CONVULSIONES EN PUNJAB
La violencia religiosa se extiende a las mismas bases del Ejército
Lo que más temía la señora Gandhi está sucediendo en su país: la insurgencia políticoreligiosa de los sikhs--que se iniciara hace casi dos años en la provincia de Punjab con centenares de muertos--, ha comenzado a extenderse a la base mísma del ejército hindú. Sólo durante la semana pasada, se presentaron tres importantes motines cuartelarios en uno de los cuales los protagonistas, soldados miembros de esa secta religiosa, dieron muerte a uno de sus comandantes, en represalia por el sangriento aplastamiento, el 6 de junio pasado, de la toma por militantes sikhs del Templo Dorado en la ciudad de Amritsar, capital de Punjab. Allí las tropas oficiales dieron muerte a casi 700 sikhs quienes ocupaban el santuario, especie de Basílica de San Pedro, para los sikhs. En los recientes disturbios con soldados de tal credo, casi 100 de éstos murieron y cerca de 1700 han sido capturados mientras desertaban de sus cuarteles.
Lo grave para el gobierno de Nueva Delhi es que este sector, comprende el 17% del Ejército hindú, de dos millónes de soldados. Es por ello que Indira Gandhi apeló en un comienzo de la revuelta sikh a maniobras políticas, en lo fundamental, en lugar de recurrir a los acostumbrados métodos militares empleados para suprimir las revueltas tribales en otras provincias del norte de la India. Empero, con la batalla del Templo Dorado, los motines, limitados antes a choque sangrientos entre civiles, han comenzado a tomar una dinámica nueva ante la cual los estallidos en el seno de bien equipado ejército hindú parecer ser sólo el comienzo de algo más grave.
Entre el amplio crisol de razas y lenguas que es la India (sus 700 millónes de habitantes tienen mil lenguas dialectos diferentes siendo 15 los más importantes), los sikhs son 18 millónes, la mayoría de los cuales está concentrados en la norteña provincia de Punjab, considerada como la despensa de granos de la India, y de hecho una de las provincias más prósperas del país. La religión sikh, fundada en el siglo XVI por el Guru Nanak, pretende ser una síntesis entre hinduismo e islamismo.
En la actualidad los sikhs incorporan a su credo religioso varios componentes económicos y politicos bajo cuya bandera se viene nutriendo la agitación más reciente. Por ejemplo, los granjeros sikhs, quienes predominan en la región, han entrado en conflicto con los comerciantes urbanos hindúes por los precios de los productos agrícolas, haciendo que la agitación sikh no sólo apunte contra Nueva Delhi sino también contra los hindúes, quienes dominan el comercio y los negocios en Punjab. Por otra parte, los sikhs exigen al gobierno un nuevo arreglo sobre las aguas rivereñas con las vecinas provincias Haryana y Rajasthan, lo que tiene mucho que ver con la prosperidad de los granjeros en Punjab.
Otro foco de tensiones es la pretensión de Punjab de que Chandigarth --capital conjunta de Punjab y Haryana--sea declarada únicamente capital de Punjab y que ciertas áreas de Haryana sean transferidas a Punjab.
La respuesta de las autoridades en Haryana es, obviamente, negativa, lo que ha suscitado choques de hindúes contra ciudadanos y templos sikhs en ciudades de la provincia de Haryana, desatando las correspondientes y paralelas represalias en Amritsar. Esto llevó a que, en abril pasado, el gobierno de Indira Gandhi declarara a Punjab como "área peligrosa" dando amplios poderes a la policia para reprimir los desordenes, lo que sólo llevó a un aumento de los choques entre hindúes y sikhs. Otro motivo de agitación es la migración de trabajadores hindúes a Punjab en busca de empleos. El desbalance demográfico que esto provoca hace temer a los sikhs la pérdida de la mayoría en su propia provincia. De hecho, la población sikh ha declinado de un 60% a un 52% entre 1970 y 1981, mientras que allí la población hindú ha subido de 40 a 48%.
Estos conflictos no son los únicos que amenazan con fragmentar a la India hoy. En el norte, las demandas de la provincia de Kashmir aumentan, en el oriente, la agitación en Assam contra los "extranjeros" bengalíes crece, la lucha por la autonomía en las provincias Tamil Nadu y Andhra Pradesh, sube como espuma. Todo ello hace de la India una de las más complejas y potencialmente más divididas sociedades del presente siglo. -