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Cocaína de Perú, Ecuador, Brasil y Colombia que llega a Alemania alerta a la Unión Europea: llamado urgente a cooperar
Los alijos de cocaína que llegan a los puertos de Alemania alertan a la Unión Europea. Buscan tratar el problema junto con Perú, Ecuador y Colombia, los países más involucrados en Suramérica.
Las confiscaciones de cocaína en puertos y aeropuertos de Alemania y Europa crecen: en 2021, fueron 16 las toneladas retenidas, según la Policía de Investigación Criminal de Alemania (BKA). En 2022, 20. Y en 2023, 35.
En el puerto belga de Amberes se rompió incluso el récord de 116 toneladas de cocaína confiscadas. Señales del inmenso consumo y del poder del narcotráfico tanto en países productores como consumidores.
Es un problema al que Alemania busca darle un enfoque integral. Por ello, la ministra del Interior, Nancy Faeser, visitó recientemente Perú, Ecuador, Colombia, los tres países más involucrados en el cultivo y la producción de cocaína en Suramérica, además de Brasil, clave en su comercialización y embarque. Aunque sigue quedando por fuera Venezuela, considerada una “grieta” en la cadena del narcotráfico.
Ministra del Interior de Alemania, Nancy Faeser, se apersona del problema
Por lo general, es el ministerio de Exteriores el que se ocupa de los asuntos entre países, pero en este caso se trata de un fenómeno que puede afectar no solo la salud, sino la seguridad interna de un país. Por lo anterior, es la primera vez que una ministra del Interior se apersona del problema directamente. Con Faeser, se firmaron acuerdos de cooperación policial y de información, aún por detallarse.
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“La visita de la ministra alemana Nancy Faeser, con una delegación del más alto nivel, muestra, en primer lugar, que Alemania tiene un gran interés en trabajar conjuntamente con América Latina en temas del narcotráfico”, le dice a DW el director del Instituto colombo-alemán CAPAZ, Stefan Peters. Y agrega: “Esto es, además, muy necesario porque, mientras las corporaciones transnacionales del crimen trabajan entre sí, falta más cooperación entre los países afectados”.
Para Berlín, una de las preocupaciones es el socavamiento de la democracia por el narcotráfico y las estructuras criminales. Faeser visitó justamente Ecuador, un país golpeado por la criminalidad organizada, que ha infiltrado altas esferas. Un Estado amenazado que Daniel Noboa, presidente desde el 23 de noviembre de 2023, ha prometido “recuperar”.
El poder desintegrador del narcotráfico en Ecuador
El nivel de infiltración del poder político en Ecuador habría llegado hasta la familia del hoy expresidente: “Guillermo Lasso convocó a elecciones anticipadas porque iba a ser destituido, entre otras razones, por la sindicación contra un familiar de ser operario de la mafia albanesa”, le relata a DW Carolina Andrade, directora de la Secretaría de Seguridad de Quito.
La politóloga Andrade destaca que una de las razones por las que tomó tanta fuerza el poder destructor del narcotráfico fue porque durante los gobiernos de Lenín Moreno y Lasso “faltó voluntad política para contrarrestarlo”.
Hasta el Embajador de Estados Unidos había advertido públicamente sobre la existencia de “narco-generales”, sin que el Ejecutivo emprendiera mayores medidas, al contrario: los dos gobiernos que antecedieron al de Noboa son acusados de “haber entregado la gobernabilidad a la Fuerza Pública, que, a su vez, a cambio de participación en el negocio, entregó la autoridad de las cárceles a las mafias”, concluye Andrade.
Pero, ¿no comete un error Noboa al ver el narcotráfico como un mero problema de seguridad? “Por el momento, es un tema de rédito político inmediato, su estrategia ha sido efectiva y altamente aceptada”, explica la directora de Seguridad de Quito.
“La recuperación de la confianza en la Fuerza Pública es vital, tras su negativo papel contra las manifestaciones de 2019 y 2022. En ese entonces, el Gobierno optó por la represión, en lugar de ofrecer espacios de resolución del conflicto social”, recuerda.
Buenaventura: ¿un funcionario sindicado, pero protegido?
En Ecuador, como en Colombia, el narcotráfico afecta especialmente a regiones desatendidas a lo largo de la costa del Pacífico, con los puertos más importantes para ambos países: Guayaquil, en Ecuador, y Buenaventura, en Colombia.
“Regiones convulsas, resultado de la inequidad social y la ausencia de los estados en la costa del Pacífico”, le explica a DW el antropólogo Axel Rojas, de la Universidad del Cauca.
Los puertos de Buenaventura y Guayaquil son clave para las economías legales de ambos países, pero altamente amenazados por el crimen organizado y sus consecuencias en Europa. Francisco Javier Martínez Ardila, alias Pacho Malo, coordinador del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía en Buenaventura, es señalado de integrar una banda de narcotraficantes, y presuntamente protegido por Marta Mancera, ahora Fiscal General encargada de Colombia. Así lo han denunciado la revista Raya y distintos medios investigativos.
Buenaventura y Guayaquil están en la mira de las autoridades internacionales, como puntos rojos de la corrupción generada por el narcotráfico. No en vano, los alcaldes de los tres puertos más importantes de Europa —Hamburgo, Róterdam y Amberes— también acudieron a cerciorarse personalmente de la situación en Colombia, Ecuador y Perú, en enero de 2024.
Pacífico colombiano: aquí la paz anda mal
El antropólogo Axel Rojas le explica a DW que algunos de los factores a tener en cuenta para entender el contexto del problema en el Pacífico es que “buena parte de la población no tiene tierra que cultivar y que por ello depende de su trabajo para sobrevivir. La región carece de tierras fértiles y extensas para el cultivo”.
Luego, concluye el profesor Rojas, “no se trata solamente de un conflicto armado entre grupos, alimentado por las rentas del narcotráfico. La disputa política va más allá de una confrontación entre Estado, guerrillas y disidencias”, dice el antropólogo Axel Rojas y va al grano: “La cuestión fundamental es que aquí el Proceso de Paz no está andando de manera contundente. Hay efectos indeseados, como la expansión de los cultivos de uso ilícito”.
Sobre la importancia y futuro de la cooperación germano-colombiana en este sentido, pese a recientes tensiones diplomáticas, el director de CAPAZ, Stefan Peters, resalta: “Para Alemania, la paz en Colombia seguirá siendo prioritaria, puesto que su interés, apoyo y acompañamiento están por encima de opiniones opuestas de sus gobernantes en otros campos internacionales. Esto demuestra la gran fortaleza de las relaciones bilaterales entre Colombia y Alemania”.