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CPI, a la que pidieron capturar a Maduro, en el ojo del huracán; mencionan posibles conflictos de interés y riesgos de credibilidad
El fiscal jefe de la CPI es el encargado de llevar una investigación en contra de Nicolás Maduro.
La atención se ha volcado a la Corte Penal Institucional (CPI) y el fiscal jefe de ese tribunal, Karim Khan, encargados de impartir justicia por los crímenes más atroces en el mundo. Sin embargo, han surgido preocupaciones y polémicas con respecto a “posibles conflictos de intereses y mala conducta que pueden haber comprometido la integridad de casos clave durante las últimas dos décadas”, según la organización que monitorea y expone a los enemigos de la libertad, ACD.
Pero ¿quién es Karim Khan? Nacido en Edimburgo, Escocia, Khan —desde muy joven— se ha visto interesado por el derecho humanitario, en parte por su trabajo voluntario con la Comunidad Ahmadía, una rama perseguida del islam, a la que él pertenece. Estudió Derecho en el King’s College de Londres y luego trabajó en la oficina del fiscal general. Ha ejercido como abogado defensor, así como de fiscal ante diversas cortes internacionales, entre ellas los tribunales penales para la Antigua Yugoslavia, Ruanda, Líbano y Sierra Leona.
Karim Khan ha representado a figuras polémicas como Seif al Islam, hijo del exlíder libio Muamar al Gadafi, y al expresidente de Liberia Charles Taylor, acusado de crímenes de guerra. También fue defensor del entonces vicepresidente de Kenia, William Ruto, quien enfrentaba cargos por su presunta responsabilidad en la violencia postelectoral de 2007, que resultó en más de 1.200 muertes, logrando que el tribunal desestimara el caso.
En 2018, el secretario general de la ONU, António Guterres, nombró al escocés como asesor especial y jefe del equipo encargado de investigar los crímenes cometidos por el grupo Estado Islámico en Irak, y en 2021, fue elegido fiscal jefe de la CPI para un período de 9 años, convirtiéndose en el tercer fiscal en la historia de la CPI, creada en julio de 2002.
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CPI en el ojo del huracán
Ahora, la Corte Penal Internacional (CPI) se encuentra en el ojo del huracán debido a una serie de conflictos de interés que amenazan su credibilidad, especialmente en torno a los importantes papeles que han desempeñado Karim Khan, su esposa Dato Shyamala Alagendra, y Andrew Caylay, un colega del grupo legal Temple Garden Chambers (TGC) en algunos de los casos más destacados de la CPI en los últimos 20 años.
Los casos más relevantes que estarían siendo motivo de preocupación debido a la frecuente superposición de sus roles son el de Timor Oriental, en 2001, cuando Khan defendió a Cancio Lopez de Carvalho, mientras Shyamala Alagendra formaba parte de la acusación. Este es el primer caso documentado en el que trabajaron en lados opuestos.
Otro fue con el expresidente de Liberia Charles Taylor, en 2006-2007, cuando la esposa de Khan estaba en el equipo de la fiscalía mientras el fiscal lideraba la defensa. La posterior unión matrimonial de ambos generó dudas sobre la imparcialidad del juicio.
Adicionalmente, en 2008-2010, Khan también defendió a Bahar Idriss Abu Garda mientras Alagendra estaba en la fiscalía contra el presidente sudanés Omar Bashir. Ambos casos están relacionados con los crímenes de guerra en Darfur, Sudán, lo que ha generado más preocupaciones sobre la ética y la justicia en estos juicios.
A su vez, durante ese año, en 2008, Khan también fue el abogado defensor del presidente William Ruto, y su esposa Alagendra también tuvo un rol significativo en el equipo de defensa. Sin embargo, el caso fue desestimado en 2016, pero no se declaró la inocencia de Ruto, en medio de acusaciones de “interferencia con testigos e intromisión política intolerable”; el tribunal dictaminó que no había pruebas suficientes.
Como estos, son muchos más los casos conocidos en los que destacan la dificultad de mantener la imparcialidad cuando un fiscal como Khan ha trabajado durante años defendiendo a personas que ahora debe procesar. A su vez, el tribunal ha sido cuestionado sobre si ha seguido los estándares más altos de justicia, al permitir que individuos con conexiones personales y profesionales tan estrechas manejen casos tan delicados.