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Cómo era la cultura gay en Alemania del Este y su papel en el régimen comunista
La cultura gay en Alemania oriental se redescubre en una exhibición en Berlín y sin que los organizadores lo planearan recibe más de 20.000 visitantes.
Más de tres décadas después de la caída del muro, Berlín redescubre la huella de la cultura homosexual en la antigua Alemania del Este y la implicación de la comunidad gay en la disidencia hacia el régimen comunista.
Desde septiembre, en Berlín se exhiben las obras del pintor Jürgen Wittdorf, exposición que muestra el sorprendente recorrido del artista. Sus obras homoeróticas eran compradas por el régimen comunista y decoraban incluso los edificios oficiales.
La exposición recibió unos 20.000 visitantes, un éxito inesperado para un artista muerto hace cuatro años y caído en el olvido tras la reunificación.
El público toma conciencia del “coraje” que tenían que demostrar las personas LGBT+ para pasar por debajo de los radares de la antigua RDA comunista (República Democrática Alemana), explica Stephan Koal, uno de los encargados de la exposición.
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East Germany's hidden LGBTQ life uncovered in Wittdorf exhibition @ILoveGayArt - An exhibition of over 250 art pieces created during the communist era (1949-1990) by the deceased East German artist, Jürgen Wittdorf (1932 - 2018), has been a success...https://t.co/TThiSoZ7yO pic.twitter.com/wnlMb9cMUs
— #ILoveGay Germany 🇩🇪 (@ILoveGayGermany) November 1, 2022
El arte de Wittdorf implicaba “acrobacias de altura”: hacer pasar por imágenes del realismo socialista representaciones muy sensuales del cuerpo masculino, como un retrato de jóvenes hombres atléticos frotándose bajo la ducha, y llevarlas al espacio público.
Definirse como gay en la RDA era tan tabú como en otras sociedades de esa época, máxime cuando “el régimen veía la escena gay como una amenaza”, asegura Koal.
No obstante, el régimen comunista descriminalizó la homosexualidad en 1968, un año antes que Alemania Occidental.
Borrado por la historia
Los homosexuales eran un componente importante de la contracultura de Berlín oriental, conformada por intelectuales, militantes ecologistas, fieles de iglesias protestantes, artistas y marginados.
Todos ellos fueron la punta de lanza de la protesta contra el poder comunista hasta la caída del muro el 9 de noviembre de 1989.
Para Karin Scheel, directora artística del palacio de Biesdorf, que acoge la exposición, las 250 obras presentadas son como “un tesoro casi enterrado” que juega con los límites de la censura en un Estado autoritario.
El carácter osado de algunas piezas no era percibido por muchos. Pero “para aquellos de nosotros que nos dábamos cuenta, era sensacional”, recuerda Wolfgang Winkler, un antiguo librero de 86 años que conoció al artista.
“La historia ha borrado lo que Wittdorf consiguió con su trabajo”, lamenta Winkler, que considera que el papel de las personas LGTBQ en la contracultura de Alemania del Este ha sido “subestimado”.
Algunos bares y cafés míticos de la escena gay de Berlín oriental todavía siguen abiertos, como el Sonntags Club, Club de los Domingos, en el antiguo barrio bohemio de Prenzlauer Berg.
En el cine
Adjunto del departamento de Cultura en la Alcaldía de Berlín, homosexual y proveniente del oriente, el funcionario Klaus Lederer celebra los esfuerzos para solucionar el “borrado” que sufrió esta escena vibrante.
Desde 2021, el Orgullo de Berlín Este rinde homenaje a los pioneros LGTB que resistían tras el telón de acero. Esta marcha defiende también los derechos homosexuales cuestionados ahora en algunos países de Europa Central como Hungría o Polonia.
El redescubrimiento de la escena gay de la antigua Alemania Oriental pasa también por la gran pantalla, con la reciente película de éxito In einem Land, das es nicht mehr gibt (“En un país que ya no existe”).
Esta se desarrolla en el universo de la moda berlinesa en el verano de 1989, meses antes de la caída del muro. Cuenta la historia de Suzie, una estudiante que escapa de un trabajo en una fábrica posando para una revista. Allí conoce a un diseñador gay y rebelde, Rudi. La realizadora explica que quiso contar cómo esta pequeña comunidad “descarada e indisciplinada” supo aprovechar el momento y darle la estocada a un régimen en plena descomposición a finales de la década de 1980.
*Con información de la AFP.