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Canadá no es tan feliz como lo pintan: la salud mental en el país está en crisis y así se evidenció
Otra potencia del mundo padece secuelas que dejó la pandemia de covid-19.
Aunque Canadá se ha convertido en un destino para aquellas personas que buscan un mejor futuro, sobre todo para jóvenes que quieren estudiar, algunas problemáticas sociales ponen al país en el ojo del huracán.
En las calles y el metro de Toronto, la ciudad más grande de Canadá, se puede ver a muchos jóvenes deambulando con la mirada perdida o gritando frases incomprensibles.
Los periódicos están repletos de noticias sobre ataques no provocados a extraños, sobredosis de opiáceos y otros males sociales relacionados con la adicción y los problemas de salud mental.
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Décadas de escasez de fondos para los servicios de salud mental han dejado en Canadá a muchos jóvenes solos luchando con problemas que dejó la dura pandemia de covid-19, a veces con consecuencias fatales.
“La cantidad de jóvenes con problemas de salud mental y adicciones en Canadá ha crecido exponencialmente durante más de una década”, dijo Bjug Borgundvaag, médico del servicio de emergencias del Hospital Mount Sinai en Toronto. “Tratamos de hacer lo mejor que podemos, pero lo que podemos ofrecer es muy limitado”, señaló.
En Toronto, una ciudad ultramoderna que sirve de ventana a la economía y la cultura del país, la situación ha alcanzado un nivel de crisis al punto que el exalcalde John Tory convocó a una cumbre nacional de salud mental para abordarla.
“Históricamente, no hemos financiado lo suficiente la salud mental”, afirmó David Gratzer, del Centro para la Adicción y la Salud Mental en Toronto.
“En Canadá, por cada dólar que gastamos en atención médica, gastamos siete u ocho centavos en atención de salud mental”, que es mucho menos que en la mayoría de los demás países desarrollados, confirmó.
Canadá cometió un gran error en las décadas de 1960 y 1970 al eliminar muchas camas de hospital para personas con enfermedades mentales, explicó Gratzer, que es psiquiatra.
En 2022, la demanda de servicios psicológicos en Ontario aumentó un 50 % y más de uno de cada dos jóvenes padece una enfermedad mental.
Las organizaciones benéficas han intentado llenar el vacío dejado por las carencias de los servicios públicos, pero no han podido seguir el ritmo de la gran afluencia de personas en apuros.
“Es una bomba de tiempo”, dice Jacques Charland, de la línea de ayuda de Quebec Ecoute Entraide. “Es una crisis porque afecta todos los aspectos de la población. En la población joven y adulta, las cifras son mucho más alarmantes”, lamentó Nzinga Walker, directora ejecutiva de Stella’s Place.
Ubicada a pocas cuadras del barrio chino de Toronto, esta organización ofrece apoyo gratuito en salud mental a personas de 16 a 29 años con problemas psicológicos.
“No hay servicios disponibles. Casi en cualquier lugar donde busques ayuda, hay lista de espera y cuando alguien tiene una necesidad de salud mental o una crisis de salud mental, lo último que quiere que suceda es estar en una lista de espera”, aseveró Walker.
Stella’s Place abrió sus puertas en 2013 y recientemente se mudó a unas nuevas instalaciones, donde los jóvenes pueden acceder a asesoramiento, programas grupales y servicios psiquiátricos.
Con información de AFP