Raul Castro | Foto: AFP

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Cuba, ‘ad portas’ de una nueva era sin un Castro en el poder

Raúl Castro, primer secretario del Partido Comunista de Cuba, entregará el poder luego de 13 años en el cargo que heredó de su hermano Fidel, quien estuvo al mando por casi 50 años.

17 de marzo de 2021

En abril, Raúl Castro, de 89 años, se jubilará y dejará el máximo poder de la isla durante el Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), el primero que se realizará luego de la muerte de su hermano, y revolucionario, Fidel Castro en 2016.

Esto representa claramente un paso hacia una nueva era en Cuba con nuevos nombres al frente. Los hermanos Castro han estado en el poder desde 1959.

Es muy poco probable que el país abandone su enfoque militar y socialista del Gobierno a corto plazo. Sin embargo, se espera que con el pasar de los años la isla avance hacia la modernización económica y la liberación social en el futuro.

En los últimos meses se han notado cambios, pues varios artistas e intelectuales se ganaron una audiencia con el Gobierno, en lugar de ser arrestados después de varias protestas, algo inusual en la isla comunista, para exigir la libertad de expresión.

Asimismo, los activistas por los derechos de los animales también han hecho oír su voz con la primera manifestación apolítica autorizada por el Estado, que culminó con las primeras leyes de protección animal del país.

Miguel Diaz Canel
Presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel. (Photo by Sven Creutzmann/Mambo photo/Getty Images) | Foto: Getty Images

En abril de 2019 se aprobó una nueva Constitución que defiende el carácter “irreversible” del socialismo en el país. Es “hija de su tiempo y refleja la diversidad de la sociedad”, dijo Raúl Castro, quien tras ceder la Presidencia a Díaz-Canel en 2018, ahora dejará la jefatura del PCC.

A diferencia de su antecesora, aprobada por unanimidad en 1976, la nueva carta magna recibió la aprobación del 78,3 por ciento del sufragio popular, y un 22 por ciento de rechazo o abstención, un alto nivel en el contexto cubano.

La rápida propagación de internet en los últimos tres años en la isla ha permitido que muchos cubanos expresen su descontento mediante las redes sociales. Pero el PPC ya se pronunció y anunció que enfrentará la “subversión político-ideológica” en redes sociales.

Esta será una de las metas que el partido único en la isla busca alcanzar en su VIII Congreso que tendrá lugar del 16 al 19 de abril, según un artículo publicado por el diario Granma, órgano del Comité Central del PCC.

Otro de los factores claves, y que tiene el ojo de los analistas, será la relación que el nuevo equipo político mantenga con Estados Unidos. | Foto: afp

“Convencido de que, de pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, el Partido ha incluido en su sistema de trabajo el seguimiento y enfrentamiento a la subversión político-ideológica que tiene en internet y las redes sociales un escenario permanente de confrontación con el enemigo”, señaló.

Otro de los factores claves, y que tiene el ojo de los analistas, será la relación que el nuevo equipo político mantenga con Estados Unidos. Expertos se atreven a afirmar que esto podría determinar en gran medida lo que sucederá en la isla.

El nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había adelantado en su campaña que podría eliminar las sanciones impuestas por su antecesor, Donald Trump, y retomar una política de aproximación a la isla, teniendo como brújula la exigencia del respeto a los derechos humanos. Sin embargo, hasta ahora Cuba no ha sido una prioridad en sus días en el mando.

El expresidente de EE.UU., Donald Trump y Raúl Castro, líder del Partido Comunista de Cuba (PCC). | Foto: Fotomontaje SEMANA / Fotos: AFP

El nuevo proyecto político cubano también tendría que construir una relación pragmática con Estados Unidos, y algo que podría cambiar es la fuerte presencia militar en el Gobierno, el PCC y la economía.

Una buena parte de las 280 sanciones impuestas a Cuba por el Gobierno de Trump apuntaron a empresas dirigidas por militares. Bajo una nueva política podrían pasar a manos civiles para no ser blanco de sanciones. Aunque, sean civiles o militares, es el Estado el propietario de esas empresas.