Afganistán
Clarissa Ward, periodista de CNN, abandona Afganistán
La reportera señaló este viernes que aterrizó junto a un grupo de 300 personas en la ciudad de Doha, en Catar.
La reportera estadounidense Clarissa Ward, la corresponsal de la cadena CNN que ha sido reconocida en los últimos días por su trabajo periodístico en Afganistán, confirmó a través de sus redes sociales que abandonó el país.
Ward compartió en su cuenta de Twitter una foto de un avión militar repleto de pasajeros y señaló en un breve mensaje que estaba a la espera de que despegara. “En nuestro vuelo y preparándonos para el despegue”, escribió.
On our flight and getting ready for takeoff pic.twitter.com/bGaYREsbxT
— Clarissa Ward (@clarissaward) August 20, 2021
Posteriormente, indicó en otro mensaje que aterrizó en la ciudad de Doha, capital de Catar. “Acabo de aterrizar en Doha con el equipo y casi 300 evacuados afganos. Muchas gracias a todos ustedes por su apoyo y preocupación, a la Fuerza Aérea de Estados Unidos y a Catar por darnos la bienvenida. Somos los afortunados”, dijo.
En las últimas horas, la periodista, que ha realizado un detallado cubrimiento de cómo los talibanes han tomado el control de la nación asiática, sufrió el acoso de un grupo de extremistas. Mientras realizaba su labor, varios talibanes la abordaron y, además de exigirle que se cubriera su rostro, atacaron a su equipo de trabajo.
En una transmisión en directo cerca del aeropuerto de Kabul, Ward hizo un estremecedor relato del “caos” que se estaba viviendo y contó cómo un combatiente talibán armado con un “enorme látigo improvisado” se acercó a ella exigiéndole que se cubriera la cara.
Sobre la violencia, la corresponsal señaló: “Sinceramente, para mí es un milagro que no haya habido más heridos muy, muy graves”. En su reportaje también se ve el momento en el que combatientes talibanes intentaron golpear con una pistola a su productor por grabar un video con su iPhone.
Ward aclaró que su productor logró salir ileso, gracias a que uno de los insurgentes intervino cuando se dio cuenta de que eran periodistas.
Así mismo, la mujer señaló que había un “flujo constante de disparos” cerca del aeropuerto, en el que hay 4.500 soldados estadounidenses dispuestos a ayudar con toda la evacuación de los ciudadanos estadounidenses y de los afganos que en este momento están intentando obtener visados especiales a cambio de ayudar durante la guerra.
El miedo aumenta en Afganistán
Decenas de miles de afganos intentan salir del país desde el domingo, cuando el movimiento islamista radical tomó el control de Kabul tras una rápida ofensiva que sorprendió a Estados Unidos y a sus aliados, dos semanas antes de su retirada.
Organizaciones de derechos humanos llamaron a Biden a mantener las tropas estadounidenses más allá del 31 de agosto en Kabul, donde garantizan la seguridad del aeropuerto durante las tareas de evacuación de extranjeros y afganos.
Pero en un discurso desde la Casa Blanca, el mandatario aseguró que no puede garantizar “el resultado final” de la operación de evacuación de Kabul, una de las “más difíciles de la historia” al final de una guerra de 20 años en Afganistán.
“Esta misión de evacuación es peligrosa. Implica riesgos para nuestras fuerzas armadas y se lleva a cabo en circunstancias difíciles”, dijo Biden, criticado por el caos de una operación dificultada por los controles de los talibanes en las inmediaciones del aeropuerto.
Las tropas estadounidenses salieron brevemente del aeropuerto para recuperar a 169 personas que se encontraban no muy lejos en la ciudad, indicó el viernes el Pentágono.
Sin embargo, muchos siguen atrapados entre los puestos de control de los talibanes y las alambradas del ejército estadounidense, a la espera de un vuelo.
Entre los innumerables testimonios, un video publicado en las redes sociales muestra a afganos pasando a un bebé que llora de mano en mano en el aeropuerto y dándoselo a un soldado estadounidense.
Biden aseguró que están “en contacto constante con los talibanes” para lograr un “acceso seguro” de los civiles al aeropuerto y subrayó que la situación no afectó la “credibilidad” de Estados Unidos en la escena internacional.
La OTAN, que colaboró decisivamente en el esfuerzo militar en Afganistán, pidió también a los talibanes permitir la evacuación de los que deseen marcharse.
Las evacuaciones de civiles quedaron suspendidas durante varias horas el viernes por la saturación de las bases de Estados Unidos en el Golfo, sobre todo en Catar, donde ya hay miles de refugiados, según el Pentágono.
Los llamados a los talibanes llegan en un contexto de temor dentro del país por las represalias del grupo radical islamista, pese a sus promesas de tolerancia y reconciliación.
Los talibanes intentan convencer al mundo y a los afganos de que no ejercerán el poder de la misma manera que entre 1996 y 2001, cuando impusieron una visión extremadamente rigurosa de la ley islámica, que penalizaba especialmente a las mujeres.
Pero, según un documento confidencial de la ONU consultado por la AFP, los islamistas tienen “listas prioritarias” de personas que desean arrestar. En primera línea están quienes ocuparon puestos de responsabilidad en las fuerzas armadas afganas, la policía y las unidades de inteligencia.
“Toman por objetivo a las familias de quienes se niegan a entregarse y las castigan basándose en la sharia” o ley islámica, le declaró a la AFP Christian Nellemann, director del Centro Noruego de Análisis Globales.
Este viernes, la cadena pública alemana Deutsche Welle informó que el familiar de un periodista que trabajaba para ellos en Afganistán y que ya se encuentra en Alemania fue asesinado por los talibanes.
“El pánico y el miedo” reinan entre los periodistas afganos, en particular las mujeres, informó el viernes la Federación Internacional de Periodistas (FIJ), que dijo haber recibido “centenares de demandas de ayuda”.
Señales de resistencia
Algunas señales de oposición ante el nuevo régimen han comenzado a surgir. Aldeanos armados les arrebataron el viernes a los islamistas tres distritos de la provincia de Baghlan (norte), según medios locales.
En el valle del Panshir, al noreste de Kabul, Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Masud, asesinado por Al Qaida en 2001, junto al ex vicepresidente Amrullah Saleh, instaron a la resistencia y aseguraron que están reuniendo a hombres, civiles y exsoldados.
Esta región es la única que no está controlada por los talibanes.
El antiguo vicepresidente Abdullah Abdullah publicó en Facebook fotos que lo muestran junto al expresidente Hamid Karzai (2001-2014) hablando con notables de Panshir, días después de que ambos se hubieron reunido con líderes talibanes.
Esta semana también se han celebrado pequeñas protestas aisladas en ciudades de Afganistán, en las que los afganos han ondeado la bandera negra, roja y verde del país.
Este viernes, día de descanso y oración para los musulmanes, los talibanes les pidieron a los imanes que predicaran por la unidad. “Aquellos que tienen poca fe corren detrás de los aviones estadounidenses. No son buenas personas, deberían quedarse y construir su país”, dijo un imán en Kabul.
Con información de AFP