América Latina

Chile instala su Convención Constituyente entre la esperanza y el miedo a las discusiones eternas

Como respuesta a la crisis que desencadenó la ola de protestas de 2019, en reclamo de mayor igualdad de derechos y bienestar social, la Convención redactará una nueva Constitución y sepultará el legado de Pinochet.

4 de julio de 2021
View of the interior of the National Congress headquarters in Santiago which will house 155 constituents who will draft the new Constitution, in Santiago 30 June 2021. - The assembly will be installed on July 4. (Photo by JAVIER TORRES / AFP)
El interior del lugar solemne donde los 155 constituyentes chilenos elegidos redactarán una nueva Constitución. La asamblea se instala hoy, 4 de julio. (Photo by JAVIER TORRES / AFP) | Foto: AFP

Los 155 convencionales electos, 77 mujeres y 78 hombres, seleccionados a través de una inédita votación paritaria y que reservó 17 escaños para pueblos indígenas, tienen la misión de redactar la Constitución que reemplazará la actual, escrita inicialmente por una pequeña comisión durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y aprobada en 1980 en un proceso cuestionado.

En los últimos 30 años de democracia tuvo varias reformas, pero mantuvo su esencia para sostener un modelo económico ultra liberal que trajo progreso y también desigualdad, lo que gatilló las masivas protestas -algunas muy violentas- hace 20 meses.

La heterogeneidad de los integrantes que juramentarán este domingo como convencionales, en su mayoría independientes con afinidades de izquierda y sin experiencia en cargos públicos, junto al hecho de que ninguna de las listas de candidatos haya logrado alcanzar por sí misma el tercio que otorga poder de veto, abre la esperanza de que será un órgano obligado a alcanzar acuerdos.

Pero esta misma diversidad en posturas y orígenes alimenta el temor de que se eternicen las discusiones y finalmente el texto no logre cumplir con las expectativas ciudadanas.

Está todo el país representado y se van a sentar a dialogar, a conversar el país que queremos. Por primera vez veo que hay una instancia de tanto poder como ésta en la que no están detrás los poderes fácticos. El pueblo chileno tiene una vocación de diálogo, de entendimiento. No hay que tenerle miedo

“Está todo el país representado y se van a sentar a dialogar, a conversar el país que queremos. Por primera vez veo que hay una instancia de tanto poder como ésta en la que no están detrás los poderes fácticos”, dijo el sacerdote jesuita Felipe Berríos, una de las voces más influyentes en Chile.

“El pueblo chileno tiene una vocación de diálogo, de entendimiento. No hay que tenerle miedo”, agregó.

Tensión previa

Pero las fricciones surgidas por las peticiones de algunos de los constituyentes pusieron una dosis de tensión los días previos a la instalación.

Representantes de los pueblos indígenas criticaron al gobierno por no asegurar las condiciones para que se cumplan algunos requisitos que impone su cosmovisión y otros se quejaron por la falta de presupuesto para asesorías.

La “Lista del Pueblo”, organizada al calor de las protestas callejeras e integrada por un grupo heterogéneo de amas de casa, abogados y activistas, y que sorprendió al obtener 27 representantes, convocó a una manifestación antes del inicio de la ceremonia de instalación, fijada a las 8 de la mañana de este domingo.

La manifestación se convocó en Plaza Italia, el epicentro de las protestas, para marchar hasta la sede del exCongreso en Santiago, donde se realizará la ceremonia, en lo que otra parte de la ciudadanía considera una “presión popular indebida”.

El proceso está partiendo con el pie izquierdo, si es que consideramos que lo ideal era generar los consensos y acuerdos básicos para redactar una nueva Constitución

En la víspera, 60 constituyentes firmaron una carta en la que demandan “garantías democráticas para la sana instalación de la convención”, en la que exigen, entre otros puntos, la liberación de presos de la revuelta social de 2019.

“El proceso está partiendo con el pie izquierdo, si es que consideramos que lo ideal era generar los consensos y acuerdos básicos para redactar una nueva Constitución”, opinó el académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales.

A pocas horas “no estamos discutiendo sobre contenidos, por lo tanto no se ve un panorama tan sencillo. No va a ser una instalación tan fácil”, consideró.

Del otro lado, la constituyente Cristina Dorador, una de las que suscribió la carta sostiene que “hay mucha voluntad al diálogo”.

Tras la juramentación, tendrán que elegirse los cargos de presidente y vicepresidente. Hay un cierto consenso de que para resaltar el inédito carácter paritario de la convención sea una mujer quien la presida.

En la antesala, surgieron los nombres de la científica Cristina Dorador, de la periodista Patricia Politzer y la académica y lingüista mapuche Elisa Loncon.

La Convención tendrá nueve meses -prorrogables solo una vez por tres meses más- para redactar el nuevo texto, que será luego sometido a un plebiscito ratificatorio con voto obligatorio.

Según el acuerdo político que dio pie al proceso, el órgano constituyente “tendrá como único fin redactar la nueva Carta Fundamental, sin afectar las competencias y atribuciones de los demás órganos de Estado”.

No podrá tampoco “alterar los quórums ni procedimientos para su funcionamiento y adopción de acuerdos, establecido en una mayoría de dos tercios de sus miembros”.

Como primera función, la convención deberá redactar su propio reglamento, un asunto que algunos creen que podría demorar, restando tiempo a la elaboración de la nueva Constitución.

*Con información de AFP