Italia

Condenado pero popular

Aunque la justicia italiana dio una gran sorpresa al condenar a Giulio Andreotti parece que, una vez más, el político va a salirse con la suya.

23 de noviembre de 2002

Los tribunales de Perugia, Italia,sorprendieron al mundo cuando dictaron el veredicto en contra de Giulio Andreotti, el hombre en cuyas manos estuvo el poder de ese país durante medio siglo. Sentencia: 24 años de cárcel. Motivo: incitar el asesinato de un periodista en 1979.

Andreotti fue primer ministro siete veces entre 1972 y 1992 y miembro de cada gobierno que estuvo en el poder en los 50 años de hegemonía de su partido, el Demócrata Cristiano. Dueña de Italia desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1990, la DC cayó con Andreotti tras una serie de escándalos que fueron catastróficos para su imagen.

El proceso judicial contra él se inició en la década de los 90, cuando Tommasino Buscetta, uno de los principales capos de la mafia siciliana, reveló a los jueces italianos, no sólo las reglas internas de la Cosa Nostra sino también las estrechas relaciones entre la mafia y el poder político. En ese entonces Andreotti fue acusado de haber ordenado a la mafia el asesinato de Mino Pecorelli, periodista que recibió 20 balazos cuando salía de la revista en la que escribía. La razón, según se dice, es que tenía información importante que podía afectar a Andreotti.

El político italiano fue acusado de proteger a la mafia a cambio de votos e incluso se probó que sus socios políticos en Sicilia tenían relaciones con la Cosa Nostra. Sin embargo, en 1999, los jueces lo absolvieron por considerar que las pruebas en su contra eran "contradictorias, inconsistentes e insuficientes", por lo que conservó su libertad y su escaño como parlamentario vitalicio en el Congreso.

En la nueva instancia los fiscales lograron convencer al tribunal de que Andreotti realmente conocía el plan para matar al periodista y que su muerte le beneficiaría. Pero la supuesta contundencia de las pruebas judiciales no fue capaz de superar la habilidad política del viejo zorro. Andreotti logró galvanizar la opinión a su favor al aceptar un nuevo proceso, aunque hubiera podido evitarlo. Con ello marcó un fuerte contraste con otros, como el propio primer ministro Silvio Berlusconi, quien ha enfrentado con toda clase de trucos judiciales sus propias acusaciones de corrupción.

Berlusconi, quien carga el peso de ser un magnate con toda clase de conflictos de intereses, no perdió la oportunidad. Dijo que la justicia estaba enloqueciendo y pidió a los políticos de todos los partidos que se unieran a su campaña para reformar el sistema judicial. Pocos evitaron señalar que una reestructuración así sería lo más conveniente para el asediado primer ministro.

Entre tanto Andreotti parece haber renacido ante sus coterráneos. Tanto la coalición de gobierno como la oposición criticaron la decisión de la corte y lo llamaron para declararle su apoyo. Los medios, incluso del Vaticano, declararon estar con él y gran parte de la población todavía no puede creer la decisión de las cortes. Por citar un caso, Marco Follini, líder del partido Centro Democrático Cristiano dijo al respecto: "Esta sentencia es la expresión de un sistema de justicia puesto de cabeza, que camina con la cabeza en la tierra y los pies en el aire".

Andreotti, en la cresta de una nueva popularidad, va a apelar hasta sus últimas consecuencias y nunca pisará una prisión debido a que, según las leyes italianas, los mayores de 75 años no pueden ser recluidos. Así que lo peor que puede esperar el personaje que simbolizó por mucho tiempo el poder en Italia es la casa por cárcel. Con media Italia a su favor no sería un mal final para un hombre sobre el que, por lo menos, quedará siempre un horrible manto de duda.