Ucrania
Como en la Segunda Guerra: así viven escondidos los desertores en Rusia que no creen en atacar a Ucrania
Esta es la historia de Dmitri, un hombre que se niega a empuñar las armas contra ese país, en donde además tiene familia. Como él, son miles.
Categoría 1, estado de salud B. En su cartilla militar, Dmitri (nombre ficticio) muestra su estatuto de reservista del ejército ruso por el que fue movilizado de forma prioritaria para combatir en Ucrania. Sin embargo, Dmitri ignoró la convocatoria. “Pienso que participar en esta infamia es quedar manchado de por vida”, dice, con el rostro escondido bajo una capucha.
Desde hace cuatro meses, el joven, atrapado en su propio país, vive con el riesgo de ser detenido. Excepcionalmente, aceptó explicar su historia a la AFP bajo anonimato y sin revelar su ubicación en Rusia. Después de que el presidente Vladimir Putin anunciara una movilización militar en septiembre, cientos de miles de reservistas recibieron citaciones. Algunos, nadie sabe cuántos, prefirieron no responder a ellas.
Aunque es posible quedar exento por razones médicas o profesionales, es un recurso de resultado incierto. Cientos de miles de rusos prefirieron huir del país antes que arriesgarse a ser enviados al frente. Quienes no podían o no querían marchar tuvieron que buscar otras artimañas para escapar del reclutamiento forzado o de la prisión. Es el caso de Dmitri que, con voz grave y serena, define el asalto ruso contra Ucrania como “un acto bárbaro y un crimen absoluto”.
Su orden de movilización fue emitida a finales de septiembre, pero fue enviada a un antiguo hogar, en una región de Rusia donde ya no vive. En su pasaporte todavía aparece esta antigua dirección. “El síndico del edificio recibió mi convocatoria y trató de hacérmela llegar, sin éxito, porque ya no vivo allá desde hace más de tres meses”, explica Dmitri.
“Deberían haberme dado de baja del registro militar (de esa región), lo que no hicieron, así que intentaron enviarme ilegalmente la citación y yo simplemente la he ignorado”, continúa. Dmitri, en la veintena, realizó parte del servicio militar en los paracaidistas, una unidad de élite, lo que explica su convocatoria en las primeras jornadas de la movilización.
Entre sus conocidos, ocho personas fueron reclutadas. Algunas obtuvieron una exención, otras partieron al frente. El joven está siempre alerta. Solo se desplaza por el interior de su región y trabaja de forma remota para una empresa informática con sede en el extranjero.
También sigue una estricta “higiene digital”, empleando herramientas informáticas para evitar que lo localicen a través de su teléfono o su ordenador, y evita las cámaras de vigilancia de su municipio equipadas de un sistema de reconocimiento facial. “Ha habido casos donde la gente fue arrestada por las cámaras”, asegura.
“Prefiero ir a la cárcel”
Según él, existen otras tácticas para no ser reclutado: “No informar de una mudanza”, “instalarse en un pueblo perdido” o “perderse en una gran ciudad”, evitando los lugares donde los policías pueden practicar controles. Pero el miedo persiste. Otro desertor, también en Rusia, rechazó a último momento la entrevista con la AFP por temor a llamar la atención.
Dmitri no huyó de Rusia cuando pudo porque quería quedarse cerca de los suyos, en particular de su pareja que tiene un niño a su cargo. Ahora intentar escapar es mucho más peligroso porque los servicios de seguridad (FSB) tienen listas de las personas movilizadas que deben ser detenidas en las fronteras. El joven se inquieta por los rumores que circulan sobre la posibilidad de una inminente segunda ola de movilización y por el hecho de que los comisariados militares “están mejorando” sus métodos para atrapar a los objetores.
También tiene miedo a ser denunciado. En caso de arresto, Dmitri podría ser condenado a la cárcel por “insumisión”. “Si no puedo resistir al Estado, prefiero ir a la cárcel”, asegura.
“Y si los combates terminan y Ucrania gana, me quedaré aquí, en Rusia, y haré lo máximo posible para que esto no se vuelva a producir”, agrega. Dmitri tiene miembros de su familia en Ucrania a los que nunca ha podido conocer. “Puede ser banal, pero siempre tuve un sueño: ir a Kiev, ir a Odesa para encontrarme con estos familiares”.
Un sueño hecho añicos, según él, por “un solo hombre”: Vladimir Putin.
Informe acusa a Rusia de retener a miles de niños ucranianos en “campos de reeducación”
Rusia relocalizó a por lo menos 6.000 niños ucranianos en campamentos destinados a la reeducación, en lo que podría constituir un crimen de guerra, según un estudio estadounidense publicado este martes 14 de febrero.
Desde el comienzo de la guerra hace casi un año, niños de a veces cuatro meses han sido llevados a 43 campamentos en toda Rusia, incluso en Crimea, anexionada por Moscú, y Siberia para recibir “educación patriótica” prorrusa, asegura el informe del Observatorio de Conflictos, un grupo de investigación independiente financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos.
“El hecho de que se trate de traslados y desplazamientos forzosos de niños es inconcebible”, afirma este informe redactado por el laboratorio de investigación humanitaria de la Universidad de Yale en Estados Unidos.
El escrito pide a las autoridades rusas que “detengan de inmediato” estas reubicaciones y que “devuelvan a los niños a sus familias”. Es una “clara violación” de la Cuarta Convención de Ginebra sobre el trato a los civiles en tiempos de guerra, advierte uno de los investigadores, Nathaniel Raymond.
Estas actividades “podrían en algunos casos constituir crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad”, añadió. El Observatorio, que cita imágenes satelitales o testimonios, pide a Moscú que proporcione registros de estos niños y que permita “el acceso a observadores independientes”. Identifica 43 establecimientos donde los niños ucranianos han sido reubicados, algunos a miles de kilómetros de sus hogares.
Según el informe, el Gobierno ruso ha aprobado esta política y se trata de un “esfuerzo sistemático para impedir el contacto entre los niños y sus familiares en Ucrania, así como su retorno, y reeducarlos para que se vuelvan prorrusos”. Estos niños también se ofrecen en adopción en Rusia.
Ucrania acusa asimismo a las fuerzas rusas de haber secuestrado y llevado a territorios controlados por Moscú a miles de niños, incluidos huérfanos. Este Observatorio ya había denunciado la reubicación forzosa de ucranianos en las zonas del este del país controladas por Rusia y atrocidades cometidas por las fuerzas rusas desde que comenzaron a invadir Ucrania el pasado 24 de febrero.
Gastos militares
Los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) relanzaron el miércoles el delicado debate sobre un aumento en los gastos en defensa, a la luz de los efectos de la guerra en Ucrania.
Ese conflicto impulsó a los países del bloque a destinar miles de millones de euros en la entrega de armas a Ucrania, en un cuadro que deja bajo fuerte presión los presupuestos nacionales de defensa en los países de la alianza. Ante ese cuadro, resurgieron las voces de países que presionan para elevar los gastos nacionales en defensa más allá del 2 % del PIB, de cara a una cumbre prevista para Lituania en julio.
En esa visión, la guerra en Ucrania hace que el 2 % debería convertirse en la base mínima para gastos en defensa y no el tope máximo. El ministro alemán de Defensa, Boris Pistorius, dijo al inicio del debate que en su opinión “querer acercarse al objetivo del 2 % no será suficiente. Debe ser la base para todo lo demás”. Otros países son más cautelosos, conscientes del efecto que tendría en sus presupuestos nacionales una elevación de los gastos militares.
“El 2 % está bien, pero también debemos garantizar que tenemos cierta flexibilidad, porque los países son diferentes”, señaló el ministro de Defensa de Luxemburgo, Francois Bausch. La Otan había adoptado la meta del 2 % hace ya 16 años, pero la crisis económica de 2007 y 2008 motivó importantes recortes.
En la actualidad, se estima que apenas nueve de los 30 países de la alianza militar transatlántica ha alcanzado ese 2 % del PIB en gastos militares. En este cuadro, de un lado están los países del Este de Europa, que se sienten amenazados por Rusia y piden que se eleven los gastos a 2,5 %.
De otro lado, hay países como España, Luxemburgo o Italia, prefieren una posición más cautelosa. Un funcionario estadounidense opinó que en su visión “la conclusión obvia es que el 2 % no es suficiente. (...) Diría que en esa posición está la mayoría de los aliados”.
*Con información de AFP.