David Reimer: el trágico caso y final de un niño obligado a crecer como niña; esta es la historia

Identificarse como mujer u hombre y someterse a intervenciones para reasignación de sexo es un tema que, con el paso del tiempo, se ha abordado más abiertamente que años atrás. No pasaba lo mismo en la década de los sesenta, cuando ello se tomaba con “pinzas” o podía ser calificado de tabú.

El caso de David Reimer sigue haciendo eco a más de 60 años de ocurrir, pues generó un choque entre la biología y la crianza que terminó con un trágico desenlace. Lo que comenzó como un “error médico”, y dio paso a un experimento, terminó dejándole secuelas a un niño canadiense, de las cuales nunca llegó a recuperarse.

Transcurría la década de los sesenta y la familia de los norteamericanos, Janet y Ron, se creció cuando tuvieron a los gemelos Brian y Bruce Reimer. Los pequeños eran como otros niños de su edad; sin embargo, tras siete meses de nacidos, ambos experimentaron dificultades para orinar y fue el comienzo del ‘tormento’, sobre todo para uno de ellos.

Así comenzó una vida de suplicio

Cuando los progenitores se percataron de esa anomalía, no dudaron en consultar al médico y, posteriormente, se les informó que era necesaria una circuncisión. Esta práctica consiste en cortar la piel que cubre la punta del pene, pero el procedimiento con uno de los bebés devastó a la familia canadiense.

Por aparente equivocación, los cirujanos utilizaron con Bruce una aguja cauterizadora en vez de un bisturí; el elemento tuvo una falla que elevó la corriente y quemó los genitales del menor. En ese momento, sus padres se vieron enfrentados, seguramente, a la que pudo ser una de las decisiones más difíciles de su vida.

El siguiente paso fue llevarlo a Baltimore y tuvieron una consulta con el psicólogo, John Money, quien durante años mantuvo la teoría de que la identidad sexual no estaba ligada a la biología sino a la crianza. Para él, esta podía irse desarrollando con el tiempo y dio a los Reimer una sugerencia que los marcó para siempre.

Una decisión que terminó en tragedia

Money le sugirió a los papás de Bruce que le criaran como si fuera una niña y les advirtió sobre no revelarle nunca ese secreto. Los canadienses aceptaron aquella recomendación y, posteriormente, aprobaron la castración antes de empezar a llamar a uno de sus gemelos como Brenda, según informa El Confidencial.

El psicólogo siguió de cerca la evolución de la niña y denominó el caso como John/Joan con lo que buscaba también demostrar su creencia de que no importaba el sexo con el cual hubiese nacido un bebé para determinar su conducta. Este hombre defendía la construcción social como la responsable.

“Su comportamiento es claramente como el de una niña, muy distinto de las maneras del chico, su hermano gemelo”, aseguró John Money en la publicación de un estudio en 1975. Según pensó, en ese momento, el “experimento” había sido exitoso.

Así fue el final de los gemelos

El paso del tiempo fue representando un revés en la teoría del psicólogo, pues Brenda mostraba comportamientos masculinos y, desde la niñez, ya enfrentaba problemas para relacionarse con otros o sentirse parte de un grupo. A los 13 años, y al ver que la conducta de quien había nacido como niño aludía a ese género, sus papás le dijeron la verdad.

En ese momento Brenda pasó a llamarse David Reimer y, según medios internacionales, en medio de su nueva transición tuvo una cirugía reconstructiva, además de no volver a las consultas con Money. Pese a que no podía ser padre, años más tarde se casó con una mujer que ya tenía tres hijos.

La vida llena de ‘tropiezos’ que llevó David lo acompañó hasta el final de sus días, pues en el año 2002 su hermano gemelo Brian murió por una sobredosis. Según El Confidencial, la situación fue empeorando cuando dos años más tarde su matrimonio colapsó y, en ese mismo periodo, terminó con su vida.