MUNDO
Coronavirus: bandas criminales de favelas imponen toque de queda en Río
Las pandillas brasileñas se saltan al Gobierno y hacen efectiva la medida ante el aumento de contagios con el virus.
A través de redes sociales, algunos líderes de las milicias —bandas criminales— de las favelas de Río de Janeiro anunciaron que el toque de queda empezará a regir desde las ocho de la noche. El comunicado se refería específicamente a tres asentamientos: Rio das Pedras, Muzema y Tijuquinha.
“¡Quien sea visto en la calle después de esta hora aprenderá a respetar el próximo!", dice la primera parte de la publicación. "Queremos lo mejor para la población. Si el Gobierno no tiene la capacidad de arreglarlo, el crimen organizado lo resolverá", concluye.
Las milicias tomaron esta decisión luego de que apareciera el primer caso de covid-19 en Ciudad de Dios, una de las favelas más grandes de la ciudad. Además, existen más de 24 casos sospechosos en otros asentamientos y en todo Río de Janeiro ya hay 191 casos reportados de los cuales tres han muerto, según datos del Departamento de Salud.
La medida se impone en parte como una crítica al manejo que el presidente brasileño Jair Bolsonaro le ha dado al coronavirus. El mandatario ha sido fuertemente criticado por sus decisiones y la forma de enfrentar la crisis económica que se desencadenó en el país como consecuencia de la pandemia.
En los últimos días, Brasil se convirtió en el país latinoamericano con más casos de covid-19. A la fecha ya suma 1.980 contagiados, 34 muertes y solo dos pacientes recuperados.
De hecho, la semana pasada varias personas se manifestaron en contra de las reacciones del presidente respecto al coronavirus con un "cacerolazo". Muchos ciudadanos incluso han tomado la decisión de autoaislarse, aunque el Gobierno no lo haya pedido. Para Bolsonaro, el coronavirus "es una fantasía que, gracias a los medios de comunicación, ha creado pánico en el mundo".
Además, hace un par de días llamó lunático al gobernador de São Paolo, João Doria, por haber impuesto una cuarentena de quince días en este estado, el más poblado del país.
El riesgo en las favelas
Casi un cuarto de los habitantes de Río —cerca de 1,5 millones de personas— viven en favelas, gran parte de ellas instaladas en cerros empinados que dan sobre las zonas cariocas de mayor riqueza.
Es el caso de las favelas gemelas Tabajaras y Cabritos, en las alturas de Copacabana, el barrio más turístico de la ciudad, pero también donde se concentra la población de mayor edad.
"Aquí están todos muy temerosos de que la enfermedad suba la ladera", explicó Vania Ribeiro, vicepresidenta de la asociación de residentes de Tabajaras y Cabritos. Lo que más preocupa es la poca capacidad hospitalaria de la zona. "El centro clínico más cercano es el mismo que atiende a personas ancianas de Copacabana y a los turistas de todo el mundo", concluyó Ribeiro.
Vulnerabilidad social
En favelas como esta, las medidas de aislamiento social y "gestos barrera" son difíciles de aplicar. "Nos dicen que hay que lavarse las manos siempre, pero ¿cómo hacerlo cuando hay cortes constantes de agua potable? ¡No vamos a lavarnos las manos con agua mineral!", agrega Vania Ribeiro.
La alcaldía de Río indicó a la AFP que ha "intensificado las campañas de prevención en las favelas". La municipalidad recomienda principalmente el aislamiento en un cuarto de toda persona bajo sospecha de contagio.
Si la vivienda "tiene solo un cuarto, la orientación es que las personas contagiadas deben intentar permanecer a un metro de distancia de los demás residentes", dice la alcaldía. Un proyecto irrealizable para muchos.
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"Las estadísticas oficiales muestran que la mayor parte de las casas de las favelas tienen dos o tres espacios, con cinco a ocho habitantes. ¿Cómo puedes aislar a una persona contagiada en esas condiciones?", cuestiona Paulo Buss.
Además de la densidad poblacional, muchas personas viven en condiciones insalubres. "En las comunidades hay casas muy cerradas, con poca ventilación, espacios a los que no llega la luz del sol y con muchos habitantes", dice Patricia Canto, neumonóloga de la Escuela Nacional de Salud Pública de Fiocruz.
A eso se suma que en las favelas "hay una transmisión muy alta de enfermedades respiratorias, como la tuberculosis", con tasas de contagio diez veces superior a la media nacional, agrega.
"Para el coronavirus, se considera a los ancianos como el grupo más vulnerable, pero no debemos olvidar los casos de vulnerabilidad social", señala Canto.
Muchos habitantes de las favelas dependen de la economía informal y el confinamiento amenaza con privarlos de todo medio de subsistencia.
En Río no se ha determinado el aislamiento total, como en Argentina, Chile o Francia. Pero las escuelas y la mayoría de los comercios fueron cerrados, al igual que las playas y los principales lugares turísticos, donde muchos pobladores de barrios pobres son vendedores ambulantes.
"Eso impacta directamente en la economía, en las personas sin empleo formal. Van a tratar de seguir trabajando, porque es una cuestión de sobrevivencia", lamenta Joelma Sousa, de la ONG Redes da Maré, instalada en un conjunto de favelas cerca del aeropuerto internacional.
La alternativa es "morirse de hambre o correr el riesgo de morirse contagiándose el coronavirus", resume. Lo más preocupante, para Joelma Sousa, es la precariedad de los servicios sanitarios en las favelas. "Los centros clínicos carecen de material y de personal. Estos días cerraron a las 3 de la tarde, tres horas antes de lo previsto, por falta de médicos", cuenta.
En Tabajaras, Vania Ribeiro también debe resolver problemas inesperados. "Aquí el medio de transporte más práctico para subir es la moto-taxi. Vamos a pedir a la Policía que ya no sea obligatorio usar el casco para el pasajero, porque el mismo casco pasa de cabeza en cabeza", explica, mencionando solo uno de los tantos dilemas de estos barrios pobres de Río en plena pandemia mundial.
*Con información de AFP