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Coronavirus | Algunas ciudades en China optaron por despedir a empleados que no se vacunen y prohibir que utilicen el transporte público
China, cuna de la pandemia en diciembre de 2019, ya inyectó más de 1.400 millones de vacunas y aspira a inmunizar totalmente a los dos tercios de la población antes de fin de año.
¿Medidas extremas pero necesarias? Millones de ciudadanos chinos podrían verse privados de acceso a los lugares públicos o ser despedidos si no se vacunan contra la covid-19, según decretos adoptados por varias ciudades y condados.
China, cuna de la pandemia en diciembre de 2019, ya inyectó más de 1.400 millones de vacunas y aspira a inmunizar totalmente a los dos tercios de la población antes de fin de año.
Sin embargo, numerosos chinos rechazan la vacunación ya sea porque no tienen confianza en las vacunas o consideran que no es necesario en la medida en que la epidemia ha sido prácticamente erradicada.
En reacción al recrudecimiento de la variante Delta en los países vecinos, varias ciudades y condados decidieron imponer la vacunación a los habitantes, lo que podría anunciar una decisión nacional.
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En Yunnan (suroeste) una de las 22 provincias chinas, la ciudad de Chuxiong (510.000 habitantes) anunció este miércoles que todos los ciudadanos mayores de 18 años tienen que haber recibido al menos una dosis de vacuna antes del 23 de julio.
Los que opten por no inyectarse “no serán admitidos en los lugares públicos como hospitales, residencias de ancianos, escuelas, bibliotecas, museos, cárceles o transportes públicos”, advirtió el alcalde de la ciudad.
Un mes más tarde solo las personas que hayan recibido las dos inyecciones podrán acceder a esos lugares.
En Henan (centro), el condado de Tianhe amenazó con despedir a los funcionarios que no se hayan vacunado antes del 20 de julio, según un edicto publicado el lunes.
Esas medidas fueron criticadas en las redes sociales. “Primero nos dijeron que la vacunación era facultativa y ahora es obligatoria”, protestó un internauta en la red social Weibo.
En los últimos meses, varias colectividades intentaron desarrollar la vacunación, al parecer sin mucho éxito, regalando bonos de compra o huevos frescos a cambio de una inyección.
Entretanto, una pequeña ciudad china fronteriza con Birmania ha comenzado a utilizar cámaras de reconocimiento facial para controlar los movimientos de los residentes y erradicar así cualquier brote de covid-19.
Las cámaras de vigilancia ya están omnipresentes en los espacios públicos de China, donde las metrópolis son en general seguras y los actos de violencia contra las personas son poco frecuentes.
Las nuevas tecnologías también se usan en la lucha contra el coronavirus, con la puesta en marcha desde principios de 2020 de las aplicaciones móviles de seguimiento de los desplazamientos.
Pero, las autoridades nunca habían informado oficialmente del uso de las cámaras de reconocimiento facial para controlar movimientos y el estado de salud de la gente, cuando entran o salen de ciertas zonas de una ciudad.
Es lo que está ocurriendo en Ruili, una urbe cercana a la frontera con Birmania y donde se han detectado 115 casos de coronavirus en diez días, algunos de ellos de la variante Delta.
Entre los contagiados hay muchos birmanos, a pesar del teórico cierre de fronteras.
Esta situación preocupa a las autoridades chinas, puesto que Birmania es uno de los países del mundo donde la propagación de la epidemia se ha acelerado más en las últimas semanas.
Además, Birmania ha sufrido graves disturbios desde el golpe militar el pasado 1 de febrero, un factor que podría empujar a los birmanos a cruzar las fronteras para huir de los combates.
Con el nuevo dispositivo, cualquier persona que quiera entrar o salir de un área residencial, supermercado o de cualquier otra zona muy frecuentada de Ruili tendrá que dejar que su rostro sea escaneado por una cámara, indicaron las autoridades.
Los datos están asociados a un código QR único que permitirá vigilar de manera automática los desplazamientos de una persona. Los dispositivos de reconocimiento facial, que gestionan las autoridades locales, también son capaces de tomar la temperatura de las personas, según la radio nacional CNR.
El uso de esta tecnología y la omnipresencia de la vigilancia en China genera críticas por parte de grupos de derechos humanos que consideran que invade la vida privada de los ciudadanos.
*Con AFP