Estados Unidos
¿Casa Blanca o cárcel? Los destinos que Donald Trump se juega en este año de cara a las elecciones contra Joe Biden
En noviembre, Estados Unidos disputará sus elecciones más polémicas de los últimos tiempos. El panorama hoy es que Donald Trump y Joe Biden se volverán a enfrentar, pero en un contexto muy distinto.
Desde que Donald Trump irrumpió en la política estadounidense, nada ha vuelto a ser igual. Tras una reñida llegada al poder con las elecciones de 2016, el republicano instauró una manera de hacer política sin igual. Ahora, pretende volver a la Casa Blanca y es el favorito de los candidatos, pero sus problemas judiciales podrían incluso sacarlo de la carrera presidencial y favorecer la reelección de Joe Biden.
El 5 de noviembre serán las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos; para los comicios electorales se espera una dura batalla entre los partidos Republicano y Demócrata. Pero hasta este momento, los candidatos plantean un segundo round sin precedentes.
Las encuestas ponen a la cabeza al expresidente Donald Trump sobre Joe Biden. Según The New York Times, el imputado exmandatario está por encima del presidente en cinco estados claves –Arizona, Georgia, Michigan, Nevada y Pensilvania–, lo cual le daría el triunfo.
Pero, en general, Donald Trump aventaja a su rival en la mayoría de las encuestas, por ejemplo, en The Washington Post afirman que la ventaja porcentual del republicano contra el líder demócrata está en 51 por ciento contra 42 por ciento, que apenas obtendría el hoy presidente, que registra un momento complejo en su popularidad, pues solo llega a 40 puntos, el más bajo de su mandato.
Otro factor que aleja a Joe Biden de la presidencia es su edad. Actualmente, el mandatario estadounidense tiene 81 años, por lo que, en caso de ser elegido nuevamente, llegaría al poder con 82 años y saldría con 86, sabiendo que ya, de por sí, es la persona más longeva en ser elegida en el país norteamericano. Aun así, el segundo ciudadano más viejo en ocupar la Casa Blanca es el mismo Donald Trump, cuando llegó con 70 años, en caso de ser elegido tendrá 78.
Pero el caso de Biden es preocupante, no solo por su edad, sino que sus actuaciones dejan mucho que desear. Son varias las ocasiones en las que se le ve desorientado, confundido, hablando entre dientes en discursos, con errores en declaraciones, algunas caídas y saludos dados al aire, algo que muestra que el mandatario no estaría en condiciones del puesto. Según una encuesta de The Wall Street Journal, 73 por ciento de los estadounidenses creen que el demócrata es demasiado mayor para un segundo mandato.
¿Perseguido o criminal?
Por su parte, al expresidente Trump los líos judiciales que lo rodean lo tienen con la soga al cuello. En la actualidad enfrenta una serie de cargos criminales federales y estatales por los cuales está siendo investigado. La primera acusación fue por cuenta de la exactriz de cine para adultos Stormy Daniels, quien asegura que le pagó por mantener silencio sobre una supuesta relación que tuvieron. El dinero habría sido tapado como gastos de Trump Organization, lo cual habría constituido un fraude.
Luego, en agosto, se le acusó de haber guardado información confidencial de la Casa Blanca en su residencia en Mar-a-Lago, en Florida. Según la justicia, Trump habría retenido cientos de cajas con informes nucleares y demás datos clasificados que se habría llevado para su residencia después de salir de la presidencia. Según las fotos que reveló el FBI, Trump tenía cajas repletas de documentos hasta en el techo de su baño. Posteriormente, se le acusó de haber borrado las cintas de seguridad del recinto.
Lo más grave para el presidente y su aspiración presidencial es que también se le acusa de haber intentado intervenir en los resultados de las elecciones de 2020, en las que, según la justicia, “difundió mentiras de que hubo un fraude que determinó el resultado de las elecciones y que en realidad había ganado. Poco después del día de las elecciones, el acusado también buscó medios ilegales para descontar votos legítimos y subvertir los resultados de las elecciones”, dice la acusación.
En cuanto a lo estatal, en Atlanta, Georgia, se les acusa a él junto a 18 personas de su séquito de haber intentado revertir los resultados del territorio. A diferencia de la otra acusación, esta, por ser de competencia del estado, no puede ‘autoperdonarse’ ni anular a los jueces en caso de ser presidente, algo que se sospechaba que podría hacer Trump en caso de ser elegido para acabar con los cargos. Las tensiones regionales solo han aumentado después de que en Colorado y Maine se pidiera eliminarlo de la boleta electoral, pero luego la justicia salvó su candidatura por ahora.
Los cinco juicios importantes que enfrentará Donald Trump darán inicio hasta marzo, pero el equipo jurídico del expresidente está haciendo lo posible para aplazarlos para después de las elecciones, con la sospecha de que intentarían que, con el republicano elegido, pueda darse a sí mismo la polémica medida del perdón presidencial. El exmandatario se ha declarado inocente de todos los cargos. “Esta persecución viciosa es una parodia de la justicia”, declaró en una ocasión.
Las acusaciones, de igual manera, parecen importarle poco, ya que dentro de los requisitos para ser presidente solo está tener más de 35 años, ser estadounidense de nacimiento y haber residido en el país por lo menos 14 años. Enfrentar cargos criminales no significa un impedimento para ser candidato presidencial y ni siquiera para ser mandatario. Ahora, se cree que la Corte Suprema intervendrá para anular la candidatura de Trump en caso de que sea encontrado culpable.
Reescribir la historia
El exmandatario presenta una serie de propuestas que espera que lo impulsen de cara a la elección de noviembre, marcadas por una línea que parecen incluso más extremistas que las que propuso en su primera candidatura en 2016. En materia migratoria, quiere prohibir el ingreso de personas de ciertas naciones con mayoría musulmana; aplicar de nuevo la política de la era de la covid-19 de rechazar solicitudes de asilo, pero ahora basando el rechazo en que los migrantes portan enfermedades infecciosas como tuberculosis.
En materia económica, plantea una ley de ‘aranceles recíprocos’, con lo cual les pondría un arancel del mismo porcentaje a todos los países que les tengan una ley de impuestos a los productos estadounidenses, con el fin de potenciar la industria nacional. De igual manera, propone una ley con la cual dejarían de importar material chino de bienes esenciales y que obligará a los propietarios chinos a vender cualquier posesión “que ponga en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos”.
Propone también la pena de muerte a narcos, que solo se reconozcan dos géneros a las personas al nacer, dejar de enviar dinero a Ucrania porque “resolverá el conflicto antes de llegar al poder”, intensificará las extracciones de petróleo y cancelará los límites de contaminación para industrias. Todas son muestras de que Donald Trump se está jugando sus últimas balas para volver a la Casa Blanca en la elección acudiendo al extremismo. Esto sabiendo que si no ocupa el despacho oval de la Casa Blanca podría ocupar un frío banquillo en la cárcel.