PERÚ
¿Por qué Perú es el segundo país con más contagios en América Latina?
El país suramericano ya es el segundo con más contagios en la región después de Brasil. A pesar de decretar cuarentena oportunamente, su curva va en ascenso en medio de su mayor punto débil: su situación socioeconómica. ¿Qué pasó?
"América Latina se ha convertido en el nuevo epicentro de covid-19”, advirtió la Organización Mundial de la Salud la semana pasada. En comparación con Estados Unidos y Europa las cifras son menores. La región registra más de 840.000 casos y poco más de 45.000 muertos. Sin embargo, la comunidad científica mira preocupada el panorama latinoamericano, pues la curva va en ascenso exponencial.
Brasil y Perú lideran la tabla en número de contagios y muertes, pero el caso peruano es particular. A diferencia del presidente Jair Bolsonaro, que se ha caracterizado por negar y minimizar la crisis, el peruano, Martín Vizcarra, se adelantó a muchos en reaccionar ante la pandemia. El 16 de marzo decretó cuarentena nacional obligatoria, cerró fronteras, canceló clases y eventos masivos y solo dejó abiertos los comercios esenciales. De hecho, varios han calificado este confinamiento como uno de los más estrictos de Latinoamérica. Eso, combinado con el buen desempeño de la economía en general, debería presagiar un mejor resultado.
Pero no ha sido así. Vizcarra ha impuesto toques de queda en varios sectores para evitar el contagio y ha extendido la cuarentena cinco veces así como la emergencia sanitaria. A diferencia de otros países próximos a comenzar una reapertura gradual, los peruanos deberán permanecer en aislamiento obligatorio hasta el 30 de junio. “Solo pueden salir los niños acompañados por un adulto por 30 minutos diarios y solo a 500 metros de su casa. Ni siquiera podemos hacer ejercicio al aire libre como en otros países y hasta hace solo unos días le ponían multa a cualquiera que saliera sin un permiso”, le contó la peruana Antonella Cassinelli a SEMANA.
El presidente Martín Vizcarra decretó pronto la cuarentena, pero 71 por ciento de la población son trabajadores informales y esto los obliga a salir.
En el contexto, sin embargo, la cuarentena parece estricta solo en el papel. La situación socioeconómica de la población, así como en la mayoría de países latinoamericanos, hace casi imposible cumplir al pie de la letra el aislamiento. A pesar de las cifras macroeconómicas, en Perú el 71 por ciento de las personas activas viven del día a día, así que no está dentro de sus planes quedarse en casa, pues esto significa dejar de comer. La frase “prefiero morirme de coronavirus que de hambre” ya es común en América Latina y este país no es la excepción.
También han contribuido a la propagación del virus las aglomeraciones en los mercados. Según la Encuesta Nacional de Hogares, a cargo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de Perú, solo el 22 por ciento de los hogares de bajos recursos tienen nevera. Eso explica que salgan tantas veces a la semana para abastecerse. De hecho, el Gobierno optó por poner puntos de testeo instantáneo de covid en los supermercados, pues se han convertido en un foco de contagios. En uno de Iquitos, en la Amazonia peruana, el 100 por ciento de los vendedores resultó positivo y en Lima, en el Mercado Mayorista de Frutas y en el Mercado Modelo reportaron 79 y 86 por ciento, respectivamente.
El testeo masivo ha sido un punto a favor, pues Perú es uno de los países que más pruebas ha realizado en la región. Con una población de 32 millones de habitantes, han hecho 905.278 test al cierre de esta edición, mientras que otros como Brasil, por ejemplo, con 209 millones de habitantes, ha hecho cerca de 800.000. Varios analistas han relacionado el alto número de pruebas con el número de contagios registrados. Pero esta no es la principal razón por la que tienen más de 140.000 casos en total y 4.000 muertes.
Sin duda, la poca capacidad de unidades de cuidados intensivos en ese país ha sido su talón de Aquiles. Por cada 10.000 habitantes tienen 2,3 ucis y solo a mediados de mayo aumentaron su capacidad de 247 a 1.000, que aunque es un avance sigue siendo mínimo para las necesidades actuales. En Perú la situación no da tregua. A diario aumentan los casos por miles, los hospitales colapsaron, al igual que los cementerios, y es evidente que a pesar de una cuarentena estricta, la situación socioeconómica de gran parte de su población dificulta contener el virus.