PANDEMIA
El virus contraataca: los rebrotes y picos de contagios preocupan al mundo
Mientras que América aún espera el pico de contagios y Europa se abre, se empiezan a ver rebrotes de la enfermedad en distintas latitudes.¿Qué hacer si el confinamiento no puede durar indefinidamente?
Han pasado seis meses desde que el Gobierno chino informó del primer caso de covid-19. A partir de ese momento, la enfermedad se expandió por el mundo, paralizó la economía global y obligó a confinar países enteros. Asia y Europa pasaron sus horas más bajas, y hace algunas semanas estos territorios retomaron sus actividades, mientras se readaptan paulatinamente a la nueva normalidad.
Pero a pesar de las medidas de seguridad para evitar nuevos contagios, países que ya daban por controlado el virus vuelven a enfrentar rebrotes, que en muchos casos obligan a retroceder la reapertura económica y optar, nuevamente, por medidas draconianas, como el confinamiento o la vigilancia. Todo hace pensar que, hasta que no haya una cura, el virus seguirá apareciendo sin tregua.
La situación en el mundo es más dispar que nunca. En América, actual epicentro de la pandemia, muchos países esperan aún el pico de muertes y contagios, por lo que las cuarentenas nacionales se han extendido. Además, la situación dramática de Estados Unidos, con alrededor de 2,5 millones de infectados, y de Brasil, con casi 1,2 millones, representa un peligro para la región, que ante un aumento abrupto de las cifras podría ver colapsados sus sistemas de salud.
Los países que han manejado ejemplarmente la emergencia sanitaria en el continente tampoco pueden cantar victoria. En Uruguay, donde creían casi erradicado el virus, apareció un nuevo foco que multiplicó por cinco los casos en apenas una semana. Mientras que en América Latina todo sugiere que la crisis se extenderá por varios meses más, Europa y Asia enfrentan rebrotes del virus que hacen pensar que el final de la pesadilla está lejos de terminar.
Un caso reciente en Alemania, ejemplo mundial en el manejo de la crisis, alertó a Europa. El brote masivo en un matadero del estado federado de Renania infectó a más de 1.500 trabajadores y obligó a frenar la reapertura en los cantones de Gütersloh y de Warendorf, en donde viven unas 600.000 personas. Las dudas se ciernen sobre la efectividad de las medidas impuestas por Alemania, que desde el principio logró evitar la propagación de la enfermedad con cuarentenas estrictas. A pesar del éxito hasta el momento, el retorno de la actividad económica podría resultar en la aparición de rebrotes masivos y, en consecuencia, una segunda ola de contagios
Europa está decidida a relajar medidas y reactivar la economía con el turismo de verano. China enfrenta un nuevo rebrote en Beijing y nuevos casos en Hong Kong importados de Pakistán.
El resto de Europa, laboratorio de pruebas para la reapertura, enfrenta repuntes, que podrían seguir subiendo en las próximas semanas. El director de la OMS para Europa, Hans Kluge, manifestó que ese continente “la semana pasada registró un aumento en el número de casos semanales por primera vez desde hace meses”, al contabilizar unos 20.000 nuevos contagios y 700 muertes por coronavirus al día. Kluge agregó que “en 11 países, la transmisión acelerada llevó a un resurgimiento muy significativo que, no controlado, llevará al límite de nuevo a los sistemas sanitarios europeos”.
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En todo caso, de haber una segunda ola del virus en el mundo, los expertos la atribuirán a la relajación prematura de las medidas sanitarias. En Israel, uno de los primeros en cerrar sus fronteras con la esperanza de reactivar la economía, el virus volvió con más fuerza. Tras el aparente éxito del confinamiento, los comercios abrieron con la certeza de haber superado lo peor. Pero solo unos días después los infectados de covid-19 se dispararon a 2.000 por semana, lo que casi duplicó los contagios activos en el país. El viceministro de Sanidad, Yoav Kish, admitió que “nos equivocamos cuando reabrimos todo demasiado rápido. Ahora estamos más preparados que en marzo, pero no queremos llegar a las cifras de entonces”.
Y China, que superó el pico a finales de marzo, todavía enfrenta rebrotes. A comienzos de junio, un nuevo foco infectó a 256 personas en Beijing. Según las autoridades, la mayoría de los casos reportados en la capital estaban relacionados con el mercado de Xinfadi, la plaza mayorista más grande de la ciudad. La situación obligó a decretar un confinamiento parcial. Según Xu Hejian, portavoz de la municipalidad, “La epidemia ya está básicamente controlada, pero al mismo tiempo hemos descubierto infecciones en viviendas y lugares de trabajo, y casos de contagio comunitario”. Todos estos nuevos infectados cuestionan qué tan prematuro es abrir ciertos sectores económicos cuando aún no hay una cura para el virus.
Evidentemente, el confinamiento absoluto no ha demostrado ser una solución viable a largo plazo. Ahora, con las curvas de contagios contenidas en Europa y Asia, las medidas sanitarias básicas para evitar la propagación deberían ser suficientes para impedir una emergencia de salud como la de hace apenas semanas. Si bien los Gobiernos han optado por diferentes estrategias para contener la enfermedad, y a pesar de que la llegada de la vacuna parece incierta, el conocimiento acerca de la naturaleza del virus ha permitido desarrollar protocolos que permiten la reapertura paulatina sin que ello constituya un riesgo sanitario.
También algunos afirman que la mejor solución, por ahora, es evitar largos desplazamientos, sobre todo internacionales. Por ejemplo, Hong Kong, que al igual que China continental había estabilizado sus cifras hace meses, detectó una treintena de casos importados de Pakistán. Ellos consideran de alto riesgo los vuelos internacionales, y someten a los viajeros a cuarentena durante 14 días. En Europa, que quiere apuntalar su economía con el turismo, una medida así sepultaría este sector. Por ahora, la comunidad apuesta por establecer controles en los aeropuertos para identificar contagiados y rastrear sus movimientos.
Ante la persistencia del virus, los Gobiernos viran hacia políticas para convivir con la enfermedad en vez de erradicarla. En Japón, las autoridades enfrentan los nuevos focos de contagio con herramientas de rastreo sin confinamiento. En Italia, en donde aparecieron más de 100 nuevos casos procedentes de un hospital en Roma, las autoridades confían en que los infectados no aumentarán si los ciudadanos siguen las recomendaciones de higiene y distanciamiento físico. Y en Corea del Sur, tras los constantes rebrotes que dejan decenas de casos en Seúl, principalmente procedentes de bares y clubes nocturnos, el Gobierno optó por retomar el uso obligatorio de tapabocas en espacios públicos, con la mente puesta en continuar con las dinámicas sociales con normalidad. Lo cierto es que el mundo parece aceptar lentamente que el virus permanecerá por mucho más tiempo y que hay que adaptarse a vivir con él.