Estados Unidos

Continúa la pelea entre los demócratas y el fiscal general estadounidense

La comisión judicial de la Cámara de Representantes votó a favor de que se comience un proceso de desacato contra el fiscal William Barr. Los demócratas quieren ejercer toda la presión para que el informe Mueller se conozca en su totalidad.

7 de mayo de 2019
William Barr, fiscal general, se ha defendido antes las acusaciones de muchos demócratas, entre ellos la vocera de la Cámara, Nancy Pelosi. Foto: AFP | Foto: AFP

La pregunta que seriamente hacen muchos congresistas demócratas es si William Barr es, en efecto, el fiscal general de Estados Unidos o el abogado personal del presidente Donald Trump.

Los choques entre la comisión judicial de la Cámara de Representantes (de mayoría demócrata) y el fiscal general se intensificaron desde la anterior semana y tuvo uno de sus momentos más álgidos este miércoles 8. El presidente del comité judicial, Jerry Nadler, convocó a una votación para determinar si consideran que Barr incurrió en desacato y, tal como se esperaba, la votación aprobó la iniciativa. Ahora, la propuesta necesita ser aprobada por una votación mayoritaria en toda la Cámara de representantes, dominada por el partido demócrata. 

Todo el asunto tiene que ver con el famoso “reporte Mueller”. Cuando el fiscal especial Robert Mueller III entregó el reporte después de dos años de investigaciones y con más de 400 páginas de extensión, el fiscal Barr, máxima cabeza del Departamento de Justicia, decidió resumirlo en 4 páginas. Allí, afirmaba que una de las conclusiones del reporte de Mueller era que el presidente Donald Trump no había incurrido en ningún delito.

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Sin embargo, después se conoció el informe casi completo (con algunas partes todavía clasificadas por el Departamento de Justicia) y salió a la luz que el propio Mueller le había escrito a Barr a finales de marzo. En esa carta, el fiscal especial le comentan a Barr que está preocupado porque sus conclusiones no fueron bien interpretadas.

En el informe, se puede leer claramente que, aunque los fiscales especiales del caso no encontraron evidencia contundente, recopilaron varios testimonios que aseguran que Trump intentó obstruir la investigación especial al menos en 11 oportunidades diferentes.  

También, Mueller le confesó que estaba preocupado, pues esa malinterpretación era la que se le estaba comunicando a todo el país.

Sin hacer referencia directa a ese hecho, Mueller hacía alusión a la retórica victoriosa que Trump promulgó en su cuenta de Twitter y en sus ruedas de prensa, donde repitió hasta el cansancio que los demócratas habían perdido y él había ganado, pues se demostró, según él, que no hubo colusión con los rusos ni obstrucción a la justicia.

Aun así, cuando el comité judicial le preguntó a Barr en abril si Mueller había manifestado alguna oposición a su interpretación, el fiscal respondió claramente: No.

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Por ello, congresistas como Nancy Pelosi, demócrata, han acusado a Barr de mentirle al Congreso, una falta sumamente grave para muchos congresistas.

Sumando a esto, Barr se ha negado a asistir a las citaciones del Congreso, pues cree que ya todo está dicho o que el resto de la información pueden encontrarla en el reporte Mueller. Por eso, el miércoles ocho se votará para considerar si ha habido desacato o no. Como tal, el desacato no es un crimen pero sí es una ofensa al Congreso norteamericano.

Ahora la pregunta es: ¿qué pasa si, en efecto, la Cámara de Represenantes vota a favor de la medida de desacato? En ese caso, se puede enviar una petición oficial al Departamento de Justicia para que entregue, en su versión original, la totalidad del reporte Mueller.

Pero nada asegura que el Departamento de Justicia lo haga. Como la rama legislativa no tiene control sobre los órganos de justicia, no tienen forma de volver efectiva esa publicación. El Departamento de Justicia seguramente defenderá al fiscal general y no entregará la versión íntegra del reporte.

Además, el proceso podría tomar meses, y mientras tanto Donald Trump, el verdadero protagonista detrás de esta pelea entre las ramas judicial y ejecutiva, seguirá gobernando con miras a su reelección en 2020.

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Los demócratas también han pedido a Mueller que testifique, y se espera que comparezca el 15 de mayo. El domingo, Trump dijo que Mueller "no debería declarar", por lo que el senador Bernie Sanders lo tildó de "dictador" en un mensaje en Twitter.

Todo indica que la pelea entre la rama legislativa y la judicial continuará por unas semanas más. Para muchos, las consecuencias podrían ser fatales para la democracia norteamericana, pues se está poniendo en riesgo el balance de poderes.

*Con información de AFP