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Científicos examinaron un fósil y encontraron la comida más antigua del mundo
Durante la investigación también se pudo determinar la forma en que algunos animales ingerían los alimentos.
Científicos de la Universidad Nacional de Australia (ANU) descubrieron, a través del análisis de un fósil del periodo Ediacárico, los hábitos dietéticos de animales que habitaron la Tierra hace 550 millones de años.
Estos se pudieron determinar ya que en el interior de los restos se pudieron encontrar rastros de lo que sería la comida más antigua del mundo. Lo que habría desenterrado nuevas pistas sobre su la fisiología de estos seres.
Los fósiles analizados por los investigadores de la ANU fueron hallados en Rusia en el 2018 y el resultado del estudio fue publicado en la revista Current Biology. Allí explican que estos animales se alimentaban de bacterias y algas procedentes del fondo marino.
Dicha conclusión se arrojó tras encontrar en el fósil de una babosa Kimberella moléculas de fitosterol, un producto químico que se puede encontrar en las plantas y las cuales estaban conservadas en el intestino de la criatura.
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Jochen Brocks, coautor de la investigación y profesor de la ANU, le indicó al medio al medio británico The Guardian que “Esto representa la evidencia más temprana de alimentos consumidos por animales” y que estos “fósiles son algunos de los más importantes en la evolución porque es la primera vez que la vida se hizo grande”.
Este hallazgo revela aún más sobre estas criaturas que vivieron hace 550 millones de años, pues se pudo determinar cómo eran capaces de consumir y digerir alimentos.
“Esta especie contenía compuestos que sugerían que comía algas y bacterias del fondo del océano (...) es una señal de que el animal tenía boca e intestino y digería la comida de la misma manera que algunos invertebrados”, afirma la investigación.
550 млн лет: найдена древнейшая еда
— Бессонная редакция (@ferraru) November 24, 2022
В окаменелостях слизнеподобного существа под названием Kimberella, жившего полмиллиарда лет назад, ученые обнаружили молекулы пищи, сохранившиеся в кишечнике, и выяснили, чем и как питались эти древние животные. https://t.co/nvZJIZoz1z pic.twitter.com/IgB6ZYuXgf
“Su intestino podía absorber activamente la molécula de grasa colesterol y rechazar otras moléculas que no quería”, lo que convertiría a la babosa Kimberella en una de las criaturas más avanzadas de los ediacaranos al digerir como lo hacen los animales modernos.
Para corroborar la información obtenida, los investigadores también analizaron los fósiles de otros animales, específicamente los de la criatura llamada Dickinsonia del mismo periodo, y encontraron que no tenían ni intestino, ni boca.
En su lugar, absorbía el alimento a través de su cuerpo mientras pasaba por el fondo del océano, lo que le permitía crecer hasta 1.4 metros de longitud.
La importancia de dichos hallazgos ha podido ayudar a los científicos a rastrear la evolución de los primeros animales que habitaron la Tierra y cómo se relacionan con sus descendientes en la actualidad.
Científicos afirman que existió una civilización de extraterrestres
Aunque desde hace siglos se tiene la concepción de que exista vida más allá de la Tierra, es poco común pensar que esta ya fue y ahora tal vez no exista. Pues bien, a esta premisa ha llegado un estudio dirigido en equipo de científicos de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, quienes propusieron la teoría del “gran filtro”.
Según informó el medio Deutsche Welle (DW), se trata de un estudio que aún no ha sido revisado por pares, pero que insiste en “civilizaciones” de extraterrestres que vivieron antes de este tiempo y que durante su existencia se “autoeliminaron” o “filtraron” entre ellos, por lo que no llegaron a existir para “ponerse en contacto con la humanidad”.
Al parecer, los “antepasados” habrían muerto lentamente por diferentes motivos, entre ellos los desastres naturales o climáticos, así como otras situaciones que se vivieron en sus propios planetas, por lo que habrían terminado por “autodestruirse”. Esa sería la conclusión a la que llegaron los científicos al enfrentar la premisa sobre la carencia de contacto entre especies.