ESTADOS UNIDOS
Caso George Floyd: ¿Por qué este juicio es clave para la historia de Estados Unidos?
Comenzó uno de los juicios más esperados en la historia reciente: el del exoficial Derek Chauvin por la muerte de George Floyd. Los ojos del mundo están sobre los 12 miembros del jurado.
El juicio en contra de Derek Chauvin por la muerte de George Floyd es mucho más que eso. Es también una especie de referendo a la justicia de Estados Unidos. Chauvin es el policía blanco que asfixió a Floyd, un hombre negro, en un andén en Minneapolis el 25 de mayo. Su muerte, lenta y desgarradora, quedó grabada en video y se convirtió en evidencia de un racismo sistemático en ese país, que se eleva desde las calles de los barrios más pobres hasta las altas cortes, donde rara vez es negro el color de la piel bajo la toga. “Hoy comienza un juicio histórico que será un referéndum sobre lo lejos que ha llegado Estados Unidos en su búsqueda de igualdad y justicia para todos”, dijo Ben Crump, el abogado de la familia de Floyd, al comenzar los alegatos de apertura; y, como si esa declaración no pesara lo suficiente sobre los hombros del jurado, en la entrada de la corte, en medio de una barrera de alambres y púas, en una pancarta se lee: “El mundo entero los está mirando”.
El concepto de un jurado lo heredaron los estadounidenses de los británicos, una fórmula para que los ciudadanos participen en la justicia. Su función es dictar el fallo, y está compuesto por 12 personas. El jurado en este caso, en efecto, tiene los ojos del mundo encima. El juicio es transmitido en directo por televisión, y, si el veredicto favorece al expolicía (fue destituido tras el delito), podría desatar de nuevo la furia de la comunidad negra y los defensores de los derechos civiles, que han visto representado en este crimen su historial de abuso policial. Los miembros del jurado deben llegar a una decisión unánime; si no lo hacen, se considera un juicio nulo o un hung jury, y se debe repetir.
Tradicionalmente, la preocupación es que la decisión del jurado esté contaminada por su opinión sobre el hecho. Esta vez, el miedo es la posibilidad de que desmanes y represalias afecten su voto. No calman los nervios declaraciones como la del reverendo Al Sharpton, un reconocido defensor de los derechos civiles: “Chauvin está en el banquillo de los acusados, pero es Estados Unidos quien está de juicio”. El expolicía podría pasar hasta 40 años en la cárcel si es declarado culpable. Chauvin, de 44 años, enfrenta tres cargos: asesinato en tercer grado, asesinato en segundo grado y homicidio involuntario.
El 25 de mayo de 2020 era lunes. George Floyd, un hombre de 46 años nativo de Carolina del Norte, pero radicado en Minnesota, intentó comprar unos cigarrillos con un billete falso de 20 dólares. El encargado del local llamó a la policía, y lo que pasó después convirtió a Floyd en un representante de todo lo que puede estar mal en la vida de un hombre negro en su país. Su papá dejó el hogar cuando tenía 2 años y se crio con su madre en un apartamento de vivienda pública en Texas. Soñaba con ser cantante y basquetbolista, y logró ambos sueños en escalas menores. Cantó en una banda de hiphop y obtuvo una beca para estudiar a cambio de jugar al baloncesto. El camino de sus sueños se truncó cuando dejó sus estudios, comenzó el consumo de droga y cometió por lo menos ocho crímenes menores que le merecieron cuatro años de cárcel. Pero no todo fueron fechorías. George conoció el amor, tuvo cinco hijos, se sometió a rehabilitación y se unió a una iglesia desde donde ayudaba a otros como él. Manejaba un camión y era guardia de seguridad en un club nocturno. Por cuenta de la covid perdió ambos empleos, y el día de su muerte se puede decir que era un hombre desesperado. Falleció mientras llamaba a su madre, ya difunta, y se sumó así a una triste estadística; la principal causa de muerte entre hombres jóvenes negros en Estados Unidos es la violencia policial, y se estima que de cada 1.000 uno fallecerá por ese motivo.
Por su parte, Chauvin también encaja en el papel de victimario, y eso hace que sea más difícil su defensa. El exoficial, que durante 20 años trabajó en la Policía de Minneapolis, ya había cometido una agresión similar. Contra Chauvin existen 18 quejas por abuso de fuerza, incluyendo una en que puso su rodilla sobre el cuello de una mujer, como lo hizo con Floyd. Además, estuvo involucrado en tres tiroteos con la policía, uno que resultó ser fatal. Hasta en el club nocturno, donde se ganaba una plata extra como guardia, se quejaban de su trato abusivo, en especial en contra de los clientes negros. Su esposa le pidió el divorcio el día después de la muerte de George y requirió protección para ella y su familia. Si bien Chauvin es quien puso su rodilla durante 9 minutos y 29 segundos sobre el cuello de Floyd, no es el único que enfrenta cargos por su muerte. Otros dos policías, J. Alexander Kueng y Thomas Lane, sostenían al hombre negro, de 1,93 metros de altura, mientras gritaba 27 veces que no podía respirar. Un tercer oficial, Tou Thao, mantenía a quienes intentaron detener a Chauvin lejos de su alcance. Esos tres hombres también serán juzgados por su presunta complicidad en este caso en agosto.
El que Chauvin tenga un antecedente violento no quiere decir que mató a Floyd. Eso es lo que tratará de probar la defensa en las cuatro semanas que se calcula durará el proceso legal. Su abogado, Eric Nelson, argumenta que la víctima padecía de problemas de salud –en especial cardiacos– y que tenía dificultad para respirar antes de ser detenido. También intentará demostrar que Floyd sufría a la hora de su arresto de una sobredosis de fentanilo, un opiáceo cuyos rastros encontraron en la autopsia. Nelson también quiere comprobar que Floyd se desmayó brevemente en su carro antes de que llegara la policía, y que la multitud, formada en torno a los dos hombres, impidió que Floyd recibiera la atención necesaria para alguien que –según el abogado– moría por exceso de droga. Otro argumento es que el oficial reaccionó según su entrenamiento. “Chauvin estaba haciendo exactamente lo que tenía que hacer, para lo que lo formaron durante sus 19 años de carrera”.
Los primeros testigos en el caso, que incluyeron a una niña de 9 años, contaron cómo George Floyd se fue apagando bajo la rodilla de Chauvin hasta que dejó de respirar. Asimismo, se escuchó a la joven que grabó el video de su muerte, y a la paramédica que quitó a Floyd del yugo del oficial. El juicio promete estar cargado de drama y tensión, y, a diferencia de otros, el foco se dirigirá hacia el jurado, que con su voto podría reivindicar a Floyd y a otros tantos que no sobrevivieron la brutalidad policial.