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¿Cómo sigue el caso de la expresidenta de Bolivia Jeanine Áñez?

A meses de su detención y después de un intento de suicidio, Áñez sigue en un panorama judicial complejo.

13 de septiembre de 2021
Jeanine Áñez
La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez. Foto: AP | Foto: AP/Juan Karita

Era la madrugada del 13 de marzo de 2021. Jeanine Áñez, presidenta interina de Bolivia entre 2019 y 2020, salía de su casa detenida, acusada de ser la coautora de un golpe de Estado. Seis meses después, la exmandataria derechista espera el juicio en su contra.

“La persecución política ha comenzado”, tuiteó la expresidenta derechista horas antes de su arresto en el departamento amazónico de Beni, de donde es oriunda.

En prisión preventiva en La Paz, la abogada y expresentadora de televisión, de 54 años, es señalada por haber promovido un supuesto golpe de Estado contra su predecesor, el izquierdista Evo Morales (2006-2019).

Enfrenta tres procesos en la justicia ordinaria por genocidio, terrorismo, sedición, conspiración, resoluciones contrarias a la Constitución e incumplimiento de deberes. Además, podría ser sometida a cuatro juicios de responsabilidades, previa aprobación de dos tercios del parlamento.

Jeanine Áñez
La expresidenta boliviana Jeanine Áñez fue encarcelada por haber colaborado con el llamado 'golpe de estado'. (AP Photo/Juan Karita) | Foto: Agencia AP

Salud comprometida

La expresidenta se autolesionó el 21 de agosto en la cárcel haciéndose cortes en un brazo. Días antes, un médico le había diagnosticado “hipertensión y síndrome ansioso depresivo”. Por ese motivo, su familia solicitó varias veces, sin éxito, que Áñez pudiera defenderse en libertad o, al menos, en prisión domiciliaria.

Señalando “agresiones en contra de la vida (...) de la exmandataria”, su defensa solicitó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) medidas cautelares de protección en favor de su cliente y aún aguarda el pronunciamiento del organismo.

“Evo Morales (...) la tiene como trofeo para dar un mensaje de miedo a todos los líderes de la oposición y a todos los bolivianos que piensen diferente”, dijo a la agencia AFP la hija de Áñez, Carolina Ribera.

Justicia bajo la lupa

Áñez era segunda vicepresidenta del Senado cuando se proclamó presidenta interina de Bolivia el 12 de noviembre de 2019 en medio de una fuerte convulsión social.

“Las alternativas eran muy complicadas en ese momento y la extrema derecha intentó aprovechar para imponerse”, explicó el politólogo Marcelo Arequipa. “No esperaron a que la vía democrática se reencauzara; intentaron lo más rápido posible imponer a alguien que tuviera el mando del Estado”.

En noviembre pasado, Áñez transfirió el poder a Luis Arce, delfín de Morales, elegido en nuevos comicios. En marzo, fue detenida. Pero su hija asegura que no hay un hecho concreto para sostener las acusaciones en su contra.

“En Bolivia es una justicia completamente manipulada y servil al gobierno”, denunció Ribera, apuntando contra Arce y el Movimiento al Socialismo (MAS) liderado por Morales.

Bolivia, un país en protesta.
En Bolivia, cientos de manifestantes han salido a las calles a favor de la expresidenta Áñez. Foto: AP / Juan Karita. | Foto: AP

Informe lapidario

Áñez fue señalada de genocidio a raíz de la denuncia de familiares de las víctimas de la represión de las fuerzas del orden el 15 de noviembre de 2019 en el poblado de Sacaba, cerca de Cochabamba, y el 19 de noviembre en Senkata, una zona de El Alto, vecina de La Paz.

El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), creado en diciembre de 2019 por un acuerdo entre el gobierno de Bolivia y la CIDH, totalizó en un reciente informe 22 fallecidos en ambos incidentes, que calificó de “masacres”.

“Áñez tiene un escenario muy complicado porque el informe el GIEI es casi una sentencia muy dura para ella”, afirmó Arequipa. “Más allá de que el juicio por el golpe no prospere, lo de Sacaba y Senkata yo creo que la condena fuertemente”.

Por otra parte, el mismo informe cuestiona la independencia del sistema judicial del país sudamericano. El documento advierte de la necesidad de revisar la existencia de “tipos penales ambiguos, como los de terrorismo, sedición e incumplimiento de deberes” -varios de los que se acusa a Áñez- para evitar su utilización “de manera arbitraria”.

Para Arequipa, es “contradictorio” que el MAS utilice la figura legal de “terrorismo” que antes le criticó a Áñez usar “para detener a activistas en contra de su gobierno”.

Con información de AFP.