Daños en muebles, alfombras y vidrios rotos: así dejó Jair Bolsonaro el Palacio de la Alvorada al terminar su mandato

El pasado 1 de enero, Luiz Inácio Lula da Silva juró como presidente de Brasil y se convirtió en el jefe de estado número 39 del país suramericano tras vencer en las urnas al expresidente Jair Bolsonaro.

Como es usual, luego de la toma de posesión, la familia del nuevo mandatario del país se dirige al Palacio de la Alvorada para comenzar una nueva vida por los próximos cuatro años; este lugar será la residencia oficial del presidente de la República Federativa de Brasil, ubicado en la zona Cívico-Administrativa de Brasilia.

La socióloga Rosângela da Silva, quien se convirtió desde el 1 de enero en la primera dama de la nación, dejó entrar al medio GloboNews de Brasil a su residencia para mostrar lo que sería el nuevo hogar de la familia del mandatario.

“Lula da Silva criticó el estado actual de conservación de Alvorada. Todo lo que sale del palacio debe ser registrado”, dijo el medio brasileño al publicar las imágenes de la residencia presidencial.

Fue la periodista Natuza Nery la invitada por “Janja”, como le llaman a la primera dama, para conocer de primera mano en qué estado dejó el saliente presidente Jair Bolsonaro la residencia oficial.

En el video se puede apreciar alfombras dañadas, ventanas rotas y algunas paredes con filtraciones de agua en las áreas privadas y las habitaciones de la residencia presidencial, un espacio en el que vivirá la familia presidencial durante los próximos años.

La primera dama señaló al medio brasileño que, aparte de algunos sofás rotos, hay obras de arte que no están y que aún no han sido rastreadas para conocer su ubicación actual.

“Natuza Nery entrevistó a la primera dama Rosângela da Silva, Janja, en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia de la República, en Brasilia”, publicó el medio en su cuenta de Twitter.

En la enorme sala de reuniones de la presidencia -que es también llamado el “salón de actos”-, ‘Janja’ mostró las obras de arte que están deterioradas por el sol; también se encontraron pertenencias de Bolsonaro, como un esfero Bic en la mesa de la biblioteca oficial.

El Palacio de la Alvorada fue diseñado por Oscar Niemeyer e inaugurado en 1958, siendo una de las primeras estructuras construidas en la nueva capital de la República sigue con los principios de simplicidad y modernidad como narra ArchDaily, un portal de internet dedicado a la arquitectura.

El edificio tiene una superficie de 7.000 metros cuadrados y tres pisos, sótano, planta baja y segundo piso, con áreas como auditorio, cocina, lavandería, centro médico en la parte del sótano y las habitaciones en el segundo piso.

El estado general del edificio, según las imágenes emitidas por GloboNews, no es el mejor y requiere muchas reparaciones, lo que hace que se retrase la mudanza de la familia da Silva a su nueva residencia.

Según la primera dama, Lula está conmocionado y decepcionado después de visitar la Alvorada y encontrar la residencia en malas condiciones, el mismo lugar donde vivió entre los años 2003 y 2010 cuando fue presidente de la nación.

“Sofás y alfombras rotas, infiltraciones... ¡¿Qué es esto, Michelle?!”, reaccionó en su cuenta de Twitter la diputada federal Joice Hasselmann.

La intención de la primera dama es iniciar una remodelación en una parte de la residencia en los próximos 20 días para que puedan mudarse, mientras que otros arreglos locativos dentro de la casa deberán hacerse cuando el presidente ya esté viviendo en el palacio de la Alvorada, como cuenta GloboNews.

La ausencia de Bolsonaro en la investidura de Lula, ¿a qué se debe?

El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, estuvo ausente en la posesión y toma de investidura de su rival, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva.

El derechista viajó el pasado viernes 30 de diciembre a Estados Unidos, a dos días del fin de su mandato, y tras despedirse de sus seguidores en una transmisión en vivo por sus redes sociales, aunque sin mencionar el viaje, Bolsonaro embarcó rumbo al estado de Florida, en el sureste de Estados Unidos, en un avión de la Fuerza Aérea.

En ese sentido, ese mismo avión militar, identificado con el código BRS1, aterrizó en la ciudad de Orlando, según el sitio web de seguimiento de vuelos Flightaware.

El ultraderechista, que permaneció prácticamente en silencio desde la derrota electoral sufrida en el balotaje de octubre, se ausentó así de la toma de posesión de Lula da Silva (PT, Partido de los Trabajadores) el domingo, algo que no ocurre desde la vuelta de la democracia en Brasil, en 1985.

“Asumiré el cargo tan pronto el avión de Bolsonaro salga del espacio aéreo brasileño. Todo va a transcurrir con tranquilidad en el país hasta que el presidente Lula asuma”, dijo en su momento el vicepresidente, Hamilton Mourao, al portal de noticias G1.

Por su parte, la Secretaría General de la Presidencia autorizó el traslado al exterior de una comitiva de funcionarios para dar “seguridad y apoyo personal al hoy expresidente de la República, Jair Messias Bolsonaro” en un viaje internacional a “Miami, Estados Unidos, a realizarse del 1º al 30 de enero de 2023″, según consta en el diario oficial de este viernes.

Un conjunto de automóviles utilizados por la presidencia salieron poco antes de las 2:00 p. m. de la residencia oficial de la Alvorada, en Brasilia, sin poder confirmar que el presidente viajara a bordo.

¿Fuga?

El viaje de Bolsonaro se transformó rápidamente en uno de los asuntos más comentados en Twitter, donde muchos opositores lo acusaron de “fugarse” del país para evitar eventuales problemas judiciales una vez que termine su mandato y pierda sus fueros especiales, puesto que es investigado entre otras cosas por supuesta divulgación de información falsa.

Para el analista Creomar de Souza, de la consultora política Dharma, se trata más bien de un “intento de continuar negando la realidad, de deslegitimar al próximo gobierno”.

“Un presidente pasando la banda presidencial transmite la idea de que la elección acabó, permite la pacificación del país. (Con su ausencia) es como si Bolsonaro estuviera diciéndoles a sus seguidores que se niega a aceptar el resultado”, opinó Souza.

En su transmisión en vivo por las redes de este viernes, Bolsonaro se dirigió a los centenares de seguidores que continúan movilizados frente a sedes militares en Brasilia y otras ciudades, pidiendo una intervención de las Fuerzas Armadas para impedir el regreso de Lula al poder.

“Algunos deben estar criticándome, diciendo que podría haber hecho esto o aquello (...) No puedo hacer algo que no sea bien hecho, sin que los efectos colaterales sean demasiado dañinos”, justificó el mandatario.

Pese a defender a los manifestantes, criticó una tentativa de ataque con explosivo en los alrededores del aeropuerto de Brasilia por parte de un seguidor suyo la semana pasada. “Nada justifica esa tentativa de acto terrorista”, subrayó.

Ese y otros actos de vandalismo protagonizados por seguidores bolsonaristas en diciembre en la capital obligaron a reforzar la seguridad de la toma de posesión de Lula.

Será la primera vez desde 1985 que un presidente saliente no entrega la banda presidencial a su sucesor. Ese año, el último presidente de la última dictadura militar, el general João Figueiredo, se rehusó a participar en la ceremonia de investidura de José Sarney, quien recibió la banda de parte de un funcionario del Planalto, según reportes de época de O Globo.

Bolsonaro publicó varios de sus “logros” después de la toma de posesión de Lula, a través de su cuenta de Twitter.

“El ritual de transición es un simbolismo, no existe regla específica ni castigo para un presidente que no quiera asistir”, a pesar de la importancia que tiene el gesto para “fortalecer la democracia”, explicó Oliver Stuenkel, profesor de Relaciones Internacionales de la Fundación Getulio Vargas.

Con información de AFP*