Hasán Rohaní se opone a cualquier sanción económica. Su ministro de Asuntos Exteriores, Mohamad Zarif, ayudó a negociar el acuerdo nuclear en 2015. Foto: AP | Foto: fotos: ap

IRÁN

Irán viola acuerdo nuclear

Las sanciones impuestas por Donald Trump llevaron a que Irán aumentara su producción nuclear por encima de los límites acordados en el pacto multilateral de 2015. La crisis alcanza niveles peligrosos.

13 de julio de 2019

Esta semana, Irán tensionó aún más sus relaciones con Estados Unidos. Lo hizo para reaccionar por las sanciones impuestas por la Casa Blanca de Donald Trump, que insiste en asegurar que Teherán no cumple sus obligaciones derivadas del Plan de Acción Integral Conjunto. Este fue firmado hace cuatro años por el presidente Hasán Rohaní con los Gobiernos de Barack Obama y otros cinco países (Rusia, China, Francia, Alemania y Reino Unido) para evitar que Irán desarrollara armas nucleares.Exasperado, esta semana el Gobierno de Teherán confirmó que su producción de uranio 235 ya alcanzó el 4,5 por ciento, lo que sobrepasa el límite acordado de 3,67.

El presidente Donald Trump ha mostrado poco interés en dialogar con Teherán. En cambio, privilegió los ataques cibernéticos y las sanciones económicas.  Foto: AP

Aunque la cifra parece poco alarmante, pues para crear armas nucleares se requiere una cantidad superior al 80 por ciento, el martes los cancilleres de Francia, Alemania y Reino Unido expresaron con “gran preocupación que Irán insista en acciones inconsistentes con sus compromisos”.Hasta hace poco, estos Gobiernos solamente habían criticado con fuerza las acciones de Donald Trump, quien viene torpedeando el acuerdo desde 2017, cuando retiró a Estados Unidos sin mostrar pruebas de que Irán, como afirmó, estuviera produciendo más uranio del acordado. Además, lo hizo sin que el Organismo Internacional de Energía Atómica, encargado de monitorear el cumplimiento de Irán, alertara sobre alguna inconsistencia o exceso de su parte.

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Así, Rohaní ha señalado en repetidas ocasiones que Estados Unidos fue el primero en incumplir. Tal como le dijo a SEMANA Elizabeth Shakman, experta en política iraní y autora del libro La política del secularismo en las relaciones internacionales, “El punto de no retorno en este tema apareció cuando Estados Unidos, en una violación clara a lo pactado, se salió del acuerdo hace unos años”.

La planta nuclear de Bushehr redujo su producción de uranio a partir de 2015. Con los recientes anuncios del Gobierno, aumentará su actividad paulatinamente. Foto: AP

Sumado a esto, el mandatario estadounidense volvió a imponer las sanciones económicas que su predecesor había levantado. Como era de esperarse, la mayoría atacaron directamente la producción de petróleo, principal producto de exportación iraní. Esto puso a ese país en fuertes aprietos económicos y generó un efecto dominó en el que varios Estados occidentales se abstienen de comprarle petróleo por temor a las sanciones. El golpe para la economía iraní no se ha hecho esperar: en 2015, producía un millón de barriles de petróleo por día, mientras que hoy, con las sanciones encima como una espada de Damocles, apenas produce 300.000.Para muchos observadores, Irán tiene argumentos sólidos para criticar la postura estadounidense. Pero eso no justifica que haya entrado en el peligroso juego de saltarse los acuerdos para ejercer presión.

Tanto el líder supremo del país, el ayatolá Ali Jameneí, como el presidente Rohaní han afirmado que Irán seguirá produciendo uranio para fines energéticos si las sanciones no se levantan o si los países europeos involucrados no resuelven un plan de emergencia económico para reducir el daño de las prohibiciones de Trump. Aseguraron que si no hay cambios, cada 60 días violarán un nuevo punto de los acuerdos. Presidentes como el de Francia,Emmanuel Macron, han enviado funcionarios diplomáticos a Teherán para aliviar las tensiones. Pero, en vez de aflojar el brazo, Irán lo endureció: según este, Europa no debería pedirle cambiar de opinión, sino poner en marcha un plan comercial que logre sortear las sanciones de Trump.

Las autoridades británicas detuvieron un buque petrolero iraní en el estrecho de Gibraltar. Irán criticó fuertemente la medida. Foto: AP

Irán ha tomado decisiones desesperadas. El domingo, las autoridades británicas detuvieron un barco petrolero iraní en el estrecho de Gibraltar, pues todo indicaba que iba con destino a Siria. Como ese país está bajo el régimen de Bashar al Asad, que ha violado sistemáticamente los derechos humanos de muchos de sus ciudadanos durante la guerra, varios países del mundo prohíben toda clase de relaciones comerciales con el Estado sirio. Por esa razón, y a pesar del evidente enojo de Rohaní (calificó la decisión como “equivocada y mezquina”), las autoridades británicas detuvieron el barco petrolero, que seguirá en su poder hasta que Irán despeje todas las dudas que ha suscitado.

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¿Qué pasará ahora? Si bien las tensiones entre Estados Unidos e Irán usualmente amenazan la tranquilidad del mundo con la posibilidad de una confrontación bélica, nada parece indicar que los dos países quieran entrar en ese farragoso terreno. Hasta el momento solo ha habido provocaciones de parte y parte, pero los incidentes no han pasado a mayores. Más allá del tenso episodio de los barcos estadounidenses afectados por unas minas en el golfo de Omán hace dos semanas, la mayor parte de la confrontación ha sido verbal e, incluso, cibernética.Tal como lo explicó la revista Time en un reciente artículo al respecto, el 20 de junio, después de que Irán derribó un dron estadounidense, Trump aprobó un ataque contra las redes de computadores de Teherán. Como contrapartida, hackers iraníes atacaron los archivos digitales del Gobierno distrital de Baltimore, lo que significó una pérdida de 18 millones de dólares para la ciudad. Tal como afirmó en ese artículo Trita Parsi, experto en el tema y profesor en la Universidad Georgetown, “Lo más probable es que Trump llegue a un punto en el que no pueda imponer más sanciones, por lo que se volcaría casi por completo a una guerra cibernética con Irán”. Por el momento, ninguno de los dos países quiere ceder. Los Estados europeos participantes en el pacto esperan que el mecanismo de conciliación acordado solucione parte del problema, pero hay pocas probabilidades de que eso ocurra. Mucho más ahora, cuando hay dos puntos de no retorno: ni Washington quiere retirar sus sanciones ni Irán quiere aceptarlas.

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Resulta preocupante la postura que Irán adoptó esta semana, pues su determinación de romper cada uno de los puntos acordados si las cosas no cambian no ayuda a proteger y defender los acuerdos que tanto tiempo llevó construir. Irónicamente, adoptó la misma actitud que tanto le criticó a Donald Trump hace dos años.