PANDEMIA
Coronavirus: la impresionante gráfica que muestra la tragedia de Nueva York
La capital del mundo está en el pico de la pandemia. Levantó camas hasta en Central Park y le pide a los médicos del país que vayan en su ayuda. Hasta el tigre del zoológico se contagió.
Este fin de semana, uno de los epidemiologos más respetados de Estados Unidos compartió una gráfica que se volvió viral. Se trataba del doctor Eric Feigl-Ding, un médico y economista en la Escuela de Salud Pública de la universidad de Harvard y miembro principal de la Federación de Científicos Estadounidenses en Washington DC. El hombre que ha dedicado su vida profesional a estudiar las políticas de salud en ese país ha sido una de las voces desde la academia más críticas frente a la forma como se ha manejado la pandemia en Estados Unidos.
"Nueva York sigue siendo de lejos el lugar más afectado", escribió el doctor Feigl-Ding y compartió los datos del crecimiento de los casos, a abril 4, de la Universidad de John Hopkings, una de las instituciones líderes en el mundo en llevar las estadísticas de la pandemia.
La gráfica demuestra de manera rápida el drama de la Gran Manzana, el lugar más afectado de los Estados Unidos. El país ya suma más de 320.000 contagios y unos 9.100 fallecidos. "Esta probablemente será la semana más dura (..). Habrá muchos muertos", advirtió el presidente Donald Trump, quien hasta hace apenas unos días decía que el coronavirus era apenas una gripa.
De ese largo listado de víctimas, Nueva York lleva la mayor parte de la tragedia. En la ciudad hubo 594 fallecidos en las últimas 24 horas, y en el estado 4.150 domingo. "Estamos muy cerca del pico" de contagios o puede que "ese pico sea una meseta y que estamos en ella", dijo el gobernador, Andrew Cuomo. "¡Médicos, enfermeras, expertos en respiración asistida. Si no están aún en esta batalla, vengan porque los necesitamos", rogó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio.
Lo más leído
Las personas envían flores a los hospitales de Nueva York para agradecerles a los médicos y enfermeras por su trabajo. Foto: AP.
La tristeza de la capital del mundo
No era difícil imaginar que la ciudad más cosmopolita del planeta, con nueve millones de habitantes en sus cinco distritos, sería plato predilecto del virus. La hiperconexión aérea de la inmensa urbe garantizaba su aterrizaje en cualquier momento.
Desde el primero de marzo, cuando el gobernador del Estado, Andrew Cuomo, confirmó el primer caso –una mujer de 30 años que hacía poco había estado en Irán, país plagado de casos y muertos– la cifra de positivos entró en una espiral.
En Nueva York se viven serias medidas de confinamiento. La Gran Manzana es la ciudad más afectada del país y uno de los epicentros del drama en el mundo. Foto: AP
Entre tanto, la ciudad ruidosa y multitudinaria se ha ido diluyendo a medida que crece el pánico en la gente. Turistas no hay, tampoco filas en el Empire State y Broadway lleva más de tres semanas apagado. Cientos de calles lucen desiertas, mientras el mundo de la conexión virtual alcanza niveles récord. Se sale solo para lo necesario. Aislarse es la premisa, aunque en una urbe como esta parece misión imposible lograrlo del todo.
El domingo, la ciudad conoció una noticia que dejaba ver hasta dónde había llegado el virus. Una tigresa en el zoológico del Bronx en Nueva York dio positivo por covid-19. Se cree que contrajo el virus de un cuidador que no presentaba síntomas en ese momento. La tigresa malaya de cuatro años llamada Nadia, junto con su hermana Azul, dos tigres de Amur y tres leones africanos desarrollaron tos seca. Aunque se espera que se recuperen por completo, el anuncio solo recordó aún más lo vulnerable que es la vida en este momento. El zoológico posteó un video de los tigres nadando felices y la publicación se llenó de comentarios enviandole fuerza a Nadia en su recuperación.
En aquel momento del primer caso, Cuomo le dijo a la gente que no había razón para una ansiedad indebida. “El riesgo general sigue siendo bajo”, afirmó. Sin embargo, exactamente un mes después, el propio gobernador democrata le dijo a la prensa que, según el modelo de sus asesores, el punto crítico llegaría a finales de abril y no a mediados, como se creía, pero que la emergencia con alta mortalidad podría extenderse hasta julio, en pleno verano.
Ante la tibia reacción de Trump, el alcalde de Nueva York decretó cuarentena en la ciudad, una medida que replicaron otros estados para proteger a su población. Foto: Chip Somodevilla - Getty Images.
En las palabras y el tono de Cuomo –heredero del poder político de su padre, Mario Cuomo, quien también fue gobernador– se nota ya el desespero. En su cabeza hay dos escenarios posibles: si los neoyorquinos son disciplinados y respetan el distanciamiento social, se necesitarían 75.000 camas y 25.000 ventiladores para los pacientes más comprometidos. Si la ciudadanía no responde, el número de contagios sería por supuesto mayor, a tal punto que se necesitarían 37.000 ventiladores y 110.000 camas, algo que es “simplemente inalcanzable”, según el propio gobernador.
Los hospitales de Nueva York están perdiendo su capacidad de contener la emergencia. Su drama aterra a otras ciudades con menos recursos. Foto: AP
La ciudad esta preparada para lo que venga la próxima semana, aunque faltan ventiladores, según el alcalde, Bill de Blasio, y necesitará ayuda para las siguientes. De hecho, tendrá que alcanzar algo que De Blasio no dudó en calificar de “épico”: tener disponibles, antes de que finalice el mes, 65.000 camas hospitalarias, el triple de lo de hoy.
La ciudad no tiene un sistema de salud preparado para una situación como esta pandemis. El buque USNS Comfort llegó a la bahía para poner al servicio de Nueva York sus 1.000 camas.
Y para ir avanzando en ese desesperado propósito se tomaron diversos escenarios de la ciudad: el centro de convenciones Jacob Javits es hoy una colmena de pequeñas habitaciones; el estadio de tenis de Flushing Meadows, en Queens, donde se disputa cada año el Abierto de Estados Unidos, fue convertido en un hospital de 350 camas e incluso en el icónico Central Park montaron media docena de carpas, donde se instalarán alrededor de 70 camas. Hasta el buque USNS Comfort está atracado en la bahía para ayudar, con sus 1.000 camas y sus sofisticados quirófanos, a atender pacientes con otras dolencias mientras los hospitales de la ciudad se dedican casi exclusivamente a casos de covid-19.
De ese tenor es el reto, que no solo deja ver preocupación en políticos como Cuomo o De Blasio, sino en la cara de la gente en la calle, que se siente sumergida en una película, con la cara de pánico contenida y el miedo a flor de piel, tras el anuncio del presidente Donald Trump, quien el martes pidió a los estadounidenses prepararse para “dos semanas muy dolorosas”, aunque en realidad podrían ser varias más.
Su tono difería diametralmente del Trump de enero o febrero, que minimizaba el alcance del brote y se ufanaba de haber hecho “un buen trabajo” para contenerlo. Hoy, según los modelos que manejan sus expertos asesores, podrían ser hasta 200.000 los muertos en toda la unión americana por el virus. Más que varias guerras juntas.
Hoy, la ciudad que le dio fama y fortuna al magnate convertido en político es el epicentro de ese enorme problema que, de no controlarse, podría terminar sepultando sus aspiraciones a la reelección como presidente. Entre este desastre humanitario y una economía que estaría aún en crisis en noviembre, cuando sean las elecciones, podrían inclinar la balanza de votos hacia el candidato demócrata escogido, probablemente el exvicepresidente Joe Biden.
Washington también está en alerta máxima. Los médicos de ese país han salido a pedirle a la gente que se quede en casa. Foto: AP
Ese tema, sin embargo, no es la preocupación inmediata de los neoyorquinos. La actitud de incredulidad de la gente se está tornando en miedo. La atención está puesta en el confinamiento voluntario, en transitar siempre con tapabocas, en mantener la distancia de dos metros en las filas del supermercado y en las noticias que dan los hospitales, que llegaron a la primavera copados en sus servicios y con su personal sanitario agotado física y sociológicamente por la avalancha del coronavirus. De hecho, Cuomo ha pedido la ayuda de personal retirado y de otros estados para aliviar la situación.
Si Nueva York es el epicentro del brote en Estados Unidos, el de la emergencia en la ciudad está en el distrito de Queens, donde está el hospital Elmhurst, rodeado por vecindarios latinos, entre ellos el muy colombiano de Jackson Heights.
Desde hace varias semanas atiende por encima de su capacidad. Las ambulancias se apiñan a la entrada y cada mañana se forma una larga fila de personas que quieren saber si los síntomas que tienen corresponden a coronavirus. La cifra actual de positivos confirmados en la ciudad habría que multiplicarla por 10 para tener un dato real, de acuerdo con estudios hechos en China, con lo cual en realidad ya casi 700.000 habitantes tendrían el virus. El alcalde De Blasio ha dicho que probablemente más de la mitad de la población, alrededor de 5 millones de personas, se contagiará en algún momento.
En el hospital Elmhurst atienden a quienes quieren salir de la duda en una gran carpa montada al lado del edificio principal, que prácticamente fue reconstruido en 2011. Adentro se quedan quienes llegan en peores condiciones, pero estar ahí no resuelve todos los problemas. Un video dado a conocer hace pocos días por The New York Times y hecho por una médica del Elmhurst mostró las dificultades de ese hospital lleno de pacientes con coronavirus. “No tengo las herramientas que necesito”, dice la doctora Colleen Smith en la grabación, “y se supone que Estados Unidos es un país del primer mundo”. Se queja por la falta de ventiladores, pero también de tener que reutilizar su tapabocas incluso varios días.
El Senado de Estados Unidos aprobó un paquete de ayudas enorme para que el país supere la crisis económica que ha dejado la pandemia. Foto: AP
El hospital trasladó a todos sus pacientes no-coronavirus a otros centros de salud para dedicar pisos enteros a la emergencia por el brote. Como ha sido el patrón, la mayoría de los pacientes delicados son personas de edad o menores pero con enfermedades que complican su resistencia al virus. Ya se ven más decesos de personas de entre 40 y 50 años.
A medida que aumentan los muertos, las instalaciones se van copando y una de ellas es la morgue, por lo que ahora los cadáveres van a dar a un gran camión frigorífico. Los familiares se tiene que conformar con la noticia del deceso, pues no los dejan acercarse a los cuerpos.
Más de 3.3 millones de personas han perdido su trabajo en Estados Unidos por esta crisis. Foto: AP.
La muerte en un hospital, en absoluta ausencia de los seres queridos, es otro elemento doloroso de este drama social, del cual se esperan pronto las horas más oscuras en Estados Unidos. Según lo reveló el gobernador Cuomo, citando a la Fundación Gates, el coronavirus podría dejar finalmente 16.000 muertos en su estado. Más de la mitad de ellos, propiamente en la ciudad de Nueva York.
*Este artículo es una versión actualizada del análisis sobre Nueva York de nuestra edición impresa.