MUNDO

La histórica cumbre entre las Coreas que renueva las esperanzas de paz

El líder de Corea del Norte, Kim Jong Un, hará el viernes un gesto histórico al visitar por primera vez el Sur para una cumbre con el presidente Moon Jae-in, que busca concretar las esperanzas de paz entre los dos vecinos tras el acercamiento diplomático de principios de años.

24 de abril de 2018
| Foto: AFP

El futuro del arsenal atómico de Pyongyang estará en el centro de las conversaciones entre ambos líderes, que podrían también plantear la cuestión de un tratado de paz para finalizar oficialmente la guerra de 1950-1953.

Será la primera vez que un dirigente norcoreano pone un pie en el Sur desde el armisticio firmado hace casi 65 años. Las dos primeras cumbres intercoreanas, en 2000 y 2007, tuvieron lugar en Pyongyang.

Este encuentro en Panmunjom, "el pueblo de la tregua", preparará el terreno a una cumbre todavía más esperada, unas semanas más tarde, entre Kim y el presidente estadounidense, Donald Trump.

Mientras tanto, esta reunión es una ilustración más del espectacular recalentamiento en la península desde que Kim anunció el 1 de enero, para sorpresa de todos, que su país participaría en los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang, en el Sur.

Pyongyang envió en febrero a los Juegos una delegación que incluía a la propia hermana del líder norcoreano antes de proponer negociar la desnuclearización a cambio de garantías sobre la seguridad del Norte.

Trump aceptó la propuesta norcoreana de reunirse y Kim acudió en marzo a Pekín para su primera visita oficial al exterior desde su llegada al poder a finales de 2011.

Le sugerimos: Cumbre: ¿Qué tan preparado está Trump para un encuentro con Kim Jong-un?

"Espada preferida"

Nadie hubiera apostado por este escenario a finales del año pasado, cuando Corea del Norte, que acababa de llevar a cabo su sexto ensayo nuclear y multiplicar los lanzamientos de misiles, amenazó con bombardear Estados Unidos con fuego atómico. Con intercambio de insultos entre Trump y Kim incluidos.

Mientras Pyongyang huía hacia adelante en dirección a la energía nuclear, el Consejo de Seguridad de la ONU reforzó sus sanciones en 2016 y 2017.

Los datos del problema -uno de los más espinosos del mundo- son de sobra conocidos: Washington pide a Pyongyang renunciar a las armas nucleares que el régimen norcoreano presenta como su "espada preferida", un seguro de vida frente a las amenazas estadounidenses de invasión.

El sábado Kim anunció una moratoria en los ensayos nucleares y los lanzamientos de misiles balísticos de largo alcance, afirmando que se cumplieron los objetivos.

No se ha comprometido a nada más pero eso no impidió que Trump reclamara la victoria en un tuit: "No hemos cedido en nada y ellos han aceptado la desnuclearización (muy buena para el mundo), el cierre de emplazamientos y el final de los ensayos".

En contexto: Corea del Norte anuncia el cese de ensayos nucleares y de misiles de su país

Moon vio en el anuncio de Pyongyang "una decisión importante hacia la desnuclearización total de la península coreana".

Excepto que el Norte ya ha hablado de moratorias y desnuclearización en el pasado.

"Hay muchas formas diferentes de interpretar las formulaciones norcoreanas: al pie de la letra, entre líneas o bajo el prisma de sus propias esperanzas", advierte Koh Yu-hwan, profesor de Estudios Norcoreanos en la Universidad Dongguk.

Motivaciones divergentes 

No obstante los tres principales actores del caso tienen motivaciones divergentes, explica.

"Lo más urgente para Trump es evitar que Corea del Norte se haga con un misil intercontinental. Corea del Norte quiere evitar bombardeos estadounidenses y negociar como potencia nuclear para mejorar la economía".

"Corea del Sur quiere que el Norte y Estados Unidos dialoguen para una resolución pacífica y retomar los vínculos intercoreanos".

Polos opuestos

El líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, recorrieron caminos diametralmente diferentes hasta llegar al poder, pero ambos celebrarán el viernes una cumbre en la Zona Desmilitarizada (DMZ) que divide la península.

Los padres de Moon nacieron en una pequeña localidad de la región de Hungnam, en la actual Corea del Norte. Su padre, Moon Yong-hyung, estudió en una escuela de élite antes de trabajar como funcionario a nivel local.

A finales de 1950, en plena guerra de Corea, Hungnam estaba sitiada por las fuerzas de Kim Il Sung. La familia Moon fue parte de los 100.000 civiles que huyeron del Norte en el marco de la "Evacuación Hungnam", una de las operaciones estadounidenses de rescate de civiles más importantes.

Moon Jae-in nació en un campo de refugiados de Geoje, en la actual Corea del Sur. Su padre, un intelectual poco ducho para los negocios, se endeudó mucho y cayó en una depresión.

"Cuando abría un pequeño comercio lo hacía en lugares donde todo el mundo decía que nunca funcionaría. Era así todo el tiempo", escribió Moon en su autobiografía.

La familia subsistía gracias a la ayuda alimentaria de religiosas católicas, confesión que profesa Moon. A base de pequeños trabajos, su madre, Kang Han-ok, se convirtió en el principal sustento de la familia. El futuro presidente la acompañaba a menudo tirando de un carrito lleno de carbón para vender.

Sobre su padre, fallecido en 1958, Moon escribió: "Sufrió toda su vida, pobreza y como refugiado. Esperaba tanto de mi, pero murió sin verme tener éxito". 

Puede leer: Trump vs. Kim: encuentro de alto riesgo, con la bomba atómica como telón de fondo

El surcoreano heredó de su progenitor sus capacidades intelectuales y su predilección por las cuestiones sociales, convirtiéndose en abogado y defensor de derechos humanos durante la dictadura de Park Chung-hee. En 2003 fue nombrado colaborador del presidente de izquierda Roh Moo-hyun.

En 2007 participó en la última cumbre intercoreana de Pyongyang, en su condición de director de gabinete del presidente.

En 2012 perdió las elecciones presidenciales ante la hija de Park, Park Geun-hye, a la que sucedió en 2017 tras su destitución.

Lujo y anonimato 

Según las biografías oficiales, el padre de Kim Jong Un, Kim Jong Il, nació en 1942 en un campo de la guerrilla antijaponesa del monte Paektu, un lugar sagrado para los norcoreanos.

Pero tanto los especialistas independientes como los archivos soviéticos consideran que nació un año antes en un pueblo de Siberia en el que su padre, el fundador del país Kim Il Sung, vivía en el exilio.

Los primeros años de la vida de Kim Jong Un también son un misterio y ni siquiera se conoce su fecha de nacimiento.

Pero sí se sabe que creció en la opulencia.

Su madre era la tercera esposa de Kim Jong Il, Ko Yong Hui, una japonesa de origen coreano.

Kim realizó sus estudios en Suiza. Según la prensa, tanto sus amigos de la escuela como el personal educativo ignoraban quién era y lo recuerdan como un alumno tímido al que le gustaba el esquí, Jean-Claude Van Damme y el básquet.

Se cree que actualmente tiene 35 años y que se habría enterado de que heredaría el poder con ocho años, cuando recibió un uniforme de general.

Sus primeras apariciones en público fueron a partir de 2008, tras el accidente cerebrovascular de su padre.

Cuando heredó el poder, en 2011, se le consideraba inestable, vulnerable y susceptible de ser manipulado.

Pero no tardó en asentar su autoridad, aunque fuera recurriendo a la ejecución por traición de su influyente tío Jang Song Thaek, en 2013. Y el año pasado, su medio hermano Kim Jong Nam fue asesinado en Kuala Lumpur. Un hecho en el que los expertos ven la mano de Pyongyang.

Con su peinado, su vestimenta y su forma de hablar, Kim adoptó el estilo de su abuelo, Kim Il Sung, un venerado personaje.

Presidió la fulgurante aceleración de los programas balístico y nuclear de su país. 

Pero a nivel internacional, apenas debuta. Hasta su viaje sorpresa a Pekín el mes pasado, la personalidad extranjera más importante con la que se había encontrado era Dennis Rodman, la exestrella de los Chicago Bulls.