a la AFP Jo Livingstone, crítica literaria de 35 años, coautora de la carta, quien agregó que “no se trata necesariamente de cada artículo individual, si no de dónde está poniendo el NYT el énfasis y los recursos a lo largo del tiempo. Es un fenómeno acumulativo de sesgo”.
A. G. Sulzberger, presidente y editor del Times, respaldó al personal en un discurso el jueves, al asegurar que había “documentado la preocupante oleada de legislación antitrans que avanza en las cámaras estatales de todo el país” y “detallado la horrible violencia y discriminación a la que se enfrentan las personas trans”.
Los periodistas de The New York Times también han defendido su derecho a destacar los debates en el seno de la comunidad científica sobre los tratamientos. “Nuestro deber es ser independientes”, escribieron decenas de redactores en una carta a su sindicato, que publicó Vanity Fair. “Perseguimos los hechos donde quiera que nos lleven. Somos periodistas, no activistas. Esa línea debe quedar clara”.
*Con información de AFP.