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Daniel Ortega en Nicaragua, una amenaza a la democracia
La oposición en Nicaragua ha hecho temblar al régimen de Daniel Ortega. Ad portas de elecciones generales, el presidente les declaró la guerra a la oposición y a los medios independientes. Un ataque directo a la libertad de prensa y, por ende, a la democracia.
Daniel Ortega se está aferrando con dientes y uñas al poder. A pesar de que las elecciones generales están previstas para el 7 de noviembre, el exguerrillero, de 75 años, en búsqueda de su tercer mandato consecutivo, empezó a limpiar el camino desde ya. A él no le tembló el pulso para lanzar duros ataques a la oposición y a la prensa, pilares fundamentales para el correcto desarrollo de la democracia. Sin embargo, esta persecución revive un peligroso precedente de los regímenes autoritarios, que se replican por todo el mundo.
El primer dardo del mandatario lo recibió la oposición. Cristina Chamorro, periodista y precandidata opositora a la presidencia, fue citada sorpresivamente para que respondiera por unas supuestas “inconsistencias en los reportes financieros” de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro.
Según el Ministerio de Gobernación, en los informes se encontraron “claros indicios de lavado de dinero”.Ortega la sacó del camino. En Nicaragua toda persona bajo investigación fiscal tiene vetada la participación en cargos sujetos a elección.
Chamorro no dudó en defenderse y en señalar al presidente como el responsable de toda la investigación. “Daniel Ortega le tiene miedo al pueblo de Nicaragua, ese es el hombre que está muerto de horror, porque sabe que nosotros unidos vamos a derrotarlos en las próximas elecciones”; y expresó que siente “que esta investigación es para intimidar a toda Nicaragua. Es una citatoria con la que están atentando contra el derecho de los nicaragüenses a votar en las próximas elecciones”.
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Chamorro, la figura de la oposición más relevante de cara a las presidenciales de noviembre, invitó a toda la oposición a unirse para derrotar al Frente Sandinista, de izquierda, que ha gobernado al país desde 2007.
La evidente persecución a la opositora suscitó el rechazo generalizado de los medios de comunicación críticos del Gobierno. Una excusa perfecta para que Ortega atacara nuevamente la libertad de prensa en Nicaragua.El Ministerio Público citó a varios periodistas, entre los que se destaca la corresponsal de Univisión en Nicaragua, María Lilly Delgado, y el director de Radio Corporación, Fabio Gadea Mantilla, para vincularlos a la investigación en contra de la precandidata presidencial.
Delgado utilizó su cuenta de Twitter a fin de comunicar su citación y tildarla como parte de un plan para “silenciar a la prensa independiente del país”. Posteriormente, declaró: “Nosotros creemos que está dentro de un plan para silenciar y para intimidar realmente todo tipo de voz crítica, todo tipo de voz que denuncie la crisis que vive Nicaragua, la crisis sistemática de violación de derechos humanos, que no lo decimos solo los periodistas, lo dicen organismos internacionales, lo dice la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, lo dice Naciones Unidas, eso no es noticia falsa”.
Pero el ataque no se detuvo ahí. La policía de Nicaragua allanó nuevamente la sede de la revista Confidencial, medio dirigido por el periodista Carlos Fernando Chamorro, hermano de la precandidata, crítico con el régimen, tal como sucedió en 2018 cuando sus equipos fueron confiscados. El Gobierno acusa a estos medios de impulsar las manifestaciones que pedían la salida del presidente en 2018, y en las que murieron más de 300 personas.
Chamorro denunció, en un programa de radio, que Leonel Gutiérrez, camarógrafo del medio, fue detenido por la policía durante el allanamiento y, posteriormente, trasladado a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial, en Managua, denunciadas como centros de tortura por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.Los frontales ataques de Ortega encendieron las alarmas de la comunidad internacional. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores galo, Agnès von der Mühll, declaró que “Francia condena con firmeza esos ataques graves contra la libertad de prensa y pide a Nicaragua que respete los compromisos internacionales, en particular, en materia de derechos humanos, que ha suscrito”.
A pesar de las graves denuncias, el panorama sigue siendo el mismo, y no solo en Nicaragua. Los regímenes totalitarios, una vez en el poder, encontraron en la prensa crítica su más grande adversaria. Cada vez son más los periodistas y medios de comunicación atacados en países como Nicaragua o Venezuela, donde el colapso de la democracia lleva años, y en otros donde el deterioro parece producirse de forma más abrupta, como en El Salvador de Nayib Bukele. Allí, el poco acceso a la información y los ataques a periodistas de investigación se han convertido en el pan de cada día, además de constantes campañas de persecución en contra de los comunicadores críticos del oficialismo.
En Venezuela, dos décadas de agresiones del chavismo han reducido al mínimo las instituciones independientes. Declive representado en varios episodios. En 2007, Hugo Chávez, incómodo por las críticas, ordenó cerrar RCTV. En 2021 fue embargado el diario El Nacional como pago parcial de una indemnización por presuntos daños morales a Diosdado Cabello. No obstante, durante estas dos décadas se han presentado muchos más casos de abuso.
Decenas de emisoras apagaron sus micrófonos para siempre; los periodistas fueron detenidos, agredidos y exiliados; portales de noticias, bloqueados; cientos de periódicos cerraron; desaparición de coberturas en vivo de noticias y la autocensura de los canales privados por la presión gubernamental.
Con el paso de los años, el chavismo logró arrinconar y amedrentar al periodismo venezolano, que, aunque está débil, sigue luchando.No son hechos contados. En el mundo, cada vez son más los líderes totalitarios que, cegados por el poder, arremeten contra la oposición y la prensa, pilares fundamentales para configurar una democracia sana.
Ortega es el claro ejemplo: aferrado a la presidencia y enceguecido por ella, hará hasta lo imposible por boicotear cualquier intento por derrotarlo a él y a su partido. Mientras que la oposición y la libertad de prensa lucharán para regresarle a Nicaragua la tan anhelada democracia.