MUNDO
Multan a una iglesia por engaño con "remedio milagroso" para el coronavirus
Ante la angustia que ha generado la covid-19, muchas personas han caído en estafas al comprar productos que prometen curar o evitar el brote.
Una iglesia australiana fue multada por más de 90.000 euros por hacer publicidad ilegal de un supuesto "remedio milagro" contra el coronavirus a base de lejía, anunciaron el miércoles las autoridades.
La Therapeutic Goods Administration (TGA), agencia reguladora del medicamento, precisó que la organización MMS Australia había recibido 12 multas, por un total de 151.200 dólares australianos (90.270 euros), por haber promovido una "solución mineral milagrosa" (MMS) a base de clorito de sodio, un agente desinfectante.
No es la primera vez que este producto se destaca por sus supuestas propiedades curativas. En 2010, las autoridades sanitarias francesas advirtieron que la MMS era presentada como "un descubrimiento que puede salvar la vida" o como "la respuesta al sida, a las hepatitis A, B y C, a la malaria, al herpes, a la tuberculosis, a la mayoría de los cánceres y a muchas otras de las peores enfermedades".
Más recientemente, la justicia estadounidense suspendió la venta de este producto, realizada por un grupo bautizado "la iglesia Génesis II de la salud y la curación".
Ahora bien, MMS Australia no es más que una filial de esta "iglesia". La TGA justificó la multa por "los efectos nocivos que podría tener la ingestión de MMS".
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"No hay evidencia clínica, científicamente aceptada, que la MMS pueda curar o atenuar una enfermedad", dijo el regulador. "El uso de MMS presenta riesgos importantes para la salud y podría dar lugar a náuseas, vómitos, diarrea o deshidratación grave que, en algunos casos, podría implicar una hospitalización".
En China, las aplicaciones de seguimiento del coronavirus ya están en todas partes
Las aplicaciones para controlar el contagio de coronavirus, que tanto preocupan en occidente, son omnipresentes en China, donde las autoridades almacenan grandes cantidades de datos personales de sus ciudadanos.
Los chinos no tienen otro remedio porque las aplicaciones se ponen en marcha sin su consentimiento. Pero en su mayoría parecen aceptar que el sistema siga sus itinerarios.
"La epidemia es un contexto particular. Por eso divulgar mis desplazamientos no me molesta. La vida humana es lo más importante", dice a la AFP Debora Lu, de 30 años, una empleada que vive en Shanghái.
La aplicación creada por el gobierno se basa en los datos de geolocalización de los operadores y analiza los desplazamientos del usuario en los 14 días anteriores, en particular para saber si estuvo en una zona de riesgo o se cruzó con un enfermo de la covid-19.
Además de esta hay muchas aplicaciones similares en China, donde se registraron desde el comienzo de la pandemia 4.633 muertos por coronavirus.
En Pekín por ejemplo el sistema "Health Kit" no utiliza la geolocalización sino otras fuentes de información como billetes de tren, de avión, controles de identidad en la entrada a la capital o resultados de tests.
Todas las aplicaciones tienen en común que el usuario, después de descargarlas, tiene que introducir su nombre, su número de identidad, su teléfono y a veces su foto.
El sistema genera entonces un "código de salud" verde (no hay problema), amarillo (obligación de quedarse en casa en cuarentena) o rojo (cuarentena en un hotel cerrado, previsto para ello).
"Supongo que más del 99% de la población considera que es un buen método", declara Li Song, de 37 años, un actor de Shanghái.
"No es como si unos piratas informáticos te robaran el código de la tarjeta de crédito", apunta Charlotte Wang, de 33 años, contable en la ciudad de Pekín.
Con información de AFP