CANADÁ

Primer Ministro de Canadá: el antitrump

Aunque su relevancia geopolítica es considerablemente menor, en Canadá queda un baluarte del liberalismo encabezado por una figura carismática de Justin Trudeau.

26 de noviembre de 2016
Trudeau eximió de visa a los mexicanos y aceptó a miles de refugiados sirios.

Pocas horas después de la victoria de Donald Trump, la página web de inmigración de Canadá colapsó y las redes sociales se inundaron con mensajes de Move to Canada (‘Múdese a Canadá’) por estadounidenses asustados con ese resultado. Y es que mientras Washington da un giro hacia el aislacionismo, Canadá con su primer ministro, Justin Trudeau, aparece como un mejor representante de los valores norteamericanos que el propio Estados Unidos.

Hijo de Pierre Trudeau (un emblemático político que lideró el país durante más de 11 años), Justin nació en el seno de la elite y, como Trump, llegó a la política como un personaje mediático y sin gran experiencia en el sector público. Pero sus principios son diametralmente opuestos a los del magnate. Si Trump es el bully del barrio, Trudeau es el chico bueno de la película.

Profesor de matemáticas, instructor de snowboard, actor ocasional y asiduo participante de campañas sociales, el joven primer ministro canadiense era ya una celebridad nacional cuando lanzó su campaña sobre una plataforma de optimismo en las bondades de la política, los ‘caminos soleados’ que proponía el primer ministro Wilfrid Laurier en 1896. Esta propuesta, junto a su personalidad carismática y su cercanía con la gente (que hizo de tomarse selfis con el primer ministro una tradición nacional) mantienen su popularidad por encima del 60 por ciento tras un año de mandato, lo que marca un fuerte contraste con el rechazo de 52 por ciento que tiene Trump antes de posesionarse.

En su gobierno, Trudeau ha defendido el libre comercio y la lucha contra el cambio climático, asuntos sobre los que Trump se declaró escéptico. A su vez, repartió su gabinete equitativamente entre hombres y mujeres, acordó quitarles el requisito de visa a los mexicanos y alojó a 25.000 refugiados sirios este año. Como lo reseño The Economist, “la libertad se mueve al norte de la frontera”.