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¿Coronavirus afectará el voto por Trump?

¿Qué impacto tendrá el contagio del presidente Trump con coronavirus sobre la recta final de la campaña electoral?

3 de octubre de 2020
El impacto del contagio de coronavirus de Donald Trump al final de la campaña electoral | Foto: AFP

Que un presidente padezca una grave enfermedad siempre será noticia y tendrá efectos políticos perturbadores. En el caso de Donald Trump, diagnosticado positivo por coronavirus en la mañana de este viernes junto con su esposa Melania, la noticia de su contagio es aun más impactante. A un mes de las elecciones, Trump va perdiendo ante Biden. ¿Tienen los republicanos margen todavía para cambiar el rumbo? ¿Favorece la nueva situación de la campaña, con Coronavirus a bordo, las posibilidades de un cambio de tendencia? ¿O por el contrario, afianzará el primer lugar de Biden?

El presidente Trump ha sido ligero en el tratamiento de la pandemia. Minimizó su gravedad y, sobre todo en las primeras etapas de la campaña, postergó medidas necesarias para enfrentar el virus, que en cambio fueron adoptadas en otros países. Cuarentenas, limitaciones a los contactos entre los seres humanos, controles a muchas actividades económicos. A Trump lo habían criticado por minimizar la atención y los cuidados necesarios con el fin de controlar el efecto electoral negativo que podría generar en su contra el escalamiento de la pandemia y las incomodidades de los controles. Solo después de que se incrementaron las críticas al gobierno por falta de acción contra la enfermedad, la administración se puso las pilas en la lucha para detener el virus.

Más de uno criticó a Trump por su reacción tardía e incluso tibia. Al fin y al cabo, Estados Unidos es el país con más alto número de contagios en el mundo (6 millones de casos y 207.000 muertos). La posición de Trump fue criticada, en unos casos por darle más importancia a su campaña por la reelección que a la grave enfermedad que golpea a todos los continentes pero que ha generado más muertes en Estados Unidos que en cualquier otro país. La posición de Trump pareció indiferente o incluso oportunista. Solo en los últimos meses el presidente cambió de discurso y asumió un liderazgo más visible en el combate de la pandemia. ¿Podrá recuperar la confianza y el tiempo perdidos?

En el próximo mes -el último de la campaña- Trump no podrá hacer un cierre como se acostumbra: ir a los estados donde está más peleada la elección, visitar los lugares más afectados por la pandemia, reaccionar con visitas a los lugares donde los votantes agradecerían la solidaridad del presidente. Rezagado en las encuestas, deberá rematar su estrategia proselitista desde la Casa Blanca, sin mucho contacto con los electores, y con una agenda limitada que inevitablemente hará énfasis en el tema que buscó eludir: la pandemia. Y falta ver si se podrán llevar a cabo los dos debates que faltan. El objetivo de la Casa Blanca seguirá siendo, hasta donde sea posible, reducir el efecto de la enfermedad presidencial sobre la campaña.

Claro que la posición del front-runner, Joe Biden, también es delicada y hasta vulnerable. Sus primeras reacciones una vez conocida la enfermedad de Trump y su esposa, fue de solidaridad. No podría haber sido de otra manera. Si la elección es reñida, y la ventaja del ex vicepresidente demócrata se sigue acortando -como ha ocurrido en las últimas semanas- los estrategas de su campaña tendrán que evaluar con sumo cuidado qué paso a seguir. Cuestionar la capacidad física de un candidato, o presidente, siempre es antipático y puede ser contraproducente. Más aún en este caso, porque siempre se pensó que Biden, quien llegaría a la Casa Blanca con más edad que cualquiera de sus antecesores, era quien tendría que absolver dudas sobre su salud. Y habrá que ver qué plantea Trump para convertir en votos a favor la evidente solidaridad que pueda enerar su enfermedad.

Trump no es el único mandatario afectado por el virus. Otros, como Boris Johnson en Gran Bretaña y Jair Bolsonaro en Brasil, han salido avante. Solo que a ninguno lo ha afectado el embate del Coronavirus en vísperas de una crucial -y, en principio reñida- elección presidencial. Será un mes para alquilar balcón, pues la experiencia indica que aunque la gran mayoría de votantes ya ha decidido su voto, la enorme minoría que no lo ha hecho tiene en sus manos la elección. Estados Unidos, al fin y al cabo, es un país con reglas y costumbres únicas en materia electoral y cualquier cosa puede pasar. Incluso, que el que gana pierde, como ocurrió hace cuatro años con Hillary Clinton.

Rodrigo Pardo, Director Editorial de SEMANA.