Medio ambiente
Cumbre del Clima | Estados Unidos regresa diciendo que esa lucha es una “increíble oportunidad” para la economía
El líder de la Casa Blanca da el giro que se esperaba en la política mundial para atajar el fenómeno del efecto invernadero.
Después de cuatro años en que el entonces presidente Donald Trump negó los terribles efectos del cambio climático, este lunes Joe Biden defendió en la cumbre COP26 de Glasgow que la respuesta masiva necesaria para detener la crisis climática debe verse como “una increíble oportunidad” para todas las economías del mundo. “Dentro de la creciente catástrofe creo que hay una increíble oportunidad, no solo para Estados Unidos, sino para todos nosotros”, afirmó ante los líderes de 120 países reunidos en un encuentro calificado como clave para salvar al planeta del cambio climático.
El presidente de Estados Unidos llegó este lunes a Escocia para asistir a esa considerada crucial cumbre para el futuro de la humanidad. Biden, que llegó procedente de Roma, donde asistió a la cumbre del G20, aterrizó a bordo del Air Force One en Edimburgo, antes de dirigirse a Glasgow, donde a las 13h00 (locales y GMT) tiene previsto hablar ante los otros líderes mundiales que participan en la COP26.
Líderes de más de 120 naciones se reunieron este lunes en Glasgow bajo presión para “salvar a la humanidad” ante el desafío del cambio climático, en palabras del secretario general de la ONU, António Guterres. “Es hora de decir basta”, lanzó en la apertura.
“Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemar, perforar y minar a mayor profundidad. Estamos cavando nuestra propia tumba”, advirtió. El tono de la cumbre, previa a las decisivas negociaciones de la COP26, fue dramático.
Lo más leído
“La ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles a menos que hagamos de esta COP26 el momento en que abordamos en serio el cambio climático”, afirmó el primer ministro británico, Boris Johnson, anfitrión del evento. La negociaciones del clima de la ONU llegan tras ser canceladas el año pasado a causa de la pandemia de covid-19. Su objetivo es desarrollar el Acuerdo de París de hace seis años, que fijó como gran objetivo limitar el calentamiento del planeta a +1,5 ºC.
A lo largo de doce días de negociaciones, que acostumbran a ser extenuantes, los delegados de casi 200 países deben tomar medidas enérgicas para reducir las emisiones de gas de efecto invernadero, anunciar medidas de control mutuo, de transparencia en su política medioambiental y, en especial de los países ricos, cumplir con la promesa de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres y vulnerables.
Una vasta agenda, que según el presidente estadounidense, Joe Biden, es una “increíble oportunidad” para hacer negocios, y no un fardo. “Dentro de la creciente catástrofe creo que hay una increíble oportunidad, no solo para Estados Unidos, sino para todos nosotros”, afirmó.
“Estados Unidos no solamente ha vuelto a la mesa, sino que esperamos que lidere con el poder del ejemplo”, añadió. En la cumbre de dos días en Glasgow hay grandes ausentes, como el chino Xi Jinping, presidente del mayor país emisor de gases contaminantes, el ruso Vladímir Putin y el turco Recep Tayyip Erdoğan, que canceló a última hora.
Las expectativas son importantes, y las primeras protestas de ecologistas, en especial jóvenes, hicieron acto de presencia a las puertas del parque de exposiciones donde tiene lugar el encuentro, bajo grandes medidas de seguridad. “Es importante presionar a nuestros líderes. Nunca seremos bastantes”, declaró Jean Baptiste Rede, un profesor jubilado francés de 64 años, a las puertas del recinto.
“Territorio desconocido”
De América Latina no acudieron ni el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ni el brasileño, Jair Bolsonaro, a pesar de que este último estuvo presente en la cumbre del G20, que culminó el domingo en Roma. Otros países, como Ecuador, asumieron el protagonismo, con un anuncio de ampliación de la reserva natural de las Islas Galápagos en 60.000 km², que se añaden a los 130.000 km² actuales.
El presidente Guillermo Lasso anunció esa iniciativa y planteó el canje de deuda externa nacional para la conservación de esa reserva. Otros, como el presidente boliviano Luis Arce, denunció en cambio el “capitalismo verde” y aseguró que las negociaciones climáticas siguen estando dominadas por las reglas impuestas por los países desarrollados.
Un total de 196 partes firmaron el Acuerdo de París con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura del planeta a +1,5 ºC. Pero la realidad es que la Tierra se dirige a un aumento de 2,7 ºC, y con esas cifras, su clima y sus ecosistemas entran en “territorio desconocido”, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Cincuenta gigatoneladas
El mundo emite anualmente más de 50 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, según cálculos de la ONU. Una gigatonelada representa 1.000 millones de toneladas. “Nuestros estudios indican que se producirá un incremento de emisiones del 16 % en 2030, cuando deberíamos registrar una reducción del 45 %”, resumió la secretaria ejecutiva del órgano de la ONU para el cambio climático, la mexicana Patricia Espinosa.
El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a los mayores contaminantes que presenten nuevos recortes de emisiones durante la COP26, algo poco probable.
Aunque públicamente existe la conciencia de que la situación debe cambiar, subsisten grandes interrogantes sobre el modelo energético alternativo. Las previsiones de crecimiento mundial y su exigencia de energía rápida y barata, plantean un enorme interrogante, reconocen los expertos.
“Los animales están desapareciendo”
Los países pobres piden ayuda para mitigar o adaptarse a las consecuencias del cambio climático. Los países ricos prometieron 100.000 millones de dólares anuales, una cifra que ya debieron haber entregado en 2020.
Sin embargo, faltan 20.000 millones de dólares. Las principales potencias económicas aseguran que el tema será resuelto en un par de años. “Los animales están desapareciendo, los ríos se están muriendo y nuestras plantas ya no florecen como antes”, denunció ante los líderes una joven indígena brasileña, Walelasoetxeige Paiter Bandeira Suruí. “La Tierra nos está hablando, y nos está diciendo que ya no queda tiempo”, imploró la joven brasileña.
*Con información de la AFP.