China quiere sembrar nubes en la mitad de su territorio

La noticia de que China comenzará un agresivo plan para sembrar de nubes un territorio tres veces el de Colombia ha generado gran impacto, y muchos creen que la idea surge de los libros o películas ciencia ficción. Pero, aunque parezca difícil de creer, esa técnica existe hace mas de 50 años, cuando el químico Vincent utilizó hielo seco para hacer llover al aire libre. En 1946, en Estados Unidos se puso en marcha un plan similar con el que se provocaron precipitaciones en Nueva York.

Desde ese momento se han creado decenas de empresas privadas que ofrecen este servicio. En la actualidad, países alrededor del mundo han comenzado a sembrar nubes para solucionar los problemas de sequía, mejorar la calidad y aumentar la productividad de los cultivos. Emiratos Árabes lleva casi una década perfeccionando esta técnica y, en 2019, el Centro Nacional de Meteorología comenzó a experimentar con nanomateriales para mejorarla.

De los 24 países que practican la siembra de nubes, China es el que la ha llevado a límites inimaginables. Por ejemplo, en 2008 el gobierno del gigante asiático recurrió a esta técnica para reducir la contaminación de Beijín durante los Juegos Olímpicos y se ha dedicado a diseñar proyectos de gran envergadura para combatir las sequías en la región de Pekín, que incluyen nevadas, como la ocurrida en 2009. Hoy se calcula que 22 de las 23 provincias siembran nubes. Precisamente esta magnitud es la que preocupa a sus vecinos, quienes acusan a China de robarles la lluvia y el agua.

Así, sembrar nubes no es un asunto nuevo, lo que llama la atención en esta ocasión es que China hará una “siembra de nubes en magnitudes nunca vistas” que proyectan impactar el 60% de su territorio. Para 2025, 5,5 millones de kilómetros cuadrados en el país asiático tendrá nuevas nubes generando lluvia, casi tres veces el territorio colombiano. Se planea, así, modificar el clima del Tíbet y aumentar la capacidad hídrica del país hasta un 7%.

Según el portal de BBC News los objetivos concretos del gobierno chino, expresados en un comunicado oficial son: además de aumentar las lluvias en 5,5 kilómetros cuadrados, que en 2025 “el área protegida por las operaciones de prevención de granizo llegue a más de 580.000 kilómetros cuadrados” y que en 2035 “se alcance un nivel global avanzado gracias a la innovación en la investigación y tecnología claves, así como a la mejora de la prevención exhaustiva de los riesgos de seguridad”.

Pero ¿cómo los chinos siembran las nubes para que generen lluvia? Con aeronaves que rocían con yoduro de plata a las nubes que estén entre los 2 mil y 4 mil metros de altura, y desde tierra disparan pequeños cohetes con las sustancias químicas. 30 minutos, y como si fuera arte de magia, llega la lluvia.

La preocupación de países vecinos y científicos es la incertidumbre en el uso de agentes químicos que podrían provocar toxicidad en el aire, alterar la fauna acuática y afectar la producción agrícola. También se teme que este megaproyecto afecte los ciclos naturales del clima en todo el continente asiático. Muchos científicos y ambientalistas afirman que todavía no hay estudios sobre cómo las acciones de China pueden afectar los monzones, esos vientos que producen lluvias torrenciales y fuertes inundaciones de las que dependen la agricultura de India y el Sudeste asiático.

Cabe recordar que este no ha sido la primera vez que China desarrolla proyectos de gran envergadura que han afectado el ambiente, como la represa de las Tres Gargantas o cortar las cimas de las montañas.